Bloquistas
De siempre ha sido un desaf¨ªo el separar lo nuevo de lo novedoso y asumirlo como factor de lo hist¨®rico, es decir como factor de progreso, desde la perspectiva de darle a la historia un sentido conducido por los hombres. las situaciones hist¨®ricas vienen de lejos y van m¨¢s lejos, pero es preciso aprehenderlas en un momento dado para comprobar su sentido y ver qu¨¦ elementos nuevos est¨¢n condicionando esa finalidad. Vivimos en un mundo resultante del desarrollo capitalista, incluidas sus contradicciones, y redividido a partir de las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial. La bipolarizaci¨®n actual ya est¨¢ impl¨ªcita en Yalta y Potsdam y el factor nuevo que la afecta es el empate nuclear, la disuasi¨®n mutua como estrategia bifronte y tensa entre guerra y paz. La disuasi¨®n mutua es el grado de conciencia superior que gravita sobre lo hist¨®rico, pero, naturalmente, no es s¨®lo una abstracci¨®n conceptual para los literatos de la guerra fr¨ªa: es una teor¨ªa y una pr¨¢ctica. Y vaya pr¨¢ctica.Como tal pr¨¢ctica condiciona el desarrollo econ¨®mico, t¨¦cnico y cient¨ªfico de la humanidad desde los dos polos emisores de disuasi¨®n mutua. Si en estos momentos, San Miguel ?rcangel llegara con la consigna de una pacificaci¨®n universal radical, estallar¨ªa el sistema econ¨®mico mundial y se hundir¨ªan las estructuras estatales que en Oriente y Occidente legitiman la mutua vigilancia, la mutua disuasi¨®n. Sin necesidad de esperar la ayuda de la divina providencia, aunque sin desde?arla del todo, ha habido un constante esfuerzo de la conciencia intelectual de vanguardia para no dejarse apresar por la bipolarizaci¨®n, para no tener que elegir y asumir esa alineaci¨®n, ese filtro determinista de la realidad hist¨®rica. La sospecha de que el equilibrio del terror se ha convertido en un equilibrio entre terrores va propiciando una toma de conciencia cr¨ªtica contra esa encerrona l¨®gica. Hasta ahora la cr¨ªtica de la bipolarizaci¨®n pasaba por ser la respuesta m¨¢s nueva al factor m¨¢s nuevo y se traduc¨ªa en una conducta intelectual por la paz, por encima de la pol¨ªtica de bloques, en contra del armamentismo y de la nuclearizaci¨®n de la tierra. frente a este pacifismo, tolerado durante los a?os de relax del boom neocapitalista, se ha reconstruido la contrapropaganda de su instrumentalizaci¨®n por parte de la uni¨®n sovi¨¦tica, ¨¢vida de un desarme objetivo y subjetivo de occidente, mientras sus fronteras permanecen impermeables a esas influencias pacificadoras. Pero por si la t¨¦cnica de manchar de sospecha al antagonista no fuera suficiente, empieza a conformarse un frente ideol¨®gico de progresistas bipolarizadores y bloquistas que asumen la filosof¨ªa de la disuasi¨®n mutua present¨¢ndola como ¨²nica garant¨ªa de paz, aunque adorn¨¢ndola con luces y adornos posmodernos y pring¨¢ndola con vaselinas maquiav¨¦licas de progresismo l¨®gico.
Dado que la pol¨ªtica de bloques est¨¢ ah¨ª y depende de poderes e intereses pr¨¢cticamente inamovibles, lo que hay que hacer es tomar un compromiso de partida relativo, que cree la imagen n¨ªtida de qui¨¦n es el enemigo, pero sin asumirque el otro bloque sea realmente amigo, sino un ineludible compa?ero de viaje disuasor, al que hay que reconducir hacia el camino de un humanismo real. Si tenemos claro al enemigo y la insuficiencia del amigo necesario y nos metemos en su bloque, pero con reparos, estaremos en mejores condiciones de supervisar las intenciones defensivas, no agresivas, de ese cotarro, desde la autoridad moral que nos dar¨ªa el compromiso. Es decir, luchar por el sentido hist¨®rico pac¨ªfico del atlantismo desde dentro del atlantismo.
Una de dos, o se trata de una tesis construida ad hoc para sacar de un apuro hist¨®rico y dial¨¦ctico a quien no sabe o no puede salirse de ¨¦l o estamos ante un planteamiento l¨ªrico de la correlaci¨®n de fuerzas dentro del sistema capitalista, un planteamiento de discurso de entrega de diplomas en la fundaci¨®n pablo iglesias o de galardones en los juegos florales de babia. Son pues dos propuestas po¨¦ticas igualmente simp¨¢ticas, porque nada hay m¨¢s generoso en un intelectual que construir teor¨ªa para regal¨¢rsela a un amigo con motivo de un cumplea?os problem¨¢tico y es hermoso que a estas alturas de la historia alguien crea que una espa?a atl¨¢ntizada estar¨¢ en condiciones de no actuar objetivamente como comparsa en el juego de intereses econ¨®micos, pol¨ªticos y militares que gravitan desde el centro del imperio.
El final feliz no existe y en esta evidencia descansa la existencia misma de lo hist¨®rico. dram¨¢ticamente, Hoy por hoy desde europa s¨®lo se puede salir de la alineaci¨®n bipolarizadora luchando contra la bipolarizaci¨®n con todas sus consecuencias, para empezar convirti¨¦ndolo en un hecho de conciencia sublimado de condiciones reales. Asumir un grado de bipolarizaci¨®n, el que sea, implica entrar en una dial¨¦ctica de v¨ªctimas y verdugos, de amos y esclavos con el atuendo de matarifes, subvencionado por alguna de las marcas que controlan el mercado de la muerte. Lo nuevo es asumir el salto al vac¨ªo del paciente y la nuetralidad como fuerzas ¨¦ticas que necesariamente ser¨¢n fuerzas pol¨ªticas. Est¨¢ m¨¢s cerca de esta relaci¨®n el que intuye que nada suyo se est¨¢ dirimiendo dentro de ese sistema industrial de la muerte que es el equilibrio del terror, que el que se esfuerza por racionalizar esa dependencia y redimir al asesino con una mezcla de vigilancia, constancia, fidelidad y mano izquierda. otra cosa es que en espa?a una derrota de la bipolarizaci¨®n representara una derrota del psoe, una tr¨¢gica derrota hist¨®rica de la izquierda. por lo tanto los esfuerzos han de orientarse a apartar al actual gobierno del psoe del sumidero de la bipolarizaci¨®n e incitarle en que haga suya a esa inmensa mayor¨ªa neutralista. Sorprende que el actual gobierno analice el tema casi exclusivamente a partir de la sabidur¨ªa secreta del poder y se enfrente a la sabidur¨ªa real de la inmensa mayor¨ªa. Si nos bipolarizan por razones de estado habr¨¢ que cambiar esas razones, en el supuesto caso de que este estado tenga razones de repuesto. buscarlas tal vez ser¨ªa un objetivo intelectual m¨¢s interesante que falsificar la conciengia popular realmente existente.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.