'Pe?atos' de lujo
A m¨ª que me den pe?atos. Desde ayer, los pe?atos han empezado a escalar la fama, y si en lo sucesivo embisten tan bien como lo hicieron a los j¨®venes novilleros, la alcanzar¨¢n en dos embestidas no m¨¢s. Lo de Soria y Pe?ato se lo qued¨®, todo Pe?ato, hace de esto sus buenos seis a?os, y ha seleccionado una ganader¨ªa que es un lujo, porque adem¨¢s de boyant¨ªa, los novillos tienen una presencia irreprochable. Claro que, a lo mejor es reprochable, pues aunque novillos, parecen toros, y tal exceso lo mira de trav¨¦s el vigente reglamento.Cualquiera de los seis ejemplares que se lidiaron ayer ten¨ªa trap¨ªo suficiente como para lidiarse por ah¨ª, en corrida de toros. M¨¢s chicos y menos serios los habremos de ver en Valencia, sin ir m¨¢s lejos. Y adem¨¢s, ten¨ªan fuerza, hasta el punto de que dos de ellos derribaron. Uno, en dos ocasiones; otro, nada menos que en la tercera vara. La novillada de ayer derrib¨® ella solita m¨¢s veces que la feria de Pamplona entera.
Plaza de Las Ventas
25 de julio.Novillos de Mart¨ªn Pe?ato, con cuajo y trap¨ªo, muy encastados; casi todos nobles. Luis Cancela. Estocada atravesada y descabello (ovaci¨®n y salida al tercio). Pinchazo y estocada atravesada (palmas y pitos, y saluda). Joel Mirray. Estocada ca¨ªda, cuatro descabellos -aviso- y tres descabellos m¨¢s (silencio). Pinchazo y estocada (algunos pitos). Jos¨¦ Luis Sese?a. Estocada corta (vuelta protestada). Estocada corta atravesada y tres descabellos (vuelta).
Novicios
Los novilleros no dieron adecuada r¨¦plica a la bondad extrema de los pe?atos, pero tampoco es como para perseguirles a gorrazos. Est¨¢n empezando, hay que comprenderles. En realidad, Luis Cancela lleva empezando hace varios a?os y le supone que deber¨ªa haberse enterado de qu¨¦ manera se les templa a unos nov¨ªllos que le salen buenos, nobletoqes, repetidores de unas acometidas claras, serenas, de dulce mirar, etc. Por las habilidades que expuso ayer, es probable que no se haya enterado.
Hab¨ªa un franc¨¦s. Estas ¨²ltimas temporadas salen a la arena muchos franceses, lo cu¨¢l es consecuencia de la creciente afici¨®n que hay en Francia. Se le apreciaron conocimientos t¨¦cnicos suficientes, lo cual hace deducir que est¨¢ bien ense?ado y es aplicado alumno, aunque tambi¨¦n se le apreciaron escasos prop¨®sitos de quedar se quietecito cuando el novillo mete la cabezada. Tuvo para su uso y disfrute dos buenos -el quinto, de lo mejorcito que sali¨® en la tarde y en el tendido fans a docenas, que le dec¨ªan itogeg¨®! y ?courage Joel! Algunos ind¨ªgenas entend¨ªan "curra, jo¨¦" y asent¨ªan, formulando comentarios paralelos: "Si es que ya no quieren currar ni los franceses".
El franc¨¦s Joel Mitray, a aquel gran quinto novillo de pastue?¨ªa infinita, le dio cuantos pases quiso, la mayor¨ªa decorosos, pero no se trataba de eso: se trataba de parar, templar, mandar. Y no le sal¨ªa. Lig¨® una vez tres redondos, con cierto empaque y mando, y alguien le grit¨® "ihele t¨², Mitterrand!". Pero no mandaba tanto. La verdad es que no mandaba nada. La actuaci¨®n de Joel Mitray result¨® muy desangelada y susfans, que le hab¨ªan animado durante toda la tarde, abandonaron la tarde desazonados: no parece que ¨¦ste vaya a ser el torero que necesita Francia (si es que Francia necesita torero alguno).
El toreo que requer¨ªa aquel quinto novillo es, precisamente, el que le hizo Jos¨¦ Luis Sese?a al sexto, a¨²n mejor pe?ato. Un pe?ato buenazo, que merec¨ªa llev¨¢rselo a casa y tenerlo en el sal¨®n, para alegrar a las visitas. No es que el estilo de Sese?a fuera depurado, pero se ech¨® la muleta a la izquierda, imprimi¨® hondura a la suerte, ligaz¨®n a cada tanda, entrega. Si no dio una docena de series de naturales, no dio ninguna; daba los pases de pecho de cabeza a rabo, M?crust¨® un afarolado y al final se arroj¨® con ayudados a dos manos, que no le sal¨ªan limpios, pero s¨ª ce?idos. Los franceses reconoc¨ªan. Lui, il.a du courage. Y traduc¨ªan los ind¨ªgenas: "?Ves? Este s¨ª curra, y por eso se va a ganar la oreja". No la gan¨®, porque se delataron deficiencias en sus manejos toricidas.
El ¨²nico pe?azo molesto le hab¨ªa salido tambi¨¦n a Cece?o. Fue el tercero, mansete y flojo, que acab¨® reserv¨®n y con inclinaciones a olisquear los arom¨¢ticos efluvios de chiqueros. El joven espada madrile?o le porfi¨® con vialor, que era cuanto seguramente cab¨ªa, dada su inexperiencia. No pasa nada porque el pe?ato se mostrara querencioso. Sus cinco hermanos lavaron esa mancha, y ahora a los que quedan en la dehesa se los van a disputar las figuras: en cuanto cunda que en Las Ventas se comportaron como una ganader¨ªa de lujo.
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