Malentendido
Elliot
EI joven actor Henry Thomas, protagonista de E. T., el famoso filme de Spielberg, va a sufrir durante muchos a?os el ¨¦xito de aquel personaje. La siguiente pel¨ªcula que ha interpretado trata de colocarle en el mercado como si de nuevo hubiera dado vida a aquel ni?o que ocultaba a su entra?able extraterrestre.En Espa?a, al menos, se ha cambiado el t¨ªtulo original, Malentendido, por el de Elliot, que es el nombre de su personaje en E.T., a?adi¨¦ndole incluso el latiguillo de mi mejor amigo, para que la confusi¨®n sea mayor; en la publicidad, por otra parte, se han dibujado estrellitas que pueden remitir al mundo de la fantas¨ªa cient¨ªfica y, de forma destacada, se se?ala el t¨ªtulo de Spielberg.
Director: Jerry Schatzberg
Gui¨®n: Barra Grant y Marsha Norman. M¨²sica: Michael Hoppe. Fotograf¨ªa: Pasqualino de Santis. Int¨¦rpretes: Henry Thomas, Gene Hackman, Rip Torn, Huckleberry Fox, Maureen Kerwin y Susan Anspach. Drama. Norteamericana, 1983.Locales de estreno: Cid Campeador, Novedades y Cartago. Madrid.
Lo que se narra en este falso Elliot no tiene, por supuesto, nada que ver con el otro filme. Incluso es su ant¨ªtesis, siquiera sea por el aburrido tono narrativo que marca la brev¨ªsima acci¨®n, la tristeza de sus planteamientos, lo viejo de su enunciado. No depende esa vejez de la fuente original, que es nada menos que El incomprendido, el excelente filme que Luigi Comencini dirigi¨® en 1967, sino de su propio esp¨ªritu.
No ocurre nada
La soledad que vive el ni?o cuya madre acaba de morir, acrecentada por el olvido al que le somete el padre, apesadumbrado por su propia pena, pod¨ªa haberse traducido en m¨²ltiples posibilidades, pero a estas alturas dif¨ªcil resulta emocionarse con una soledad que se describe, sin nervio, en secuencias morosas en las para mostrar que nada ocurre, nada ocurre.El talento natural de Henry Thomas para expresarse ante la c¨¢mara, la seguridad de Gene Hackman para aplicar sensibilidad a la nader¨ªa y la excelente fotograf¨ªa de De Santis no superan la poca comprensi¨®n que el director muestra del viejo filme de Luigi Comencini, en el que aquella soledad del hu¨¦rfano era, por extens¨ª¨®n, la de otros muchos seres humanos.
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