El Gobierno de Reikiavik libra una lucha desesperada contra la crisis econ¨®mica
ENVIADO ESPECIALLa econom¨ªa, junto con la presencia norteamericana en la isla y el n¨²mero del personal de la Embajada sovi¨¦tica en Reikiavik (entre 80 y 90 personas), constituye uno de los tres temas de conversaci¨®n m¨¢s comunes en Islandia. Durante a?os, Islandia parec¨ªa haberse acostumbrado a vivir con una alta tasa de inflaci¨®n. Era algo casi tan familiar como los bancos de bacalao que pueblan su zona econ¨®mica de 200 millas. Pero la recesi¨®n econ¨®mica internacional que sigui¨® al alza de los precios de los crudos en 1979 se agudiz¨® en 1982. Esta recesi¨®n signific¨® para Islandia una contracci¨®n en los mercados exteriores, un deterioro general en el comercio y un aumento en las tasas de inter¨¦s de la deuda exterior. La situaci¨®n se agrav¨® como consecuencia de una reducci¨®n sustancial en las capturas de pescado, pr¨¢cticamente la ¨²nica exportaci¨®n islandesa. El Gobierno conservador de la isla trata de acabar con esta situaci¨®n con una dr¨¢stica pol¨ªtica monetarista.
La inflaci¨®n, que se hab¨ªa mantenido en los ¨²ltimos a?os entre el 60% y 80% anual, alcanz¨® en el segundo trimestre de 1983 la incre¨ªble cifra del 130%. En abril de ese a?o se celebraron elecciones generales, y un Gobierno de centro-derecha, presidido por el centrista Steingrimur Hermannson, del Partido del Progreso (granjeros) -curiosamente, el partido minoritario de la coalici¨®n-, tom¨® posesi¨®n en Reikiavik.
Para el primer ministro, el objetivo primordial del Gobierno era la lucha contra la inflaci¨®n. "Los partidos de la coalici¨®n acordamos no s¨®lo adoptar medidas dr¨¢sticas para combatir una inflaci¨®n que era, en mayo/junio del pasado a?o, del 130%, sino continuar con esas medidas para reducirla sustancialmente", manifiesta.
"Estamos muy satisfechos de los resultados conseguidos, ya que en un a?o la inflaci¨®n se ha reducido del 130% al 12%/13% de hoy y nuestra meta para final de a?o es que no sobrepase el 10%.", a?ade. El Gobierno aplic¨® desde el primer momento una pol¨ªtica radical de rentas y salarios y suprimi¨® por ley la indexaci¨®n (aumento de los salarios en proporci¨®n igual al aumento del coste de la vida), que afectaba a sueldos y pensiones.
Hermansson reconoce que, "como consecuencia de estas medidas, el poder de compra del ciudadano se ha reducido, aproximadamente, en un 12%, lo cual tia sido muy duro para el p¨²blico". Pero la gente acept¨® los sacrificios "porque empezaron a tener miedo del alto ¨ªndice de inflaci¨®n, que podr¨ªa haber producido, si no se hubiera detenido, un verdadero descarrilamiento de la vida econ¨®rnica del pa¨ªs".
0,7% de paro
Curiosamente, la aplicaci¨®n de una pol¨ªtica monetarista no se tia traducido en un aumento del desempleo, que el pasado mes de junio s¨®lo registraba un ¨ªndice del 0,7%. "Todo el mundo predec¨ªa un incremento del paro, que no se tia producido. En realidad, es inferior al del a?o pasado, que se situ¨® en torno al 1%", dice Hermannsson. Para el primer ministro, las dificultades futuras hay que buscarlas en la continua reducci¨®n de las capturas de pescado, "que este a?o ser¨¢n la mitad de las de 1981". La decisi¨®n de Noruega y Canad¨¢ de subvencionar sus exportaciones de pescado en conserva a Estados Unidos hace todav¨ªa m¨¢s dif¨ªcil la situaci¨®n de Islandia, ya que Norteam¨¦rica es su primer cliente individual, con un 28,3% de las exportaciones islandesas en 1983.
Las afirmaciones del jefe del Gobierno son fuertemente contestadas por el presidente de la Alianza del Pueblo (socialistas de izquierda), principal partido de la oposici¨®n, Svavar Gestsson, quien considera que "s¨®lo la clase trabajadora est¨¢ pagando la lucha contra la inflaci¨®n". "Lo ¨²nico que tia hecho este Gobierno es suprimir la indexaci¨®n. No ha adoptado ninglana otra medida. El resultado es que el nivel de vida ha bajado un 30%, principalmente entre los trabajadores del sector pesquero y agr¨ªcola", afirma Gestsson.
Seg¨²n Gestsson, el paro aumentar¨¢ a final de a?o como consecuencia de las dificultades en la industria pesquera. "Por primera vez", dice, "se est¨¢n vendiendo pisos en los pueblos pesqueros. La gente se viene a la capital en busca de trabajo".
Endeudamiento hist¨®rico
Para el doctor Johannes Nordal, gobernador del Banco Central de Islandia, "la deuda exterior constituye uno de los m¨¢s serios problemas del pa¨ªs", una deuda exterior que a finales de 1983 constitu¨ªa el 60,6% del Producto Nacional Bruto, el porcentaje m¨¢s alto registrado en la historia del pa¨ªs. Las causas de este incremento en la deuda exterior hay que buscarlas en una tendencia a financiar el d¨¦ficit presupuestario con pr¨¦stamos exteriores y en la alta cotizaci¨®n del d¨®lar. Como muchos otros pa¨ªses, Islandia sufre tambi¨¦n la repercusi¨®n de la elevaci¨®n en los tipos de inter¨¦s preferencial norteamericano.
Al mismo tiempo, Islandia est¨¢ inmersa, como otros pa¨ªses europeos, y especialmente n¨®rdicos, en lo que el doctor Nordal califica como "el dilema del Estado de bienestar". Durante a?os, explica, el Gobierno y otras entidades p¨²blicas han asumido el incremento de sus obligaciones para con los ciudadanos. Al facilitar servicios gratuitos, subsidios, cr¨¦ditos, etc¨¦tera, a los ciudadanos, las peticiones al Estado se han incrementado al mismo tiempo que ha aumentado la resistencia del p¨²blico a pagar m¨¢s impuestos para conseguir esos servicios. El dilema fue objeto de una portada hace meses en la revista Newsweek, con el t¨ªtulo ?Qui¨¦n va a pagar en elfuturo el Estado de bienestar en Europa?. El problema se agudiza especialmente en los pa¨ªses n¨®rdicos, donde cada d¨ªa aumenta el n¨²mero de personas que trabajan para los beneficiarios de la Seguridad Social. Por ejemplo, en Noruega, y como consecuencia del pr¨¢cticamente nulo aumento registrado en el ¨ªndice de natalidad, un mill¨®n y medio de personas trabajan para dos millones' y medio laboralmente improductivas.
Comercio con Espa?a
Islandia tiene una deuda de gratitud especial con Espa?a: gracias a las presiones de nuestro pa¨ªs, Islandia decidi¨®, en 1921, abolir la ley seca, que hab¨ªa decretado en 1917. La raz¨®n, como toda raz¨®n comercial, fue ego¨ªsta. Espa?a, que entonces era el primer cliente de Islandia en salaz¨®n y conservas de pescados, amenaz¨® con terminar con las importaciones de pescado de Islandia si este pa¨ªs manten¨ªa la prohibici¨®n de importar jerez espa?ol. La amenaza surti¨® efecto. Islandia continu¨® importando jereces y vinos espa?oles y, de paso, suprimi¨® la ley seca.
Como en el resto de los pa¨ªses n¨®rdicos, la venta de alcohol y bebidas espirituosas constituye un monopolio del Estado en Islandia. Y un monopolio muy provechoso para el Estado, que consigui¨® un beneficio neto en 1983 de 29 millones de d¨®lares (4.860 millones de pesetas). La venta de bebidas alcoh¨®licas est¨¢ totalmente reglamentada en Islandia, y hasta las siete de la tarde es absolutamente imposible conseguir una copa. La prohibici¨®n alcanza hasta el servicio de habitaciones de los hoteles.
Sin embargo, tambi¨¦n en la venta de alcohol Islandia es diferente. La cerveza con una gradaci¨®n superior a los 2,25 grados est¨¢ prohibida. La ¨²nica explicaci¨®n plausible es que las autoridades no desean que una poblaci¨®n propensa a la bebida por el clima y la forma de vida encuentre facilidades para emborracharse con una bebida barata como la cerveza. Sin embargo, es diricil mantener la prohibici¨®n para importar cerveza cuando cualquier island¨¦s puede beber despu¨¦s de las siete vodka, whisky y cualquier licor. El lobby cervecero espera que 1985 sea el a?o de la legalizaci¨®n de la venta del l¨ªquido amarillo en Islandia.
Desde el punto de vista del intercambio comercial, la balanza es tremendamente deficitaria con Espa?a. Nuestro pa¨ªs importa productos de Islandia por valor de 610 millones de coronas (una corona = cinco pesetas), mientras que exporta s¨®lo por valor de 193 millones de coronas. La mayor exportaci¨®n espa?ola de todos los tiempos ha sido una gigantesca gr¨²a para descargar contenedores, que se alza airosa en el puerto de Reikiavik y constituye, despu¨¦s de la catedral, la estructura m¨¢s alta de la capital islandesa.
"Espa?a", manifiesta el embajador espa?ol en Noruega e Islandia, Juan Dur¨¢n-L¨®riga, "tiene un importante papel que jugar en el futuro desarrollo de Islandia, gracias precisamente a lo desfavorable que para nosotros resulta la balanza de intercambios".
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