lr¨¢n y Nigeria exigen a la OPEP una subida sustancial de los precios del crudo y de las cuotas de producci¨®n de petr¨®leo
Las exigencias de Ir¨¢n y Nigeria para que se decida una subida sustancial de los precios del petr¨®leo y una modificaci¨®n de las cuotas de producci¨®n, junto a un previsible intento de negociaci¨®n de paz en la guerra que libran en el golfo P¨¦rsico dos miembros del consorcio, ser¨¢n hoy, previsiblemente, el plato fuerte de la reuni¨®n ministerial bianual que la Organizaci¨®n de Pa¨ªses Exportadores de Petr¨®leo (OPEP) comienza en un hotel de Viena. Nadie espera cambios importantes en el mercado del petr¨®leo como consecuencia de este encuentro, pero s¨ª los suficientes indicios como para saber por donde va a discurrir el mismo en los pr¨®ximos meses y si la ausencia de decisiones en la OPEP se puede traducir en un incremento de la temperatura b¨¦lica en el estrecho de Ormuz, la aorta de la econom¨ªa occidental.
La OPEP se reune hoy entre extraordinarias medidas de seguridad, como consecuencia de la detenci¨®n por la polic¨ªa austr¨ªaca de un comando de 9 personas de nacionalidad pakistan¨ª que, seg¨²n un portavoz policial, ten¨ªa previsto secuestrar a una personalidad presente en Viena.Una d¨¦bil demanda de petr¨®leo en los pa¨ªses occidentales, precios bajos y escasa actividad en los mercados libres y elevadas existencias en las naciones consumidoras, son las tres caracter¨ªsticas principales del mercado mundial de crudo en estos momentos. La OPEP, que hace cuatro a?os impon¨ªa precios a su antojo, danza hoy al ritmo que imponen las econom¨ªas occidentales, gracias fundamentalmente a los esfuerzos para reducir la dependencia del crudo que se iniciaron a partir de la primera crisis en 1973. El consorcio petrolero, que el mes pasado alcanz¨® una producci¨®n de 17,7 millones de barriles diarios, tan s¨®lo domina un tercio del mercado occidental, y sus 13 miembros compiten entre s¨ª, pese a los acuerdos de regulaci¨®n del mercado mediante cuotas individuales, para vender m¨¢s crudo a sus clientes.
Seg¨²n los expertos, la OPEP se encuentra en el momento m¨¢s d¨¦bil desde que hace casi a?o y medio, en su interminable reuni¨®n de Londres en febrero de 1983, tuvo que reducir el precio del crudo marcador (ar¨¢bico ligero) de 34 a 29 d¨®lares por barril. Desde entonces, el consorcio ha conseguido mantener ese precio, con ciertos vaivenes y mediante un considerable esfuerzo de restringir ventas e ingresos, en la esperanza de que la recuperaci¨®n en curso de la econom¨ªa occidental terminar¨¢ por estimular la demanda.
Y aunque la recuperaci¨®n es un hecho en la mayor¨ªa de los pa¨ªses occidentales, el precio del petr¨®leo sigue inclinado a la baja. En el mercado de Rotterdam, las tarifas de entrega inmediata est¨¢n por debajo del precio oficial. Ni siquiera la guerra irano-iraqu¨ª, con el trastorno que est¨¢ produciendo en los suministros, ha conseguido detener la ca¨ªda de los precios. En estas circunstancias, la demanda iran¨ª para que la OPEP suba los precios oficiales, ratificada por el primer ministro de Jomeini, Mir-Hosein Musavi, es m¨¢s la expresi¨®n p¨²blica de una filosof¨ªa que una posibilidad cierta.
Lo mismo sucede con la demanda de una mayor cuota de producci¨®n que realiz¨® ayer el ministro nigeriano del petr¨®leo, Tam David-West, a su llegada a la capital austriaca. El ministro lanz¨® el mismo tipo de amenaza que ya realiz¨® en la reuni¨®n de Londres de marzo de 1983: Nigeria incrementar¨¢ su cuota de producci¨®n (establecida en 1,3 millones de barriles diarios) lo quiera o no la OPEP. Tanto la exigencia nigeriana como la iran¨ª, especialmente esta ¨²ltima, se basa en el dudoso principio de que el mercado de petr¨®leo carece de elasticidad y, por tanto, nada se puede hacer para controlar la demanda si los precios se suben artificialmente. Ir¨¢n y Nigeria van a encontrarse con la segura oposici¨®n de Arabia Saud¨ª.
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