Javier Garcia Cuesta
Un espa?ol, m¨¢ximo responsable t¨¦cnico del equipo ol¨ªmpico de balonmano de Estados Unidos
Me fui de Espa?a para estar en contacto con el deporte americano y aprender. Era un riesgo, claro, pero yo pienso que no soy un loco. Sab¨ªa lo que quer¨ªa. Lo que s¨ª es verdad es que me march¨¦ con la idea de trabajar f¨ªsicamente en f¨²tbol. Pero a trav¨¦s de un profesor de universidad amigo m¨ªo me puse en contacto con la Federaci¨®n norteamericana de Balonmano, cuyo presidente me conoc¨ªa de mis tiempos de jugador, y as¨ª empez¨® esta aventura".Javier Garc¨ªa Cuesta hab¨ªa empezado a jugar seriamente, al balonmano en el colegio Coraz¨®n de Mar¨ªa, de su Gij¨®n natal, de donde march¨® primero a Oviedo, despu¨¦s a Bilbao y m¨¢s tarde a Madrid, para pertenecer, por espacio de 10 a?os, a la plantilla del Atl¨¦tico de Madrid. "En mi ¨²ltima etapa de jugador empec¨¦ a estudiar Educaci¨®n F¨ªsica, lo que me sirvi¨® al retirarme para poder trabajar de preparador f¨ªsico, primero en el Atl¨¦tico Madrile?o y despu¨¦s en el Atl¨¦tico de Madrid, hasta un total de cinco a?os, porque en junio de 1979 decid¨ª probar suerte en EE UU".
?l dice que "EE UU es un pa¨ªs que me gusta, que tiene grandes posibilidades", aunque probablemente tambi¨¦n influyera en sus deseos de marcharse el hecho de que su mujer es americana. "A ella la conoc¨ª en Madrid. Es profesora de espa?ol y estaba haciendo sus pr¨¢cticas en la Universidad espa?ola. Pero si me fui fue simplemente para aprender", aclara. Lo primero que hizo fue llevar el equipo femenino, pero despu¨¦s de los Juegos de Mosc¨² lo nombraron director t¨¦cnico de la federaci¨®n. Se pas¨® a?o y medio dando cursillos por todos los rincones de EE UU y en enero de 1983 se qued¨® solo al frente del equipo masculino, preparando la participaci¨®n en Los ?ngeles. "Trabajo full-time para el balonmano y hago todo lo que puedo y m¨¢s para que mi equipo juegue lo mejor posible", asegura.
Si los banquillos no se hubieran inventado, no ser¨ªa Javier Garc¨ªa Cuesta quien los reivindicara, porque no los utiliza para casi nada. Se pasa el partido en constante movimiento, aplaudiendo, chillando, desga?it¨¢ndose, paseando, gesticulando y observando el juego en cuclillas. "Para m¨ª el banquillo es simplemente un sitio para ayudar a los jugadores a cumplir su cometido", dice. Y explica: "No es que sea nervioso. Lo que pasa es que soy un hombre que vive los partidos. Todav¨ªa tengo la sangre de jugador. Y de la misma forma que entreno, tambi¨¦n tengo que estar jugando con mis jugadores. Si me relajara en la pista no podr¨ªa ver las cosas que necesito ver".
"El balonmano de all¨ª es totalmente distinto al europeo", explica Garc¨ªa Cuesta. "En Estados Unidos no hay mucha calidad, no tenemos muchos jugadores y existen pocos equipos. Por eso hemos tenido que hacer un intenso programa de trabajo para intentar por lo menos tener en estos Juegos un equipo competitivo". De la actitud sovi¨¦tica opina que "es una pena que una vez m¨¢s el deporte tenga que mezclarse con la pol¨ªtica, y como entrenador pienso que es una pena, que el p¨²blico americano no pueda ver a los grandes equipos del Este".
El papel de la selecci¨®n norteamericana queda, as¨ª, reforzado. "Yo espero que nosotros seamos competitivos. Los jugadores saben que los Juegos son la meta de su vida y eso puede ser un arma de doble filo: podemos excitarnos y hacer un gran papel o ponernos nerviosos y venirnos abajo. Pero estaremos en buen nivel, el equipo ha mejorado y yo estoy satisfecho".
Cuando termine su reto californiano, Javier Garc¨ªa Cuesta podr¨¢ continuar en EE UU. Ya le han propuesto renovar el contrato. ?l ve dif¨ªcil volver a Espa?a. Al menos, por el momento. Aunque, ¨²ltimamente, se baraj¨® la posibilidad de que regresara para entrenar al Atl¨¦tico de Madrid.
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