Ganar por cuenta ajena
Las sociedades de gesti¨®n pueden ayudar a quienes desean mejorar su patrimonio
Las sociedades de gesti¨®n de patrimonios no se encuentran reguladas por ninguna disposici¨®n legal aunque se prev¨¦ que la futura ley de inversiones colectivas introduzca una serie de controles por parte de las autoridades monetarias, especialmente en lo que respecta a la obligaci¨®n de entregar regularmente informes sobre la formaci¨®n de sus carteras de valores.Este hecho tiene gran importancia de cara a los inversores por una sencilla raz¨®n: la garant¨ªa que poseen estas entidades se basa en el grado de profesionalidad de sus responsables y donde la actividad desarrollada a lo largo de muchos a?os sirve como ¨²nica referencia.Las sociedades de gesti¨®n de patrimonios son, en definitiva, unas entidades que cuentan con expertos en los mercados de capitales y del dinero -especialmente en bolsa- y con otros especialistas en el tratamiento fiscal de las inversiones y del patrimonio. Algunos de sus clientes desean convertirse en propietarios de una cartera de inversiones (es decir, un conjunto de t¨ªtulos de renta fija o variable). Otros, por el contrario, ya la poseen y quieren que estos expertos se ocupen de todo lo rela cionado con su mejoramiento.Una buena parte de esta cliente la est¨¢ formada por profesionales liberales que durante los ¨²ltimos a?os han estado comprando valo res para desgravar su declaraci¨®n de la renta. Con el paso de los a?os, el volumen de t¨ªtulos y su colocaci¨®n dispersa entre distintas entidades bancarias convierten su seguimiento, cuando no su administraci¨®n, en una dif¨ªcil tarea, agravada en muchos casos por el desconocimiento de los mercados de valores y por la falta de tiempo para ocuparse de este asunto.Sanear es rentable
En otros casos, los clientes han recibido esa cartera a trav¨¦s de una herencia, pero el resultado es el mismo. Aparece aqu¨ª una de las primeras funciones de las sociedades de gesti¨®n: reordenar carteras preexistentes, a las que muy a menudo es necesario sanear para obtener el m¨¢ximo partido posible.
El caso es que, tanto en unos casos como en otros, los responsables de la sociedad de gesti¨®n lo primero que piden al cliente es que ¨¦ste les se?ale cu¨¢les son los objetivos que pretende con su futura cartera. Aqu¨ª las posibilidades oscilan entre una posici¨®n absolutamente conservadora, que consistir¨ªa en formar un patrimonio mobiliario a base de invertir exclusivamente en valores de renta fija (del Tesoro, para mayor seguridad), hasta, al otro extremo de la calle, la actitud m¨¢s audaz, que estar¨ªa basada en la exclusiva inversi¨®n en valores de renta variable y, por si fuera poco, limitada a aquellos que registren la mayor volatilidad.
Otras diferencias de objetivos se derivan de'que unos inversores pretenden capitalizar todas las plusval¨ªas y otros, por el contrario, desean retirar los recursos generados a?o tras a?o.
La experiencia de estos profesionales, sin embargo, como reconoce Fernando Iriondo, director general de Pas, gestora que funciona desde 1970, es que los clientes suelen tender hacia actitudes conservadoras. "Quien quiere dirigir su inversi¨®n hacia las operaciones especulativas de alto riesgo, termina siendo ¨¦l mismo quien opera en la bolsa. Nosotros, en definitiva, siempre ser¨ªamos m¨¢s cautos, puesto que estamos manejando dinero ajeno", comenta.
Precisamente ¨¦sta es una de las caracter¨ªsticas de las sociedades de gesti¨®n: siempre act¨²an por cuenta ajena, es decir, no asumen riesgos y, al mismo tiempo, tampoco aseguran ning¨²n tipo de rentabilidad. Es el cliente, a la hora de dise?ar los objetivos econ¨®micofiscales de su cartera quien elige. La gestora procurar¨¢ ajustarse lo m¨¢s posible a esa meta.
Hasta hace unos a?os, situar la rentabilidad de una cartera por encima del ¨ªndice general de la bolsa serv¨ªa como punto de referencia para valorar la bondad de la gesti¨®n. Pero eso es agua pasada. En la actualidad, donde un patrimonio-tipo est¨¢ compuesto por un tercio de valores de renta fija, otro tercio de renta variable y otro tercio en activos monetarios, los profesionales se gu¨ªan por la evoluci¨®n del ¨ªndice de precios al consumo y, cada vez con mayor frecuencia, por los tipos medios de las emisiones en renta fija.Por otra parte, la forma de ope rar es muy sencilla: el inversor se dirige a una de estas sociedades las m¨¢s importantes son Banif, Urquijo Gesti¨®n de Patrimonios (del grupo del Banco Hispano Americano), Gesbancaya (del gru po Banco de Vizcaya), Pas y Safei (independientes y regidas por pro fesionales ligados a bolsa)- y despu¨¦s de fijar sus objetivos (se confecciona un presupuesto anual de necesidades de tesorer¨ªa por parte del inversor), debe instrumentar esta operativa a trav¨¦s de un poder notarial para que la sociedad pueda comprar y vender valores en nombre del cliente.
?ste, por su parte, elige libremente el banco depositario de los valores (es aconsejable que sea solamente en una entidad, para simplificar la gesti¨®n). La gestora le informa peri¨®dicamente sobre la evoluci¨®n del patrimonio y, al mismo tiempo, suele realizar un control paralelo de la cuenta bancaria.
A la hora de fijar los objetivos del cliente, uno de los criterios que cada vez se tienen m¨¢s en cuenta son sus necesidades fiscales. Los responsables de las sociedades de gesti¨®n tienen muy en cuenta la situaci¨®n particular de cada ahorradorpara, de esta forma, dise?ar un plan personal de inversiones, que en buena medida var¨ªa incluso en raz¨®n de la edad del inversor. La la declaraci¨®n de la renta del cliente suele estar contemplada en casi todas las sociedades.
Los expertos subrayan que comienza a ser rentable acudir a una gestora desde el momento en que se cuente con un patrimonio mobiliario m¨ªnimo de tres millones de pesetas, l¨ªmite, por otra parte, para que algunas acepten asumir su gesti¨®n: no hay que olvidar que estas entidades cobran por sus servicios, l¨®gicamente.
Las tarifas oscilan de unas a otras, pero, en l¨ªneas generales, se sit¨²an en torno al 1 % anual del patrimonio invertido y otro 3% anual sobre el incremento obtenido. Otras cobran una cantidad fija al a?o.
El caso es que los clientes de estas sociedades comienzan una relaci¨®n puramente profesional con los responsables que, con el paso de los a?os, suele terminar en algo m¨¢s profundo. El especialista llega a convertise en una especie de conJesor econ¨®mico, al que se consulta todo: desde un testamento al asesoramiento sobre bienes inmuebles, un aspecto que dificilmente acomete este tipo de sociedades. El secreto profesional -uno de los m¨¢s valiosos activos de las gestoras- incide en esa imagen.
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