Una redada que dur¨® siete horas
El Centro Esot¨¦rico de Investigaciones (Ceis) fue desarticulado el pasado 21 de junio en un operativo que planific¨® y dirigi¨® la polic¨ªa auton¨®mica catalana y en el que participaron 12 inspectores de la Jefatura Superior de Policia de Barcelona. La redada se inici¨® a las nueve de la noche y finaliz¨® siete horas m¨¢s tarde cuando la polic¨ªa hab¨ªa logrado ya entrar en cada uno de los 12 pisos de la secta. Sin embargo, el operativo continu¨® en los d¨ªas siguientes, mientras los responsables de la secta eran interrogados en la Direcci¨®n General de Seguridad de la Generalitat, con la localizaci¨®n de dos pisos m¨¢s y con el hallazgo de un archivo en el que se reun¨ªa la mayor par te de los clientes del Ceis, con sus caracter¨ªsticas psicol¨®gicas y sus apetencias sexuales.La denuncia contra el Centro Esot¨¦rico de Investigaciones y contra sus responsables qued¨® resumida en la escueta y as¨¦ptica nota de la Generalitat en la que se informaba de que las investigaciones se iniciaron ante la denuncia de un grupo de familiares de seguidores de la secta y prosiguieron con la infiltraci¨®n dentro del grupo de un miembro de la polic¨ªa auton¨®mica, quien confirm¨® muchas de las acusaciones de los familiares presentadas ante la Generafltat. La nota aseguraba que los presuntos responsables del Ceis podr¨ªan haber incurrido en la comisi¨®n de nueve delitos.
Pero el testimonio m¨¢s revelador es el de J. T., un joven periodista, vecino del Baix Llobregat, que voluntariamente se ofreci¨® a explicar a un diario la experiencia de su paso por la secta de Vicente Lapiedra. "Entr¨¦ en la secta a trav¨¦s de una chica que se llama Mercedes. Nos conocimos en una excursi¨®n y me dijo que David G¨®mez era un hombre muy majo que ayudaba a la gente. Despu¨¦s de un tiempo, me di cuenta de que pasaban cosas muy extra?as. Por ejemplo, la presi¨®n psicol¨®gica que sufr¨ªan los muchachos, lo que provocaba que algunos de ellos intentasen suicidarse. Incluso una chica tuvo que ingresar en un psiqui¨¢trico". J. T. afirmaba que los seguidores de Lapiedra eran personas con muchos problemas sociales o defectos f¨ªsicos. "Los hund¨ªan para despu¨¦s levantarlos". El objetivo era la perfecci¨®n. El medio, unas reuniones peri¨®dicas, unas ,convivencias sexuales los fines de semana y, en algunos casos, el accesso a algunas de aquellas viviendas repartidas por el Ensanche de Barcelona. Aquella dependencia psicol¨®gica ten¨ªa un precio que deb¨ªa pagarse con cualquier medio. Donde no llegaba el sueldo, alcanzaba la prostituci¨®n. "No s¨¦ de d¨®nde pod¨ªa salir el dinero. Me dijeron que algunas de las muchachas hac¨ªan de prostitutas".
Los investigadores lograron la detenci¨®n de una treintena de seguidores, que fueron entregados a sus familiares, despu¨¦s de que firmaran un curioso docu¨ªnento de tutela, sobre todo porque los detenidos eran mayores de edad. Esta irregularidad desat¨® las criticas hacia la actuaci¨®n de la polic¨ªa auton¨®mica y una pol¨¦mica entre las fuerzas de la Generalitat y las del Estado. En el fondo, sin embargo, lo que se discut¨ªa y criticaba era el hecho de que la polic¨ªa de la Generalitat, unilateralmente, hubiera decidido no conformarse con custodiar personalidades y edificios, y salir a la calle, rompiendo uno de los acuerdos de la Junta de Seguridad de Catalu?a. Fue su primer servicio importante.
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