La nueva ¨¦poca de la CIA
Los servicios de espionaje norteamericanos han resurgido con la Administraci¨®n Reagan
A los titulares de los peri¨®dicos llegan las acciones encubiertas, como el minado de los puertos nicarag¨¹enses. Pero hay otros acontecimientos en la agencia secreta de espionaje de Estados Unidos que tienen mucho m¨¢s alcance.Despu¨¦s de un programa de cuatro a?os para fortalecer la Agencia Central de Informaci¨®n (CIA) pueden verse ahora los resultados: un servicio de espionaje no s¨®lo con m¨¢s fuerza, sino con m¨¢s influencia. Inundada de dinero y nuevo personal, la. CIA ha vuelto a funcionar por todo el mundo a una escala nunca vista desde la guerra de Vietnam.
Ha sido aumentada asimismo su misi¨®n. Adem¨¢s del espionaje, del an¨¢lisis de la informaci¨®n Y de las operaciones encubiertas, la agencia se ha unido a las guerras contra el terrorismo, traficantes internacionales de droga y el robo sovi¨¦tico de secretos tecnol¨®gicos estadounidenses.
Hay algo que no ha cambiado. La implicaci¨®n de la CIA en operaciones encubiertas sigue provocando apasionamientos y controversias. El Congreso amenaza con negar los fondos necesarios para financiar la guerra secreta contra los sandinistas en Nicaragua.
Este cambio, en¨¦rgicamente impulsado por el presidente Reagan y el director de la CIA, William J. Casey, ha conseguido alzar a la unidad de espionaje desde una situaci¨®n de descr¨¦dito durante la d¨¦cada de los setenta a una nueva posici¨®n de poder e influencia en pol¨ªtica exterior.
Fundamental en el cambio de fortuna de la agencia ha sido Casey, cuyos cercanos lazos pol¨ªticos y personales con Reagan le dan a la CIA el tipo de acceso a la Casa Blanca, as¨ª como de credibilidad, que no ha tenido durante a?os. La desesperaci¨®n que inund¨® a la CIA durante lo que se dio en llamar los problemas ya no existe.
Sin embargo, hay cr¨ªticos que creen que la revitalizada agencia se est¨¢ haciendo demasiado influyente y que Casey tiene demasiada influencia en la elaboraci¨®n de la pol¨ªtica norteamericana. Hay otros que advierten que las acciones encubiertas arrastrar¨¢n a Estados Unidos a la guerra.
En realidad, el Congreso, al mismo tiempo que trataba de mantener un estrecho control sobre la CIA, empez¨® a promover el fortalecimiento de la organizaci¨®n, antes incluso de que Casey estuviera a su lente, y la ha apoyado fuerte mente desde entonces. Este apoyo viene en parte de la necesidad de mejor informaci¨®n sobre el incremento de la capacidad militar sovi¨¦tica. Tambi¨¦n se tiene en cuenta que la CIA proporciona a Esta dos Unidos los medios de intervenci¨®n en las crisis mundiales sin necesidad de enviar unidades de combate.
La agencia de superesp¨ªas, con su cuartel general en el suburbio washingtoniano de Langley, Estado de Virginia, y con 18.000 empleados, hace ya largo tiempo que es objeto de controversias. Aunque existe mayor preocupaci¨®n por sus actividades encubiertas, ¨¦stas no son en absoluto la parte m¨¢s importante de su misi¨®n m¨¢s amplia.
Donde m¨¢s evidente se hace la influencia de Casey es en la reaparici¨®n de la acci¨®n encubierta: misiones destinadas a influir en reg¨ªmenes extranjeros m¨¢s que a obtener informaci¨®n. La antigua estructura de la CIA para este tipo de actividades result¨® desmantelada virtualmente durante los a?os setenta, a consecuencia de revelaciones embarazosas sobre su participaci¨®n en planes de asesinato, guerras secretas, intentonas golpistas y otras actividades dudosas.
Las guerras clandestinas
En la actualidad, sin embargo, seg¨²n el testimonio de algunos funcionarios, un per¨ªodo de tres a?os de contrataci¨®n de personal ha conseguido recuperar la capacidad perdida cuando el antecesor de Casey, Stansfield Turner, elimin¨® tinos 800 puestos de las filas clandestinas. Esos huecos han vuelto a ser cubiertos, algunos de ellos por militares retirados.
Seg¨²n fuentes fidedignas, los efectos de este fortalecimiento est¨¢n haci¨¦ndose sentir ya en todo el mundo. Por ejemplo:
- En Afganist¨¢n, Casey ha aumentado el apoyo clandestino de Estados Unidos a los insurgentes musulmanes que se enfrentan a las fuerzas sovi¨¦ticas de ocupaci¨®n. Seg¨²n se dice, la ayuda anual para armas y municiones supera en la actualidad los 75 millones de d¨®lares.
- En El Salvador, la CIA ha distribuido dos millones de d¨®lares entre partidos pol¨ªticos en las recientes elecciones. presidenciales. El senador republicano por Carolina del Norte Jesse Helms afirma que esto represent¨® un factor significativo en la victoria de Jos¨¦ Napole¨®n Duarte.
En total, la agencia est¨¢ implicada en. una media docena de operaciones encubiertas a gran escala en el extranjero, seg¨²n un funcionario que posee informaci¨®n interna. Por otra parte, la CIA puede estar dirigiendo unos 50 proyectos secretos de menor categor¨ªa. Este n¨²mero, aunque mucho menor que durante los a?os de mayor actividad de la CIA, representa, sin embargo, un aumento significativo de la acci¨®n encubierta durante el mandato de Reagan. .
La operaci¨®n m¨¢s llamativa, con mucho, es la de Nicaragua. Seg¨²n informaciones de confianza, la CIA se ha gastado con Casey unos 73 millones de d¨®lares en aumentar las fuerzas antisandinistas de los contras hasta alrededor de 12.000 rebeldes.
La CIA ha coordinado los env¨ªos a¨¦reos, planeado los ataques y construido una avanzada red de comunicaciones para la acci¨®n paramilitar m¨¢s importante desde la guerra de Vietnam. Estas actividades han motivado acusaciones de que las operaciones encubiertas de la agencia han vuelto a escaparse a todo control.
Incluso dentro del personal de Langley el entusiasmo de Casey por la acci¨®n encubierta no es compartido por todo el mundo. Hay mucha gente preocupada por estas operaciones, ya que temen que una repulsa de la opini¨®n p¨²blica pueda anular todos sus progresos recientes.
"No conozco a nadie en la agencia a quien le guste la acci¨®n encubierta", afirma un alto funcionario. "Pero tiene que existir alg¨²n t¨¦rmino medio ( ... ) entre la diplomacia, que puede no dar resultados, y enviar a los marines. El personal de la agencia al que se le encarga que lleve a cabo una acci¨®n encubierta saluda y la ejecuta".
En realidad, la misma CIA intent¨® pasarle el a?o pasado la operaci¨®n de Nicaragua al Pent¨¢gono, una idea r¨¢pidamente rechazada por el secretario de Defensa, Caspar Weinberger. "El Pent¨¢gono no quiere cargar con el muerto", se queja un funcionario de informaci¨®n, "y los jefes del Estado Mayor Conjunto no quieren saber nada de una operaci¨®n de guerrilla. As¨ª que el encargo va a parar a la CIA. Somos una sustituci¨®n de la pol¨ªtica, y eso nos disgusta".
El factor humano
Aparte de fortalecer su capacidad para la acci¨®n encubierta, la agencia ha dedicado mucho dinero y mucho tiempo a aumentar sus complicadas redes de esp¨ªas y agentes dobles.
Se re¨²nen grandes cantidades de informaci¨®n, mediante una tecnolog¨ªa muy adelantada. Las c¨¢maras espaciales sit¨²an los silos de misiles y controlan la producci¨®n de municiones. Los sat¨¦lites de investigaci¨®n captan las emisiones de radio y las se?ales de radar. Hay detectores de infrarrojos que ven a trav¨¦s de las paredes, y micr¨®fonos de largo alcance que recogen conversaciones por las vibraciones del cristal de una ventana.
Pero estos aparatos tan caros no son capaces de detectar las intenciones de un adversario. Los sat¨¦lites pueden indicar que un pa¨ªs est¨¢ dispuesto para entrar en guerra, pero s¨®lo un agente con acceso a los principales secretos puede decir si lo har¨¢ o no.
Una historia con ¨¦xito, dentro del esfuerzo por reconstruir el espionaje humano, es el aumento de agentes detr¨¢s del tel¨®n de acero. "S'ol¨ªamos no tener a nadie en absoluto", comenta un alto funcionario. "Ahora tenemos m¨¢s material del que podemos manejar. Hemos mejorado mucho,y estamos mejorando todos los a?os".
Con la informaci¨®n filtrada desde la muy cerrada sociedad sovi¨¦tica por esta red de agentes, los expertos afirman que los funcionarios de Washington tienen con frecuencia una idea m¨¢s clara, en general, de la evoluci¨®n econ¨®mica y de otra ¨ªndole que los dirigentes del Kremlin.
Mucho antes de la invasi¨®n norteamericana de Granada, en octubre pasado, la agencia de espionaje estaba al corriente no s¨®lo del aumento de la presencia cubana y de la de libios y europeos orientales en la isla, sino tambi¨¦n del desencanto de la poblaci¨®n con el Gobierno marxista. Tambi¨¦n predijo, acertadamente, que los granadinos no se opondr¨ªan a los invasores estadounidenses.
Sin embargo, a¨²n existen fallos molestos en el esfuerzo de captaci¨®n de informaci¨®n procedente de fuentes humanas por parte de la agencia. Por ejemplo, la CIA pudo advertir de la proximidad de un ataque contra un objetivo norteamericano en Beirut por parte de facciones proiran¨ªes, pero no pudo enterarse de d¨®nde, c¨®mo o cu¨¢ndo tendr¨ªa lugar. Tres d¨ªas despu¨¦s de la predicci¨®n del ataque, el cuartel de los marines fue volado, con la p¨¦rdida de 241 vidas.
El an¨¢lisis informativo
El resultado m¨¢s evidente de la revitalizaci¨®n de la CIA, seg¨²n muchas opiniones, es la notable mejora del an¨¢lisis informativo, el lento proceso de sopesar y organizar los trozos y piezas del rompecabezas informativo en un todo coherente que los pol¨ªticos puedan utilizar para tomar decisiones.
La mejora m¨¢s visible es la de las estimaciones de la informaci¨®n nacional (NIE), muy importantes en la CIA, que prev¨¦n acontecimientos a escala mundial. Tras producir s¨®lo 12 NIE en 1980, la CIA distribuy¨® 50 estimaciones el a?o pasado, al mismo tiempo que se est¨¢ trabajando sobre otros 800 proyectos, que van desde c¨¢lculos del arsenal sovi¨¦tico hasta las corrientes de poblaci¨®n en el Tercer Mundo.
Antes, la CIA llegaba a necesitar hasta nueve meses para terminar uno de estos c¨¢lculos. Hoy d¨ªa no es raro que la agencia elabore uno cada tres semanas o menos incluso. La calidad tambi¨¦n ha, mejorado, seg¨²n fuentes pr¨®ximas a la agencia. "Ahora se puede leer un NIE y enterarse de algo verdaderamente, se afirma. "Antes, la CIA ha llegado a hacer NIE sobre ?frica en el a?o 2000, o cosas por el estilo. Te dorm¨ªas".
En la actualidad, la CIA tiende a concentrarse en temas de primera importancia para los dirigentes pol¨ªticos. Nada menos que ICI meses antes de la muerte del presidente sovi¨¦tico Le¨®nid Breznev, por ejemplo, el equipo de Langley predijo correctamente que ser¨ªa Yuri Andropov antes que una direcci¨®n colectiva quien tomar¨ªa el poder cuando desapareciera el enfermo Breznev. La CIA se qued¨® pr¨¢cticamente sola en su predicci¨®n.
El an¨¢lisis, seg¨²n los observadores, ha sido mejorado notablemente, debido a cambios en su presentaci¨®n. Las opiniones disidentes, que antes se relegaban a simples notas a pie de p¨¢gina, forman parte de los c¨¢lculos, de manera que los dirigentes est¨¦n al corriente de los temas controvertidos. "Casey ha impedido que los puntos de vista minoritarios se pierdan en la refriega", afirma un funcionario. "Esto es muy importante, porque, con frecuencia, los puntos de vista minoritarios resultan tener raz¨®n".
M¨¢s misiones en el futuro
Casey est¨¢ actuando r¨¢pidamente para unirse a otras agencias federales en tres nuevas ¨¢reas de inter¨¦s: terrorismo, tr¨¢fico de drogas y el robo por sovi¨¦ticos de tecnolog¨ªa norteamericana.
A la CIA le ha tocado un papel preponderante en la decisi¨®n de Reagan de tratar de contrarrestar el terrorismo dirigido contra Estados Unidos. La agencia ha llegado incluso a resistirse a intentos de asumir una misi¨®n m¨¢s en¨¦rgica. En el Pent¨¢gono y en la Casa Blanca hay gente que, apoyada por algunos congresistas, insiste en que la CIA se dedique a la tarea de asesinar terroristas antes de que ¨¦stos puedan actuar. Pero miembros de la agencia afirman que han ganado una intensa lucha interna sobre este tema, poniendo de relieve que incluso una intervenci¨®n indirecta en un asesinato es ilegal. Uno de estos funcionarios afirma: "La CIA no tendr¨¢ unidades de asesinos para enviarles fuera a prevenir ataques terroristas. No vamos a formar unidades de asesinos".
Lo que est¨¢ haciendo la CIA b¨¢sicamente es mejorar su informaci¨®n sobre terrorismo. Casey ha creado grupos especiales de an¨¢lisis del problema y ha reunido una amplia informaci¨®n a fin de contribuir a localizar a grupos terroristas y llegar incluso a predecir sus movimientos. Su personal est¨¢ asimismo trabajando con pa¨ªses amigos a fin de formar una nueva red antiterrorista para reunir al conjunto de informaci¨®n pertinente.
Adem¨¢s, la agencia ha creado nuevas unidades especiales dispuestas a desplegarse r¨¢pidamente a cualquier parte del mundo, a fin de ayudar a las autoridades locales cuando tenga lugar un incidente. "Est¨¢n listos para partir, literalmente, cuando oigan sonar un silbato", afirma un experto. "Lo hacen, y lo hacen muy bien".
El problema es enfrentarse con el terrorismo antes de que llegue a ocurrir nada. La agencia ha tenido poco ¨¦xito tratando de infiltrarse en grupos terroristas. Seg¨²n una fuente, "en una escala del 1 al 10 les dar¨ªa en este tema poco m¨¢s de cinco, quiz¨¢ seis. Tendr¨¢n que hacer mucho m¨¢s de lo que han hecho si quieren llegar a hacer lo que el presidente quiere que hagan".
Espionaje t¨¦cnico
La CIA tiene un papel fundamental en el enfrentamiento con otro peligro. En un momento en que la Uni¨®n Sovi¨¦tica ha intensificado sus ya intensos esfuerzos para conseguir conocimientos tecnol¨®gicos norteamericanos para su m¨¢quina militar, se ha puesto en marcha una importante operaci¨®n a fin de tratar de restringir la salida de tecnolog¨ªa estadounidense.
En los ¨²ltimos a?os setenta, Mosc¨² consigui¨® 30.000 muestras de equipamiento, armamento y repuestos procedentes de Occidente, as¨ª como 400.000 documentos, tanto secretos como no. En 1981, la CIA mont¨® un centro de c¨¢lculo de traspaso de tecnolog¨ªa que analiza qu¨¦ es lo que busca el Kremlin y c¨®mo puede tratar de conseguirlo. Funcionarios de espionaje afirman que el aumento en el n¨²mero de diplom¨¢ticos sovi¨¦ticos que fueron expulsados o que desertaron -135 durante 1983- es el resultado, en parte, de la mejora de la informaci¨®n estadounidense sobre el espionaje tecnol¨®gico.
Incluso as¨ª se queja William Rudman, que est¨¢ al frente del esfuerzo del Servicio de Aduanas de Estados Unidos por detener este tr¨¢fico: "Tenemos problemas para conseguir informaci¨®n por parte de los medios de espionaje". El resultado es que, con frecuencia, sus inspectores no est¨¢n al corriente de qu¨¦ exportaciones son de inter¨¦s para los sovi¨¦ticos.
Casey ha unido asimismo a la CIA a la lucha en contra de lo que se ha convertido en una industria de narc¨®ticos con un movimiento anual de unos 80.000 millones de d¨®lares. La CIA est¨¢ identificando los m¨¦todos utilizados para legalizar el dinero sucio. Debido a que los traficantes utilizan refugios en el extranjero para esconder y poner en movimiento su dinero, la agencia est¨¢ intentando infiltrar bancos en Panam¨¢, las islas Caimanes, las Bahamas y Hong Kong.
Los especialistas antidroga reconocen que la CIA ayuda a veces confirmando informaciones y calculando el tama?o de consechas de narc¨®ticos mediante el uso de sat¨¦lites. Pero, incluso as¨ª, la ayuda parece ser inevitablemente limitada. "El espionaje y la aplicaci¨®n de la ley pueden ser buenos amigos, pero tampoco podemos estar casados", afirma un alto funcionario de la Agencia de Persecuci¨®n contra la Droga. "Nuestro objetivo es meter a gente en la c¨¢rcel. Y tenemos que tratar de utilizar esta informaci¨®n sin poner en peligro actividades secretas".
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