El fracaso de los pilotos

EL LAUDO que ha puesto fin a la huelga de pilotos de Iberia, despu¨¦s de m¨¢s de un mes del comienzo de ¨¦sta, parece a todas luces una derrota sonada de los huelguistas, que no han conseguido pr¨¢cticamente ninguna de sus reivindicaciones. Pero esta victoria de la compa?¨ªa no debe servir para ocultar ahora los enormes defectos de gesti¨®n y el miserable estado de los servicios que Iberia ofrece al consumidor.Resulta necesario precisar el ¨¢mbito y el sentido de este tipo de resoluciones en equidad que son los laudos: "Lo que se le pide al ¨¢rbitro no es que decida, seg¨²n su criterio, qu¨¦ parte tiene la raz¨®n, sino que dictamine cu¨¢l es, a su juicio, la soluci¨®n m¨¢s razonable a cada cuesti¨®n planteada", seg¨²n reza la propia resoluci¨®n que comentamos. ?sta priva a los organizadores de la huelga de cualquier pretexto para seguir castigando a los usuarios de Iberia con las suspensiones de vuelos y los retrasos y anomal¨ªas de los servicios m¨ªnimos. El conflicto, desencadenado de manera irresponsable por los dirigentes del SEPLA en plena temporada alta y al comienzo de la campa?a de verano, ha marcado ya sus huellas en la cuenta de resultados de la compa?¨ªa, que acumular¨¢ mas de 2.000 millones de pesetas a su ya crecido d¨¦ficit, y en los resultados finales de los ingresos tur¨ªsticos. Y, por supuesto, tambi¨¦n dejar¨¢ un recuerdo imborrable en los ciudadanos que tuvieron que padecer las afrentas y las humillaciones de quienes no se conformaron con dislocar -ejerciendo el derecho de huelga- la normalidad de los vuelos regulares, sino que adem¨¢s sobresaltaron con sus inicuas haza?as -realizando un ?leg¨ªtimo boicoteo disfrazado de huelga de celo- a los viajeros que se ve¨ªan obligados a acogerse a los llamados servicios m¨ªnimos. A este respecto es preciso insistir en que la huelga sigue siendo un derecho para todos en un pa¨ªs democr¨¢tico, y no tienen por qu¨¦ los pilotos subrayar con especial ¨¦nfasis el hecho. Pero que exista ese derecho no quiere decir que necesariamente vaya a ser utilizado de forma decente, prudente o sabia. Hoy hemos aprendido, por otra parte, que los pilotos han sido capaces de convertir la huelga en un arma ineficaz y s¨®lo ¨²til para que los ciudadanos tengamos hoy un excelente conocimiento pr¨¢ctico de lo que son sus privilegios, sus arrogancias y su inexistente estima por los derechos ajenos.

El laudo ordena a la direcci¨®n de la compa?¨ªa la retirada de los expedientes de modificaci¨®n de condiciones .de trabajo y de regulaci¨®n de empleo, formalizados el 4 de julio. Estos expedientes carecen ya de raz¨®n de ser, puesto que los t¨¦rminos del laudo ocupan el lugar del acuerdo no alcanzado por convenio; con esta soluci¨®n, a la vez, "queda removida la causa originaria y principal que motiv¨® la declaraci¨®n de la huelga". En el crucial asunto de la admisi¨®n de 34 nuevos pilotos, presentado por los dirigentes del SEPLA como una demostraci¨®n de su voluntad de crear puestos de trabajo, el laudo hace retroceder las pretensiones de los pilotos hasta m¨¢s all¨¢ incluso del ofrecimiento de la empresa. Iberia deber¨¢ mantener, al menos hasta el 31 de diciembre de 1985, su actual plantilla de pilotos, y los 34 aspirantes, seleccionados en 1983 para cubrir nuevas plazas, s¨®lo ser¨¢n candidatos preferentes para ocupar las eventuales vacantes. Iberia queda liberada, al tiempo, de la obligaci¨®n de ampliar la plantilla de pilotos, contra¨ªda en la revisi¨®n del convenio de 1983. Los argumentos en favor de esa decisi¨®n arbitral son que "la empresa no est¨¢ hoy (aunque, quiz¨¢s, tampoco lo estuviera entonces) en una situaci¨®n econ¨®mica que justifique razonablemente una ampliaci¨®n de plantilla", y tambi¨¦n que "los otros colectivos de la empresa han aceptado considerables sacrificios de empleo".

El aumento de retribuciones se circunscribe a un 3,5% calculado sobre la masa salarial del pasado a?o; la congelaci¨®n de las dietas en el extranjero, la reducci¨®n de los llamados gastos de bolsillo y la adecuaci¨®n selectiva por pa¨ªses de las dietas de viaje aplican criterios de moderaci¨®n del gasto, plenamente justificados en una empresa que arrastra enormes p¨¦rdidas y que s¨®lo en el pasado ejercicio arroj¨® un d¨¦ficit cercano a los 30.000 millones de pesetas. Las limitaciones al uso gratuito por los pilotos y sus familiares, con reserva de plaza, de los servicios regulares de Iberia restringen, aunque s¨®lo parcialmente, una de las abusivas pr¨¢cticas con las que las empresas p¨²blicas benefician a sus empleados. De otro lado, el laudo da la raz¨®n a Iberia tanto en lo referente al m¨¢ximo de horas de actividad a¨¦rea como a la composici¨®n de la tripulaci¨®n de vuelo en los servicios trasatl¨¢nticos.

Particular inter¨¦s revisten las consideraciones del laudo sobre los despidos y las sanciones ocasionados por el desarrollo de la huelga. El ¨¢rbitro pone de relieve la inaceptable posici¨®n que adoptaron los dirigentes del SEPLA al manifestar que no deseonvocar¨ªan la huelga en el caso ole que el laudo -cualquiera que fuese su contenido en otros temas- no anulase las sanciones y despidos. Tal actitud significaba, en ¨²ltima instancia, que el sindicato no consideraba el arbitraje como el instrumento operativo final para poner fin a la huelga, sino "como una fase m¨¢s en el ya largo conflicto en el que ha venido, sucediva y reiteradamente, transformando objetivos, alpunto que este laudo puede ser el pr¨®ximo". Con ese desafiante rechazo, equivalente a una provocaci¨®n, los dirigentes sindicales "de alguna manera han dado en autoexcluir del ¨¢mbito del arbitraje" las cuestiones relacionadas con las sanciones y los despidos.

Por lo dem¨¢s, el laudo argumenta que las medidas disciplinarias impuestas por la compa?¨ªa se sit¨²an "extramuros de la naturaleza en equidad que debe tener este arbitraje", puesto que su aplicaci¨®n contempla conductas individuales y no actos colectivos. Tampoco procede que el arbitraje se pronuncie sobre cada despido o sanci¨®n individual, ya que tales conflictos deben dirimirse con las garant¨ªas jur¨ªdicas procesales que la Constituci¨®n reconoce. De esas reflexiones no debe inferirse la conclusi¨®n de que el laudo considere por principio que "las decisiones empresariales son correctas" en el terreno disciplinario. El laudo establece, por tanto, que, si la Magistratura de Trabajo considerase injustificada la medida de expulsi¨®n, la compa?¨ªa se ver¨ªa obligada a la readmisi¨®n forzosa (sin poder optar por la indemnizaci¨®n) no s¨®lo de los representantes sindicales, sino tambi¨¦n de los dem¨¢s despedidos. En cuanto a los procedimientos de sanci¨®n que Iberia tiene abiertos y pendientes de decisi¨®n contra 13 delegados sindicales y 15 pilotos, el laudo considera "razonable" hacer una "recomendaci¨®n" en favor del sobreseimiento y archivo de aquellas actuaciones disciplinarias de la empresa, pero tampoco se extiende m¨¢s sobre la cuesti¨®n.

Ahora se ve que la irresponsabilidad y el empecinamiento de los dirigentes del SEPLA llev¨® a sus afiliados a un conflicto sin salida, que ha redundado en sustanciales p¨¦rdidas econ¨®micas para los huelguistas y ha contribuido a un deterioro de la imagen de los pilotos de muy dificil recuperaci¨®n, a la baja del Ej¨¦rcito de una cincuentena de supernumerarios, a la no aceptaci¨®n de los 34 candidatos a pilotos patrocinados por sus mayores y a una serie de despidos pendientes de recurso ante Magistratura. Cabe esperar que, tras la resaca de la huelga, los propios pilotos pidan cuentas de tan deplorable gesti¨®n a unos dirigentes sindicales que demostraron ser unos excepcionales organizadores de abrumadoras derrotas.

Pero tambi¨¦n la compa?¨ªa deber¨¢ proceder a un serio examen de conciencia sobre su conducta y a la adopci¨®n de aquellas medidas que se juzgue imprescindible para su necesaria remodelaci¨®n. La p¨¦rdida de la abusiva parcela de poder que detentaban los pilotos en Iberia no deber¨ªa ser sino el comienzo de la desaparici¨®n de esos h¨¢bitos de patrimonializaci¨®n -de un car¨¢cter marcadamente corporativista o incluso individual- de las empresas p¨²blicas, que suelen localizarse tanto en los colectivos de sus plantillas como en algunos altos cargos de la Administraci¨®n. Las compa?¨ªas del sector estatal se deben siempre a los contribuyentes. Cuando adem¨¢s esas empresas -como es el caso de Iberia- vienen a hallarse en situaci¨®n de disfrutar el cuasimonopolio de un servicio p¨²blico, es imprescindible que sus gestores y empleados tengan siempre presente su doble dependencia de los ciudadanos como contribuyentes y como usuarios. El Gobierno debe plantearse la curiosa anomal¨ªa de que, tras a?o y medio de legislatura, demasiadas compa?¨ªas estatales no hayan cambiado (y en ocasiones lo han hecho a peor), tal vez porque siguen al frente del tinglado pr¨¢cticamente las mismas personas que crearon y desarrollaron ese aut¨¦ntico museo de los horrores que es la empresa p¨²blica en nuestro pa¨ªs.

Sobre estas cuestiones, sobre la nefasta pol¨ªtica de transportes, sobre Iberia mismo y su viabilidad empresarial ser¨¢ necesario volver a escribir.