No hay libre competencia en las telecomunicaciones en EE UU
La ofensiva europea de la American Telephone and Telegraph (AT&T), primer grupo mundial en todas las categor¨ªas, inquieta a los europeos. Aunque sus operaciones con Philips y Olivetti fueron espectaculares, AT&T sufre violentos ataques en Estados Unidos, en su propia retaguardia, donde el grupo no tiene el campo libre pese ala desregulaci¨®n. AT&T acaba de firmar un acuerdo con la Compa?¨ªa Telef¨®nica Nacional de Espa?a para construir una f¨¢brica de chips en Espa?a, en lo que supone la mayor inversi¨®n extranjera en nuestro pa¨ªs desde la llegada de los socialistas al Gobierno.
"Se?or presidente, la desregulaci¨®n de las telecomunicaciones en Estados Unidos ?ha ... ?".Charles Brown interrumpe bruscamente a su interlocutor: "?Qu¨¦ dice usted? No hay desregulaci¨®n de las telecomunicaciones en Estados Unidos. No hay entrada ni salida libre en nuestro mercado". En el caso del presidente de AT&T, una declaraci¨®n de ese tenor, formulada en un tono de visible nerviosismo, causa inevitablemente sorpresa. ?Acaso no cre¨ªa todo el mundo, dentro y fuera de Estados Unidos, que la modificaci¨®n de las leyes y la desaparici¨®n del monopolio de AT&T el 1 de enero de 1984 se?alar¨ªan el retorno a la libre competencia en el ¨¢mbito de las comunicaciones? Un retorno considerado necesario y conveniente por los liberales de la Administraci¨®n federal.
AT&T era la compa?¨ªa privada m¨¢s importante del mundo, con un mill¨®n de asalariados y una cifra de negocios que se eleva a 69.800 millones de d¨®lares (en 1983). Con Bell Laboratories, AT&T dispon¨ªa adem¨¢s de los m¨¢s prestigiosos centros privados de investigaci¨®n (cuatro premios Nobel), y por medio de Western Electric fabricaba su propio equipo. A trav¨¦s de 22 compa?¨ªas locales, AT&T convirti¨® el tel¨¦fono norteamericano en uno de los mejores y m¨¢s econ¨®micos del mundo. El 80% de los 180 millones de abonados eran clientes de AT&T, conocida como System Bell, e incluso, y familiarmente, como Mam¨¢ Bell, en Estados Unidos. Ese monopolio, adquirido hace aproximadamente un centenar de a?os, ha desaparecido en beneficio de nuevos operadores especializados en enlaces a larga distancia, como MCI, Sprint, filial del grupo General Telephone and Electronics (GTE), International Telephone and Telegraph (ITT) o Us Telephone.
Despu¨¦s de tres lustros de pugna jur¨ªdica con las autoridades federales, el 11 de agosto de 1982 Charles Brown aceptaba renunci ar a esas 22 filiales locales a las que se hallan conectados los abonados; AT&T conservar¨ªa Bell Laboratories, Western Electric y los enlaces a larga distancia. La operaci¨®n de desmantelamiento (divestiture) tuvo lugar el 1 de enero de 1984. Las 22 filiales han sido reagrupadas en siete compa?¨ªas regionales que conservan el monopolio sobre las conversaciones locales. Para las conversaciones a larga distancia, esto es, para las conversaciones interurbanas, el abonado puede elegir entre AT&T y sus competidores.
As¨ª queda restablecida la competencia en el terreno de los enlaces a larga distancia y tambi¨¦n en el ¨¢mbito industrial: las siete compa?¨ªas regionales pueden escoger entre adquirir equipo de Western o de otras firmas norteamericanas, japonesas o europeas. La doctrina que inspira a las autoridades de la Comisi¨®n Federal de Comunicaciones (FFC: Federal Commission of Communications) aspira adem¨¢s a restablecer tarifas acordes con el coste de los servicios, es decir, a poner fin a las redistribuciones internas que siempre practic¨® AT&T (como las compa?¨ªas telef¨®nicas de todos los pa¨ªses): la compa?¨ªa cobraba tarifas que no cubr¨ªan los costes de los enlaces locales y se resarc¨ªa con los de larga distancia.
"?Es eso la librtad?"
Sin embargo, replica AT&T, tras las declaraciones de principio queda la realidad. "Qu.eremos reducir nuestras tarifas, sobre las llamadas telef¨®nicas a, larga distancia (interestatales) en un 10,5%, para comperir con mayores posibilidades frente a MCI y las dem¨¢s firmas, pero Washington s¨®lo autoriz¨®, en rnayo pasado, una disminuci¨®n del 6,1 %. ?Es eso la libertad? La Comisi¨®n Federal de Comunicaciones fue creada en 1934 para reglamentar el sector telef¨¢nico, es decir, para impedirnos elevar en demas¨ªa nuestras tarifas; hoy con esta seudodesregulaci¨®n, se nos impide reducirlas", se?ala Brown.Otro ejemplo: restablecida la competencia, deber¨ªa autorizarse la diversificaci¨®n de AT&T hacia los terminales, la telem¨¢tica y la inform¨¢tica. As¨ª se llizo, pero la FCC oblig¨® a la coinpa?¨ªa a confiar esa actividad a una filial comercial separada, AT&T Information Systems. Esa filial, aparte una vigilancia rigurosa de sus relaciones financieras y t¨¦cnicas con la empresa madre, tiene la obligaci¨®n de ofrecer a sus clientes ?materiales de la competencia de AT&T! Como si los vendedores de IBM estuviesen obligados a ofrecer ordenadores Univac o Apple a sus clientes.
Para la FCC, la desregulaci¨®n es un proceso largo. La libertad, la competencia pura y perfecta, no puede restablecerse de la, noche a la ma?ana porque AT&T aplastar¨ªa a sus competidores con su desmesurado poder. En suma, parafraseando a Saint-Just, se afirma: "No debe haber libertad de competencia para los enemigos de esa libertad".
Pero, en tales circunstancias, la nueva AT&T no est¨¢ en pie de, igualdad,con las dem¨¢s compa?¨ªas. Se ve forzada a realizar una revoluci¨®n cultural interna para poner ¨¦nfasis en la mentalidad de servicio p¨²blico que hab¨ªa desarrollado entre sus agentes.
Frente a sus j¨®venes corripetidores en el ¨¢mbito de los enlaces a larga distancia, AT&T est¨¢ regulada por la FCC. En otras palabras: "Sus tarifas son libres, pero no las nuestras", conio lamenta el presidente del grupo. Un ejemplo: la filial especializada AT&T Communications paga un impuesto (alrededor de dos centavos) a las compa?¨ªas regionales cada vez que uno de sus abonados decide emplear las l¨ªneas de AT&T para una llamada a larga distancia. En cambio, MCI, Sprint y las dem¨¢s firmas pagan por ese concepto (per call charge) tan s¨®lo el 45% de esa cantidad.
As¨ª, una parte importante de los ingresos & AT&T Cominunications revierte a las compa?¨ªas regionales. Sin esa subvenci¨®n obligatoria (est¨¢ prevista su desaparici¨®n progresiva), contraria al principio de tarifas acordes con el coste de los servicios, AT&T "podr¨ªa reducir en un 40% sus tarifas de larga distancia".
Se estima, sin embargo, que en Estados Unidos el peligro para AT&T no est¨¢ en el campo de las telecomunicaciones, donde la compa?¨ªa dispone de una ventaja considerable y de conocimientos y experiencia reconocidos. La amenaza m¨¢s importante pesa sobre Western Electric, convertida en AT&T Technologies. La adquisici¨®n del 50% de las telecomunicaciones de Philips y del 25% de la italiaria Olivetti, junto con la penetraci¨®n en Irlanda, Taiwan y Corea del Sur, hicieron olvidar lo m¨¢s importante: AT&T sufre fuertes embates en su retaguardia norteamericana. Los progresos en el exterior no compensan una p¨¦rdida en un mercado interior que es el m¨¢s importante del mundo (Estados Unidos representa el 40% del mercado mundial) y que no dejar¨¢ de crecer con rapidez (se habla del 30%) a partir de 1985, a?o en el que quedar¨¢n resueltos los problemas relacionados con el desmantelamiento. AT&T Technologies domina aproximadamente el 70% del mercado de la conmutaci¨®n, el 50%. del de transmisiones y el 25% del de terminales. Como cada compa?¨ªa regional elegir¨¢ de dos a tres proveedores para equilibrar sus riesgos, en lugar de acudir a uno solo (Western Electric) como antes suced¨ªa, AT&T perder¨¢ inevitablemente parte de su cuota de mercado en beneficio de otros fabricantes norteamericanos.
El contraataque de AT&T en el extranjero no ha dado todav¨ªa de forma clara los frutos que se esperaban. La eleccci¨®n de Philips para penetrar en los herm¨¦ticos mercados europeos no fue necesariamente la m¨¢s adecuada: la compa?¨ªa holandesa domina un porcentaje muy reducido del mercado del viejo continente. A Olivetti, en cambio, no le falta dinamismo en el campo de los terminales. AT&T dirigir¨¢ sus esfuerzos en inform¨¢tica y automatizaci¨®n de oficinas a trav¨¦s de ese nuevo aliado: el pr¨®ximo microordenador del grupo, semejante a un puesto de trabajo universal, estar¨¢ inspirado en el M 20 de Olivetti.
"Gran recelo por el desmantelamiento"
Como a AT&T le faltan productos para enfrentarse a sus competidores, el futuro del grupo depende por completo de los famosos laboratorios Bell. Ese tesoro de ATT lo es m¨¢s por la calidad del equipo que por su presupuesto no excesivamente voluminoso (1.900 millones de d¨®lares). Sus 18.000 investigadores, mundialmente reconocidos y repartidos en 17 laboratorios, se ver¨¢n obligados a aplicar criterios de marketing, en una revoluci¨®n que ser¨¢ preciso realizar sin tropiezos.?Qu¨¦ ocurrir¨¢ ma?ana? "Los investigadores manifiestan gran recelo en relaci¨®n con el desmantelamiento de AT&T. Temen (sin fundamento) posibles medidas de ahorro de material, as¨ª como una censura en la publicaci¨®n de sus trabajos", afirman en Bell Laboratories. Los dirigentes procuran tranquilizarlos, aunque existe el peligro de que la vulgaridad invada los laboratorios Bell y se produzca una fuga masiva de investigadores.
En definitiva, los puntos d¨¦biles de la gigantesca AT&T son m¨¢s evidentes que los fuertes, y Charles Brown lo sabe.
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