Chad por el S¨¢hara, un trueque de conveniencias
Por sorprendente que pueda parecer, la cooperaci¨®n libio-marroqu¨ª, iniciada hace poco m¨¢s de un a?o con la visita sorpresa de Muamar el Gadafi a Marruecos, no s¨®lo ha perdurado, sino que ahora se transforma en una "uni¨®n entre los dos Estados" que ser¨¢ completada, seg¨²n una f¨®rmula ya consagrada, por una "uni¨®n entre los dos pueblos".El inesperado anuncio de esta uni¨®n no deber¨ªa, sin embargo, asombrar si se tiene en cuenta que desde julio de 1983 Marruecos y Libia han concluido y puesto en pr¨¢ctica importantes acuerdos de cooperaci¨®n econ¨®mica y pol¨ªtica y, sobre todo, que, dadas las circunstancias regionales e internacionales, en esta dif¨ªcil partida entre el rey Hassan II y Gadafi los dos creen poder obtener importantes beneficios para sus propios fines.
Lo m¨¢s notable de esta uni¨®n para Marruecos es que Gadafi, cabeza de fila de los revolucionarios, confirma su reconocimiento de la integridad territorial marroqu¨ª, con el S¨¢hara incluido. Lo ventajoso para Libia es que Hassan II, l¨ªder de los moderados y prooccidentales africanos y ¨¢rabes, reconoce las aspiraciones libias sobre Chad.
Tal trueque fue, en definitiva, la base original del acuerdo libio-marroqu¨ª, que comenz¨® por la negativa del rey Hassan II a enviar tropas a Chad para combatir la invasi¨®n libia, como le urg¨ªan Francia y Estados Unidos. La respuesta de Gadafi fue la supresi¨®n de la ayuda militar al Frente Polisario.
Durante el a?o transcurrido desde que Gadafi visitara en Rabat al rey Hassan II, Libia y Marruecos han establecido una l¨ªnea a¨¦rea regular entre Casablanca y Tr¨ªpoli, comunicaciones telef¨®nicas y telegr¨¢ficas, acuerdos para intercambio de trabajadores (Marruecos enviar¨¢ m¨¢s de 100.000 a Libia, principalmente campesinos) y hasta se ha hablado de la creaci¨®n de un banco libio-marroqu¨ª. Los opositores al r¨¦gimen de Gadafi residentes en Rabat se han vuelto cada vez m¨¢s escasos.
En la euforia de la uni¨®n libio-marroqu¨ª, ayer se hablaba en Rabat de la posibilidad de que Libia financie la construcci¨®n del ferrocarril Marraquech-El Aai¨²n, proyecto que el rey Hassan II hab¨ªa ofrecido a Francia, Estados Unidos y Espa?a, con resultado negativo en lo que concierne a la financiaci¨®n.
De confirmarse, Libia puede ratificar as¨ª a¨²n m¨¢s su aceptaci¨®n de la marroquinidad del S¨¢hara cuando los expertos del Fondo Monetario Internacional (FMI) consideran la referida inversi¨®n, al igual que la del puerto de Agadir, en la que Espa?a se ha comprometido a invertir 150 millones de d¨®lares (unos 24.750 millones de pesetas), como carentes de rentabilidad.
Pero contemplar la uni¨®n libio-marroqu¨ª en ese reducido intercambio de Chad por el S¨¢hara es insuficiente. Francia, a cuyas empresas corresponder¨ªa ahora, con financiaci¨®n libia, la ejecuci¨®n del ferrocarril Marraquech-El Aai¨²n, puede estar interesada en la estabilidad que la uni¨®n llevar¨¢ a Chad, del cual podr¨ªa incluso retirar sus tropas.
En cualquier caso, la uni¨®n libio-marroqu¨ª que te¨®ricamente va m¨¢s all¨¢ de los tratados de amistad y cooperaci¨®n firmados entre Argelia, T¨²nez y Mauritania, consagra la divisi¨®n del Magreb en dos ejes, cosa que . los propios argelinos y tunecinos daban ya por existente.
El enojo que ha suscitado en Argelia esta uni¨®n se comprende f¨¢cilmente, pues va a obligar al presidente Chadli Benyedid, que concretaba paso a paso su pol¨ªtica de moderaci¨®n y de acercamiento hacia Occidente, a definirse prematuramente sobre las opciones pol¨ªticas que representa la uni¨®n libio-marroqu¨ª.
Ceuta y Melilla
Incidentalmente, para Espa?a esta uni¨®n puede llevar a Un reforzamiento del irredentismo marroqu¨ª con respecto a Ceuta y Melilla, con el cual ahora Libia se ve obligada a solidarizarse, no s¨®lo diplom¨¢tica, sino militarmente. Ello coincide, desafortunadamente, con un per¨ªodo de malas relaciones con Argelia a causa del contencioso sobre el contrato del gas. El presidente Chadli Benyedid, al designar como nuevo embajador en Espa?a a Ismail Hamdani, que durante a?os ha sido su consejero, parec¨ªa dispuesto a tomar las relaciones hispanoargelinas bajo su responsabilidad directa. Mientras Madrid concede el placet al nuevo embajador argelino, Espa?a parece abocada a comprar m¨¢s gas a Libia si Argelia persiste en su recurso al arbitraje internacional de la C¨¢mara de Comercio de Ginebra.Por otro lado, todos los partidos marroqu¨ªes, con la excepci¨®n de los socialistas, que han pospuesto su opini¨®n, han expresado de inmediato su respaldo a la decisi¨®n.
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