P¨¢gina de melodrama

Una mulata, no tan joven, mantiene relaciones amorosas con el hijo de una rica familia de terratenientes. Ella quiere casarse y huir de su ambiente, revuelto en Cuba durante esa mitad del siglo XIX en la que se luchaba por la independencia de Espa?a. Quiere incluirse en el grupo de los dominadores, que, por su parte, entend¨ªan mal la revoluci¨®n industrial que en Europa cambiaba las formas de producci¨®n: muchos de ellos se arruinaban, mientras los menos escrupulosos manten¨ªan firme la estructura medieval que les aseguraba el poder. Cecilia se enamora realmente del c¨ªnico joven que le prometi¨® casamiento, aunque la famlia de ¨¦ste utilice todo su poder para impedir semejante interclasismo: el melodrama, pues, se alterna con la ilustraci¨®n de una decisiva p¨¢gina de la historia de Cuba.?sta es la propuesta de la novela Cecilia Vald¨¦s, de Cirilo Villaverde, contempor¨¢neo de la ¨¦poca que narra y convertido en cl¨¢sico de la literatura cubana. Sobre ella, el director Humberto Sol¨¢s present¨® en el Festival de Cannes de 1982 una versi¨®n cinematogr¨¢fica' de 160 minutos, que era s¨®lo una s¨ªntesis de otra m¨¢s amplia prevista para la televisi¨®n. Fue mostrada el ¨²ltimo d¨ªa y no obtuvo ¨¦xito, lo que no impidi¨® al miembro del jurado Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez hacer violentas declaraciones contra el presidente del festival acus¨¢ndole de haber influido en que Cecilia no obtuviera premio. Ahora nos llega a Espa?a en versi¨®n a¨²n m¨¢s reducida -95 minutos- y con numerosas alteraciones en el doblaje, de forma que algunos personajes se expresan en el peculiar acento cubano, mientras que otros, con independencia de sus caracter¨ªsticas raciales, utilizan un correct¨ªsimo y fr¨ªo acento castellano.

No ha ganado calidad Cecilia con esta reducci¨®n: muy al contrario, la historia se precipita, se esquematiza, reduciendo a simple an¨¦cdota lo que Humberto Solas hab¨ªa previsto como retrato de una ¨¦poca. Si en Cannes el filme pareci¨® rebuscado, literario, de excesiva grandilocuencia, ahora se le a?ade simpleza, revelando con los cortes una eficiente puesta en escena y un regusto por el follet¨ªn que pincela de grotesco algunos de sus extremos. El amaneramiento de los int¨¦rpretes aparece tambi¨¦n m¨¢s rotundo, especialmente entre las actrices, quiz¨¢ 'porque en una concepci¨®n superficial del g¨¦nero son las destinadas al llanto. Los caballeros,, y entre ellos Imanol Arias, aportan una mayor sobriedad.

, El mejor trabajo de Sol¨¢s se centra en la ambientaci¨®n, ilustrada en grabados de la ¨¦poca, en los pintoresquismos de la vida colonial, que, desgraciadamente, no se traducen en una buena fotograf¨ªa, quiz¨¢ por la deficiencia original del celuloide utilizado.