Una figura pol¨¦mica

Desde que comenz¨® a ejercer su cargo de presidente del Congreso de los Diputados, la figura de Gregorio Peces-Barba ha arrastrado consigo la pol¨¦mica: desde su inicial decisi¨®n de mantener la exenci¨®n de incompatibilidades para el personal de las Cortes, hasta la prohibici¨®n de fumar en el hemiciclo, han sido varias las medidas personalmente decididas por ¨¦l -y posteriormente refrendadas por la Mesa de la C¨¢mara- que han merecido encendidos elogios de unos sectores y duras cr¨ªticas procedentes de otros.Su confesada obsesi¨®n por potenciar la independencia del legislativo le ha llevado en no pocas ocasiones a magnificar los aspectos puramente institucionales y ornamentales, relegando un tanto el fondo estrictamente parlamentario. Su celo reglamentista le llev¨® a no pocos encontronazos con los diputados: hace poco m¨¢s de dos meses prometi¨® "moderarse" en el ejercicio de su cargo.

Hoy, Peces-Barba puede gloriarse de haber logrado un salario m¨¢s que digno para los diputados -una media de 250.000 pesetas brutas mensuales, seg¨²n condiciones personales de cada cual- y para ¨¦l mismo, que ve sus esfuerzos recompensados con un salario bruto anual de 7.546.000 pesetas, incluidos gastos de representaci¨®n. Algo por encima de lo que cobra el presidente del Gobierno por los mismos conceptos, siempre de acuerdo con las fuentes oficiales: 7.238.000 pesetas brutas anuales. En el presente ejercicio, sin embargo, los salarios se han limitado a acoger el aumento de los funcionarios de la Administraci¨®n p¨²blica, el 6,5%.

Esta misma tendencia a la potenciaci¨®n del legislativo le llev¨®, ya en 1983, a incrementar las remuneraciones del personal de las Cortes en un 67%, si bien la mayor parte de este aumento fue a parar a la Seguridad Social, de acuerdo con explicaciones parlamentarias posteriores. Y ahora planea una ampliaci¨®n f¨ªsica de las instalaciones de la carrera de San Jer¨®nimo, que pr¨¢cticamente duplicar¨¢, seg¨²n algunas estimaciones -no se han facilitado los detalles concretos del proyecto-, las dimensiones actuales del Congreso de los Diputados. De la misma manera que en los ¨²ltimos cuatro a?os se ha duplicado el personal al servicio de las Cortes Generales, que totaliza ya unas 600 personas, de las que m¨¢s de 400 se encuentran en el Congreso.