El encierro m¨¢s peligroso
El tercer encierro de los sanfermines-84 fue sin duda, el m¨¢s peligroso de cuantos se han desarrollado hasta el momento, si bien es cierto que en el mismo no se produjeron heridos de consideraci¨®n. Pamplona, pasado el fin de semana, sigue celebrando, en medio de un calor sofocante, sus fiestas, que se desarrollan con entera normalidad.El tiempo empleado por los toros de los herederos de Salvador Guardiola Fantoni en recorrer la distancia que separa los corralillos de Santo Domingo de la plaza, unos 900 metros, fue de tres minutos y 12 segundos. La salida de la manada fue muy r¨¢pida, lo que sorprendi¨® a los mozos, algunos de los cuales fueron arrollados por las reses. Uno de los toros se dedic¨®, por otra parte, en este primer tramo del recorrido a lanzar continuos derrotes hacia el lado izquierdo sin que afortunadamente alcanzase a ning¨²n corredor.
Ca¨ªdas y sustos
En Mercaderes se registraron algunas ca¨ªdas, pero fue al final de la calle de la Estafeta, al estirarse la manada, cuando se produjeron los momentos de mayor peligro Uno de los toros qued¨® algo rezagado del resto, lo que provoc¨® que este lanzase frecuentes derrotes a ambos lados. No obstante el astado no se detuvo y aunque hizo menci¨®n de volver hacia atr¨¢s, si gui¨® su carrera hacia la plaza de toros, provocando algunos sustos entre el mocer¨ªo.
Al t¨¦rmino de este tercer encierro fueron varias las personas atendidas en el servicio de urgencias del Hospital de Navarra, aunque ninguna de ellas ten¨ªa heridas de importancia.
Despu¨¦s de este acto tuvo lugar el encierro txiki, que congreg¨®, como ya es habitual, a cientos de ni?os y ni?as, siendo en este caso mayor el n¨²mero de participantes que en el anterior. Los toros o choticos de corta edad, dada la masiva afluencia de corredores, se perd¨ªan entre la muchachada. Este encierro es m¨¢s corto que el tradicional, ya que los mocicos que corren delante de cuatro chotos, recorren la distancia que separa la mitad de la calle de la Estafeta de la plaza de toros. La aglomeraci¨®n de corredores frenaba en ocasiones la marcha de las cuatro reses.
Por otra parte, los sanfermines-84, son ya para los de casa, una vez pasada la avalancha del fin de semana. Las calles de Pamplona, aunque concurridas, no registran ya esa presencia de miles y miles de personas llegados desde distintos puntos del mundo. El ¨¦xodo masivo de estos visitantes se inici¨® en la noche del domingo.
Sin embargo, las fiestas contin¨²an, con un sabor m¨¢s ¨ªntimo y m¨¢s entra?able y, sobre todo, con un calor sofocante que se combate con duchas de champ¨¢n o bien con el agua que se arroja a raudales desde las ventanas y balcones.
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