La Comaneci norteamericana
Estados Unidos necesita no s¨®lo ganar ampliamente sus juegos (aunque ¨²nicamente sean de una empresa radicada en Los ?ngeles), sino hacer brillar estrellas que permitan olvidar ausencias y problemas. Ya est¨¢n preparados en atletismo y son suficientemente conocidos Carl Lewis, Edwin Moses o Mary Decker, que aparece en todos los rincones de Los ?ngeles, en todos los programas de televisi¨®n, peri¨®dicos y revistas.En nataci¨®n, entre otros, esperan Pablo Morales, de origen cubano, un supuesto sucesor de Mark Spitz en la mariposa, y George Dicarlo, de ascendencia italiana, para hacer olvidar a Salnikov en las pruebas de fondo.
En gimnasia, la bomba a punto de estallar como una nueva Comaneci en los siguientes juegos celebrados en Am¨¦rica desde Montreal, se llama Mary Lou Retton, de s¨®lo 1,44 metros de altura y 42,5 kilos de. Tiene 16 a?os y su alternativa a las ni?as gimnastas en boga es una fuerza mucho mayor, casi masculina. Habr¨¢ que verlo, pero si es as¨ª, es lo que faltaba para la aberraci¨®n. El olimpismo espect¨¢culo cierra el c¨ªrculo sexual en el deporte infantil y riza el rizo una vez m¨¢s.
Estas son algunas de la armas que los norteamericanos han estado preparando con gran mimo durante los ¨²ltimos cuatro a?os para hacer frente a los deportistas sovi¨¦ticos o alemanes orientales que, por ejemplo, en los primeros campeonatos del mundo de atletismo celebrados en Helsinki, ya ocuparon el primer puesto de la tabla de medallas por delante de EE UU y la URSS. Tambi¨¦n ellos, estrellas del deporte norteamericano, hubieran preferido subirse al podio, despu¨¦s de ganar pruebas en las que hubiesen competido todos los favoritos.
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