El Papa anuncia que saldr¨¢ a la mar con los pescadores
Juan Pablo II ha vuelto a sorprender a la opini¨®n p¨²blica con el anuncio de otro gesto espectacular: el 12 de agosto ir¨¢ a alta mar en una lancha motora con un grupo de pescadores. Es la primera vez en la historia de la Iglesia que un sucesor de Pedro de Galilea sale a pescar.La noticia llega cuando a¨²n no se han apagado, en la parte m¨¢s conservadora de la curia romana, los ecos de refunfu?o por haber visto a un papa en chandal esquiando en las monta?as de los Alpes. Pero esta vez el gesto del papa Wojtyla est¨¢ tan cargado de simbolismo apost¨®lico y evang¨¦lico que dif¨ªcilmente podr¨¢ ser criticado. La pesca -?ser¨¢ milagrosa?, se preguntan ya muchos italianos a quienes les encantan estas escenas llenas de teatralidad religiosa- tendr¨¢ lugar en el mar Adri¨¢tico, en la localidad de Fano, a dos pasos de las famosas playas de Rimini, abarrotadas de turistas internacionales.
Toda la escena ser¨¢ la delicia de los reporteros televisivos, y ya se habla de directores de cine que no se perder¨¢n la ocasi¨®n de filmar unas im¨¢genes ¨²nicas e hist¨®ricas. Juan Pablo II llegar¨¢ en helic¨®ptero hasta la playa. Entrar¨¢ en el mar a la hora exacta de la puesta del sol. Cuando est¨¦ a unos 25 kil¨®metros de la orilla arrojar¨¢ al mar una corona de flores en el lugar donde tuvo lugar un naufragio hace 20 a?os, en el que murieron dos pescadores.
Cuando la lancha vuelva cargada de peces, pues nadie duda que el papa polaco "dar¨¢ suerte a los pescadores", ser¨¢ ya de noche. Mientras tanto, en la playa, 700 pescadores habr¨¢n preparado para el Papa toda una serie de fuegos a la antigua usanza romana para asar el pescado fresqu¨ªsimo. Un pescado que ser¨¢ servido al Papa y a sus compa?eros de pesca, como en la vieja tradici¨®n marinera italiana, por las esposas de los pescadores.
Antes de la aventura de la pesca, Juan Pablo II celebrar¨¢ una misa desde la proa de una nave.
La pregunta que muchos se hacen es si el papa Wojtyla se resistir¨¢, ya en el mar, a darse un buen remoj¨®n, ya que, como es sabido, la nataci¨®n es una de sus pasiones: durante los dos ¨²ltimos c¨®nclaves, se escapaba a la playa de Roma por la tarde, y por la ma?ana se iba a nadar a una piscina de un colegio religioso del barrio del Aventino, pidiendo al secretario que "no dijeran a nadie que era un cardenal".
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