A la b¨²squeda del robot creativo
En 1950 -explica el autor espa?ol Copegui- poco despu¨¦s de que se construyera el primer ordenador electr¨®nico digital, el especialista Turing se plante¨® la posibilidad de construir m¨¢quinas electr¨®nicas que actuaran de forma inteligente. Posteriormente, autores como Wiener y Shanon insistieron en este mismo tema.Desde entonces el inter¨¦s por la investig ion e a in e igencia ificial se ha incrementado a medida que iban apareciendo nuevas m¨¢quirias electr¨®nicas mucho m¨¢s sofisticadas. En la actualidad la inteligencia artificial est¨¢ considerada como una ciencia que se ense?a en algunas universidades del mundo.
Pero a pesar de la dedicaci¨®n que se le presta, ni su campo ni mucho menos sus posibilidades se encuentran bien definidos. Est¨¢ relacionada, por una parte, con la autom¨¢tica, la cibern¨¦tica y la teor¨ªa de la informaci¨®n. Pero adem¨¢s interacciona con ramas del saber muy poco afines a las anteriormente descritas, como la psicolog¨ªa, la sociolog¨ªa e incluso la ¨¦tica y la filosoria.
El desarrollo de la inteligencia artificial est¨¢ pasando en la actual¨ªdad por muchas dificultades. Existen cient¨ªficos, soci¨®logos y fil¨®sofas que recomiendan abandonar la investigaci¨®n sobre este tema, bien porque se trata de una meta te¨®rica imposible o porque en el supuesto de que se alcanzara, los peligros de la construcci¨®n de una m¨¢quina inteligente capaz de hablar, pensar y hasta sentir ser¨ªan mayores que las ventajas.
Los japoneses est¨¢n, no obstante, convencidos del ¨¦xito y han aplicado importantes esfuerzos y recursos a la construcci¨®n de m¨¢quinas inteligentes que esperan poner pronto en el mercado.
En Espa?a, donde la investigaci¨®n sobre inteligencia artificial es precaria, se ha constituido la primera Asociaci¨®n Espa?ola para la Inteligencia Artificial (AEPIA), auspiciada por FUNDESCO e integrada en principio por profesores de las universidades del Pa¨ªs Vasco, de Barcelona y de Madrid.
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