La campana de Hemingway
La carta de ?lvaro Luque (14 de julio) alude, con alg¨²n acierto, a la campana de Hemingway; acoge con agrado que se haya al fin corregido el error de pluralizaci¨®n, pero comete un error dif¨ªcil de comprender: el de identificar la campana de Hemingway con la de Lloyd's.El t¨ªtulo de la novela, seg¨²n cita del propio autor, est¨¢ tornado de una renombrada frase de un serm¨®n de John Donne, poeta-cl¨¦rigo del siglo XVII, tanto el hombre como su obra harto conocidos. La frase Seed not to know whom the bell tolls: it tolls for thee (No busques averiguar por qui¨¦n dobla la campana: dobla por ti) se encuentra en uno de los sermones que el can¨®nigo Donne, ex cat¨®lico, pronunciaba en la catedral de St. Paul londinense y que apasionaban a los fieles anglicanos de su ¨¦poca. Hemingway la us¨® como llamada a la conciencia del mundo. La campana a que se refiere es, sin lugar a duda, la de las exequias.
La poderosa compa?¨ªa de seguros conocida hoy por el nombre de Lloyd's Underwriters es descendiente de un grupo de corredores mar¨ªtimos que comenzaron a reunirse en un caf¨¦ de Londres en el siglo XVII. Llevaba la voz cantante un tal Edward Lloyd. La pr¨¢ctica de ta?er la campana para anunciar el naufragio de alg¨²n mercante asegurado surgi¨®, seg¨²n parece, despu¨¦s de que este grupo de corredores independientes se constituy¨® en la Sociedad Lloyd en 1727, estableciendo entonces domicilio legal. No tengo a la mano los datos necesarios para comprobar fechas. Dudo, sin embargo, que tal campana existiera durante la vida del poeta-predicador, muerto hacia 1635.-
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