Algo m¨¢s que una espesa nube de sabor americano
LA OPERACI?N de represi¨®n del contrabando de tabaco emprendida por los socialistas a su llegada al poder, arroj¨® unos resultados tan fulgurantes a los pocos meses de su puesta en marcha, que parec¨ªa que el Gobierno hab¨ªa entablado una batalla contra los molinos de viento, en la que las tramas de intereses y las grandes fortunas se tornaban en nube de verano ante la sola aparici¨®n, en un escenario pol¨ªtico y social de arraigado caciquismo, de un Ejecutivo con ganas de coger el toro por los cuernos. Han transcurrido ocho meses tan s¨®lo desde el gran golpe asestado en diciembre de 1983 a las grandes familias que controlaban el negocio del contrabando en Galicia, y ya es evidente que la batalla va a ser larga, y los resultados del lance, contradictorios, pues si en el primer trimestre del a?o 1984, como consecuencia del desmantelamiento de la red gallega, el tabaco americano ilegal casi desapareci¨®, este verano los contrabandistas han logrado recuperar, seg¨²n fuentes gubernamentales, el 80% de su cuota de mercado.
En declaraciones a este peri¨®dico (v¨¦ase p¨¢gina 11), el gobernador civil de Pontevedra, Virginio Fuentes, que ha sido la punta de lanza en la represi¨®n del contrabando, afirma con preocupaci¨®n que "se corre el peligro de recuperar los niveles de ventas de tabaco ilegal que exist¨ªan antes de la operaci¨®n de diciembre de 1983, aunque mantendremos la presi¨®n", al tiempo que se reconoce impotente para frenar con planteamientos puramente policiales el fen¨®meno del contrabando. El Gobierno no s¨®lo tiene enfrente a un tinglado artesanal de peque?os contrabandistas que buscan en esa actividad un modo de vida, sino a una industria bien organizada, con gran capacidad de movilizaci¨®n financiera, que, a la vez que conecta con grandes interes en el exterior, genera una trama interna de medianos y peque?os beneficiarios que dan respaldo social a una actividad delictiva.
La operaci¨®n emprendida en diciembre de 1983 permiti¨® la detenci¨®n de 449 personas, de las que 101 han sido acusadas de delitos de contrabando, y 348, de infracciones administrativas -el valor de lo aprehendido es inferior a un mill¨®n de pesetas-, que se sancionan con multas cuya cuant¨ªa oscila entre, un m¨¢ximo del 200%. del valor aprehendido y un m¨ªnimo del 50%. Tras los cambios efectuados en los mandos de las fuerzas de seguridad en Pontevedra fue procesado un cierto n¨²mero de guardias civiles de los puestos de El Grove, Cuntis, Pontevedra y Cambados por supuesta corrupci¨®n, y al mismo tiempo se efectuaron cambios de destino de otros, agentes para facilitar la investigaci¨®n y el control del transporte ilegal de tabaco en el interior, una vez que la mercanc¨ªa llegaba a tierra firme.
De resultas de esta operaci¨®n, en los primeros meses de 1984 se increment¨® la venta de tabaco rubio distribuido por Tabacalera en 100 millones de cajetillas, lo que supuso un beneficio d e 11.000 millones para el monopolio y unos 7.000 millones de pesetas de ingresos para Hacienda.
Son muy diferentes, por el contrario, los resultados conseguidos en la lucha contra el poder econ¨®mico de los contrabandistas. Se ha tratado infructuosamente de interceptar los circuitos financieros utilizados por ¨¦tos para disponer de grandes sumas de divisas en pocas horas. Las investigaciones sobre m¨¢s de 400 cuentas bancarias emprendidas ya hace meses no arrojan otro resultado que el procesamiento del director de una peque?a sucursal bancaria. La red financiera interna permanece, por tanto, intacta, mientras crece la exterior, toda vez que los contrabandistas colocan gran parte de sus beneficios en el mercado internacional. El Gobierno estima en 30.000 millones de pesetas la evasi¨®n de capitales producida con el contrabando de tabaco en un solo a?o, y est¨¢ convencido de que si no logra estrangular los circuitos financieros del mismo, ¨¦ste se reproducir¨¢ inexorablemente, como las estrellas de mar.
El Gobierno ya sabe hoy que no lograr¨¢ minar el potencial econ¨®mico de la industria del contrabando me diante las capturas de la mercanc¨ªa, pese a que en oca siones el valor de lo aprehendido se cuente en miles de millones de pesetas. Los grandes contrabandistas se han replegado a alta mar y dejan a una serie de organizaciones atomizadas la operaci¨®n m¨¢s arriesgada de colocar la mercanc¨ªa en la costa para su posterior reexpedici¨®n al mercado en alijos cuya interceptaci¨®n no va a constituir delito, por no sobrepasar el mill¨®n de pesetas. De ah¨ª que las investigaciones se encaminen hacia la actividad bancaria que genera el contrabando, aunque hasta ahora sin resultados positivos.
La batalla social contra el contrabando es tambi¨¦n ardua tarea para las autoridades, y en ello influyen los m¨¢s variados factores. Algunos posiblemente derivados de la distorsi¨®n que todo monopolio supone para el mercado: es dif¨ªcilmente veros¨ªmil que un gran sector de fumadores prefiera el tabaco de contrabando si ¨¦ste, adem¨¢s de ser m¨¢s caro, por regla general, fuera peor que el de Tabacalera Espa?ola, tal como ¨¦sta afirma. Mientras haya consumidores dispuestos a pagar m¨¢s dinero por un tabaco que le sabe mejor, siempre habr¨¢ quien quiera aprovecharse de ello, aun corriendo un riesgo, por otra parte no muy alto: la frontera portuguesa est¨¢ pr¨®xima para unos, y para, otros, entre los que se encuentran algunos de los supuestos capos del negocio, est¨¢ la libertad bajo fianza. As¨ª, Jos¨¦ Ram¨®n Prado, Sito, considerado en el auto de procesamiento uno de los tres jefes de Ros, Sociedad Limitada, la m¨¢s importante organizaci¨®n desarticulada en diciembre, ha recobrado la libertad por 20 millones de pesetas en concepto de fianza, mientras Ramiro Mart¨ªnez y Olegario Falc¨®n, que componen con ¨¦l el tr¨ªo directivo de Ros, lograron burlar en su d¨ªa la acci¨®n de la justicia.
El Gobierno es consciente de que el contrabando es popular en aquellas zonas en que adem¨¢s de un gran negocio para unos pocos es un modo de vida para muchas personas. ?ste es el caso de Galicia, especialmente en las poblaciones costeras del Pontevedra. La pol¨ªtica no se escapa a la influencia de este fen¨®meno, y acaso eso explique el silencio de meses de la Xunta de Galicia, roto, despu¨¦s de que p¨²blicamente se le recriminara tal actitud, para acusar al Gobierno de "escasa comprensi¨®n del estado auton¨®mico" al no tenerle informado de una operaci¨®n "que indudablemente ha de afectarnos social y econ¨®micamente". Sal¨ªa la Xunta de su silenci¨® para explicar que "su prudente ' actitud" en relaci¨®n con el asunto del contrabando obedec¨ªa a que, "no teniendo los elementos de juicio sobre la situaci¨®n en el momento concreto, no ser¨ªa ni serio ni propio de una instituci¨®n de la m¨¢s alta representaci¨®n aventurar opiniones que s¨®lo caben a t¨ªtulo particular y que en el contexto actual ser¨ªan una voz in¨²til en el desierto de la incomprensi¨®n auton¨®mica".
Ha pasado un a?o de esta declaraci¨®n oficial, y el hecho m¨¢s notable generado por el Gobierno gallego en relaci¨®n con uno de los mayores fraudes que sufre el pa¨ªs es "la entrevista casual" -seg¨²n la versi¨®n oficial de la Xunta- mantenida en la localidad portuguesa de Vilanova de Cerdeira por su presidente, Fern¨¢ndez Albor, con varios contrabandistas huidos de la justicia espa?ola. Si esta entrevista sirvi¨® para que al fin el Gobierno gallego forme opini¨®n es asunto que se desconoce. En cualquier caso, el gesto s¨®lo contribuye a, dar p¨¢bulo a quienes ven complicidades en el silencio de la Xunta. Ante el fen¨®meno de la connivencia social con el contrabando, el gobernador civil de Pontevedra vuelve su mirada a los tribunales y piensa en el "elemento ejemplarizante" que supondr¨ªa una sentencia r¨¢pida en relaci¨®n con el sumario 65/1983, que instruye la Audiencia Nacional. Largo se lo f¨ªa el gobernador.
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