La corrupci¨®n, detonante del segundo reajuste
El relevo gubernamental decidido en Honduras por el presidente Roberto Suazo, siguiendo m¨¦todos que resultan ins¨®litos en este pa¨ªs aunque sean normales en otros, parece el segundo cap¨ªtulo de una crisis institucional m¨¢s grave abierta en marzo con una purga de la c¨²pula militar. Entonces como ahora, la corrupci¨®n parece ser el detonante del cambio.El enriquecimiento privado con fondos p¨²blicos ha sido pr¨¢ctica com¨²n, tolerada sin excesivos aspavientos ¨¦ticos, en las rep¨²blicas hispanas de Am¨¦rica, posiblemente como una pesada herencia de los virreinatos. Pero en tiempos de aguda depresi¨®n econ¨®mica empieza a convertirse en insulto intolerable para las mayor¨ªas que se empobrecen d¨ªa a d¨ªa.
El jefe del Ej¨¦rcito hondure?o, general Walter L¨®pez Reyes, ya en su discurso ante el Congreso, despu¨¦s de jurar su cargo a comienzos de abril, hizo una encendida defensa de la moralidad p¨²blica, enfocada de forma especial, pero no exclusiva, hacia los militares. En los cinco meses transcurridos desde aquella depuraci¨®n castrense, algo parece haberse corregido en el interior de los cuarteles, pero la Administraci¨®n civil ha mantenido los mismos defectos que provocaron el cese de cinco generales.
El manejo de informaciones reservadas para hacer negocios privados, los esc¨¢ndalos financieros y el saqueo de las arcas p¨²blicas constituyen esquemas de comportamiento habituales entre los funcionarios hondure?os, que consideran al Estado como un patrimonio del Gobierno de turno.
Los oficiales j¨®venes que conspiraron contra la c¨²pula militar anterior, dando por toda explicaci¨®n a sus jefes que los destitu¨ªan por ladrones, nunca ocultaron su prop¨®sito de sanear el Estado en su conjunto. Ahora parece llegada la hora de que rindan cuentas los civiles, aunque es casi seguro que los culpables no ir¨¢n a los tribunales y que se limitar¨¢n a pagar con su cese los manejos il¨ªcitos del presupuesto.
Salvar la presidencia
Al margen del esc¨¢ndalo nacional en que se ha convertido la corrupci¨®n para el tercer pa¨ªs m¨¢s pobre de Am¨¦rica, superado s¨®lo por Hait¨ª y Bolivia, esta crisis de Gobierno, casi a la mitad del mandato presidencial de Suazo, es un intento de salvar a la m¨¢xima instituci¨®n del Estado, que es la presidencia, del fracaso global de su gesti¨®n.
Las primeras correcciones en lo militar se han venido registrando en estos cinco meses. La dependencia de Washington ha dejado lugar a una relaci¨®n m¨¢s aut¨®noma, que ha llevado a replantear el convenio de defensa que reg¨ªa las relaciones entre los dos pa¨ªses desde 1954.
El apoyo declarado a las guerrillas antisandinistas ha sido tambi¨¦n corregido en declaraciones p¨²blicas del comandante en jefe y el canciller saliente.
Este segundo episodio de la crisis pretende rectificar una pol¨ªtica econ¨®mica que ha resultado un fracaso. El pa¨ªs est¨¢ m¨¢s endeudado que hace dos a?os, las exportaciones han disminuido y, por primera vez en medio siglo, la devaluaci¨®n del lempira parece inevitable.
Los acuerdos militares con Washington buscan una mejor contrapartida econ¨®mica, pero por si sola esa mejora ser¨¢ insuficiente para salvar al pa¨ªs de la bancarrota.
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