Las pensiones bajan

Cuando se anuncien las dr¨¢sticas reducciones de las pensiones de la Seguridad Social a nadie podr¨¢ coger por sorpresa. Psicol¨®gicamente se est¨¢ preparando el camino, y a buen entendedor le bastan las sucesivas declaraciones oficiales sobre la cuesti¨®n y la publicidad de empresas aseguradoras y financieras sobre la necesidad de otras formas voluntarias y complementarias para asegurar una jubilaci¨®n digna.El ministro de Econom¨ªa y Hacienda, Miguel Boyer, se refiri¨® ayer en su intervenci¨®n en el Senado a esta inquietante cuesti¨®n. En el el¨ªptico lenguaje de los ministros -los de antes, los de ahora y los del futuro-, Miguel Boyer no habl¨¦ de reducci¨®n de pensiones, sino de reforma en el sistema de jubilaciones. El resultado ser¨¢ el mismo: una pensi¨®n reformada ser¨¢ sensiblemente menor a la que estaba sin reformar.

Matem¨¢ticamente, las explicaciones aportadas por el ministro pueden ser impecables. La Seguridad Social ha de arrastrar un tremendo d¨¦ficit, que s¨®lo podr¨¢ ser soportable con la reforma, el reajuste -otro eufemismo- o la pura y llana rebaja de las perislones. Las cuentas pueden ser matem¨¢ticamente impecables, si se tiene en cuenta que cada vez son menos los que cotizan y que cada vez son m¨¢s los que perciben. No haber sabido intuir que la ciencia m¨¦dica prolongar¨ªa la vida es un error imputable a los que fr¨ªvolamente establecieron un c¨¢lculo de cotizaciones equivocado, si no demag¨®gico.

El caso es que m¨¢s de una generaci¨®n, la que percibe ya pensiones y la que se aproxima a la edad de clases pasivas, tiene todo el derecho a considerarse enga?ada por las matem¨¢ticas. Las mismas matem¨¢ticas con las que, quiz¨¢, se esfumaron sus ahorros, en unas inversiones tan inseguras como se demuestra que habr¨¢n sido sus potizaciones a la Seguridad Social.

, 26 de junio