La pastilla
Son las diez de la ma?ana, los p¨¢jaros cantan en el jard¨ªn, desayuno un t¨¦ con media tostada, hojeo levemente en el peri¨®dico algunas calamidades de la vida, la piscina resplandece como una joya, las urracas bajan al c¨¦sped reci¨¦n segado, se oyen las alegres tijeras de un podador de rosas y siguiendo los consejos del m¨¦dico he tomado esa pastilla contra la ansiedad que deja siempre mi pobre alma en punto muerto, bien planchada. Al cabo de cinco minutos la qu¨ªmica ya ha hecho un buen trabajo y este servidor comienza a amar a todo el mundo en general, desde las focas a los rusos, incluyendo a Ronald Reagan y a los navajeros. Cuatro milenios de filosof¨ªa oriental se hallan condensados en este producto de farmacia, y en su interior alguien ha logrado sintetizar las aspiraciones de Buda que uno acaba de ingerir con un sorbo de agua. Basta con leer el prospecto para ahorrarse un viaje al Tibet. Esta pastilla elimina del cerebro humano cualquier angustia, obsesi¨®n, fobia o emoci¨®n exagerada. Facilita la comunicaci¨®n y el contacto interpersonal. Extermina el germen de la agresividad y te mete a Krhisnamurti en el cogote.Durante este tiempo he recibido algunas llamadas por tel¨¦fono. A todo he dicho que s¨ª. Alguien me ha pedido que firme un manifiesto contra la OTAN. Adoro los conejos, las lechugas, los insectos, el mar, las ballenas y la sonrisa de los ni?os. ?Que inter¨¦s puedo tener yo en matar a esos rusos tan serios y trabajadores si tambi¨¦n pertenecen a la ecolog¨ªa y son hijos de Dios? He firmado sin dudar. Poco despu¨¦s otra voz igualmente serena ha requerido mi firma en una campaha a favor de los tiernos misiles. S¨®lo la OTAN va a impedir un nuevo golpe de Estado en nuestro pa¨ªs. Se trata del ¨²nico camino para ser modernos, dem¨®cratas y eruropeos. En caso de guerra nuclear nadie est¨¢ ya a salvo de un pepinazo en la cresta. Le he contestado que cuente conmigo. ?He hecho bien? D¨ªgamelo usted, puesto que yo, bajo el amoroso efecto de la pastilla, deseo complacer a todos. Los sovi¨¦ticos me caen muy simp¨¢ticos, las ardillas del bosque tienen sus derechos, el negocio de los cohetes da de comer en Norteam¨¦rica a muchas familias y yo quiero entrar en Europa. ?Que puedo hacer? Hasta dentro de cuatro horas no debo tomar otra pastilla.
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