Hermam Shultze
El qu¨ªmico alem¨¢n considerado el padre de la inmunolog¨ªa, descubridor de la gamma-globulina, vive una vejez pl¨¢cida, en su retiro de Tenerife
Hermann Shultze naci¨® el ¨²ltimo a?o del siglo pasado en Francfort (Alemania del Oeste) y acaba de cumplir 85 a?os de edad en Tenerife. Su nombre entr¨® en la historia, al t¨¦rmino de la segunda guerra mundial, como el padre de la inmunolog¨ªa. Fue el descubridor de una importante prote¨ªna, la gamma-globulina, que constituy¨® un hito en la historia de la medicina comparable al hallazgo de la penicilina. Desde hace 20 a?os, el sabio ha encontrado un refugio pl¨¢cido en la isla canaria.
Hace 20 a?os, cuando viv¨ªa en la ciudad germana de Marburgo, "me sonri¨® la suerte", afirma. Estaba convencido de que hab¨ªa llegado la hora del retiro porque le obsesionaba la idea de convertirse en un estorbo, "en el profesor viejo que todo lo sabe". Decidi¨® entonces, en compa?¨ªa de su esposa, Luise, desplegar un mapa y eligi¨® Tenerife para disfrutar su jubilaci¨®n voluntaria.Se iluminan sus escrutadores ojos al retroceder en el tiempo para hacer recuento de lo que fue su labor cient¨ªfica. El d¨ªa y la noche le resultaban cortos en aquellos tiempos para su desenfrenada carrera hacia la b¨²squeda de las prote¨ªnas necesarias para combatir enfermedades como el t¨¦tanos, la difteria, la poliomielitis, entre otras, que causaban fuertes estragos en el primer tercio de este siglo. Los nazis reg¨ªan los destinos de su pa¨ªs de origen. La humanidad se hab¨ªa enzarzado en una de las batallas m¨¢s cruentas de la historia, la segunda guerra mundial. Entretanto, libraba su lucha particular: descubrir la sustancia que impidiera millones de muertes por una simple infecci¨®n.
El t¨¦tanos era el c¨¢ncer de la ¨¦poca. "Los nazis insist¨ªan en que obtuvi¨¦ramos cuanto antes el remedio contra las infecciones que diezmaban las fuerzas de nuestro Ej¨¦rcito", recuerda Schultze, aunque no demuestra mucho inter¨¦s en recordar aquellos d¨ªas. Las sangr¨ªas de los soldados americanos, franceses, brit¨¢nicos, sovi¨¦ticos y griegos, "nuestros enemigos", indica, fueron la materia base de los trabajos que realizaba en el laboratorio y que le permitieron, al final, obtener 20 anticuerpos que han servido para salvar millones de vidas. "Ten¨ªamos establos en los que hab¨ªa hasta 1.000 caballos, porque la mayor¨ªa de nuestros estudios hab¨ªa, que hacerlos con suero animal", afirma el qu¨ªmico alem¨¢n, que dej¨® en su empe?o las pesta?as a lo largo de 40 a?os de su vida en los microscopios de un laboratorio, en Marburgo, que lleva el nombre del premio Nobel Behring.
Ahora, en su recoleta casa de camino de Farina, en la ciudad universitaria de La Laguna (Tenerife), se divierte con los arrebatos de su perro de raza alemana, Chico, del que dice que "est¨¢ loco. Ladra sin ton ni son. Est¨¢ m¨¢s viejo que yo". Vive en el m¨¢s absoluto anonimato. Ni siquiera sus escasos vecinos son capaces de identificarle con un qu¨ªmico. Se lamenta de que su jardinero no sea capaz de entablar una conversaci¨®n intelectual con ¨¦l, pero le disculpa porque nadie le iguala, dice, cultivando las flores de todo el mundo que embellecen la terraza de su chal¨¦.
Sus amigos y colegas que han viajado desde Alemania Occidental para felicitarle personalmente por los 85 a?os que ha cumplido estos d¨ªas le han tra¨ªdo unos regalos de entre los que Shultze prefiere el bast¨®n en cuya empu?adura est¨¢n grabadas las firmas de sus disc¨ªpulos. Le entusiasma que los alemanes le recuerden, aunque lleve 20 a?os ausente de su tierra. "Dej¨¦ Alemania del Oeste porque cre¨ª que era hora de que la juventud tomara el relevo", y agrega: "S¨ª, me gusta la juventud, y sobre todo la juventud inteligente".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.