Grandes interpretes, gran pel¨ªcula.
Elia Kazan, desde sus comienzos en los c¨ªrculos izquierdistas del Group Theatre neoyorquino, mostr¨® una extraordinaria brillantez como director de teatro, sobre todo en el dif¨ªcil dominio de la direcci¨®n de actores.
En sus primeros filmes, en general imperfectos, y de los que reniega el propio Kazan, se encuentra f¨¢cilmente alg¨²n rasgo de ese inimitable arte en la conducci¨®n de actores, que hace que en ellos exista un raro toque de diferenciaci¨®n, algo distinto, un rasgo de ruptura respecto de las pautas de interpretaci¨®n de las tradiciones institucionalmente admitidas en los estudios de Hollywod.Sin embargo, Elia Kazan no volvi¨® a espalda a estas tradiciones. Su incorporaci¨®n a la industria de Hollywood como director de calidad, y en cierto modo de ruptura de las normas establecidas, le llev¨® a trabajar con actores no educados en el llamado M¨¦todo, sistema adoptado por las escuelas neoyorquinas de teatro y que en realidad era una refundici¨®n, a la americana, de las teor¨ªas de Stanislawski, exportadas a los Estados Unidos sobre todo por el gran Michael Chejov.
Su encuentro con estos actores tan dispares de sus formas de trabajo teatral fue, a causa de la sagacidad de Kazan para unir a la suya otras escuelas, un triunfo de la s¨ªntesis y de la inteligencia.
El punto m¨¢s alto de este encuentro es, a mi juicio, el filme que la televisi¨®n repone esta noche. Se trata de P¨¢nico en las calles, filme realizado en 1950 e interpretado por dos extraordinarios actores, de formaci¨®n bastante distinta de la habitual en los filmes y montajes teatrales de Kazan: Jack Palance y Richard Widmark. El encuentro entre estos dos actores y el director es uno de esos instantes del cine que no hay que perderse. El filme es, despu¨¦s de cuatro d¨¦cadas, insuperable en su g¨¦nero.
Este g¨¦nero, por as¨ª llamarlo, nace del encuentro de las tradiciones del llamado cine negro con una nueva ¨®ptica sensible tanto a los rasgos m¨ªticos de estas tradiciones como -y aqu¨ª entra el distintivo de Kazan- a los aspectos sociales y pol¨ªticos encubiertos bajo tales mitos. La asunci¨®n por los cineastas de la izquierda norteamericana de la estructura del thriller alcanz¨® grado de modelo en este filme de Kazan, que conlleva un estudio afinad¨ªsimo del submundo urbano norteamericano, pero visto esta vez con otros ojos, con nuevos ojos. El mito puro y desnudo del cine negro original, a trav¨¦s de la mirada de Kazan adquiere connotaciones pol¨ªticas expl¨ªcitas. No es la pura y simple aventura suburbana, sino esa misma aventura, pero con algo m¨¢s incrustado en ella. Ese algo m¨¢s un tanto inefable es lo que hoy proporciona una sorprendente originalidad a P¨¢nico en las calles.
Dos itinerarios
A mi juicio, los dos factores esenciales de ese a?adido son, por una parte, la aplicaci¨®n de la estructura del thriller policiaco a un problema que escapa de las fronteras de la pel¨ªcula t¨®pica de polic¨ªas y, por otro, la forma de interpretar la acci¨®n, la trepidante y sin embargo sobria acci¨®n por parte de Widmark, Palance y el resto de los admirables actores que, como en todos los filmes de Kazan, alcanzan una sorprendente unidad, por encima de su diversidad.Widmark realiza una interpretaci¨®n antol¨®gica en su personaje del inspector de sanidad, que busca el rastro de unos apestados que han entrado cladestinamente en los Estados Unidos a trav¨¦s de uno de las laber¨ªnticas cloacas que alimentan all¨ª el brutal negocio de la inmigraci¨®n. Jack Palance, en el otro v¨¦rtice, le da una asombrosa r¨¦plica. Los dos actores no llegan a encontrase hasta el final, sus dos itinerarios de perseguidor y perseguido, s¨®lo tienen un punto de encuentro, pero sus dispersos trayectos son inimaginables por separado, en un sorprendente di¨¢logo a distancia, lleno de fisicidad, de emoci¨®n, de talento interpretativo.
P¨¢nico en las calles se emite hoy en La clave que se inicia a las 20.00 horas por la segunda cadena.
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