?ngel Guti¨¦rrez
El director del Teatro de C¨¢mara de Madrid fue durante 18 a?os profesor en el Instituto de Teatro de Mosc¨²
?ngel Guti¨¦rrez naci¨® en Pintueles, una aldea de la monta?a asturiana, donde, como tantos ni?os, perdi¨® su infancia, destrozada por los bombardeos franquistas. A pesar de todo, ?ngel tuvo m¨¢s suerte que otros ni?os y, desde Gij¨®n, se lo llevaron en un carguero franc¨¦s. Y como en un sue?o, esa visi¨®n atroz de pueblos devastados se transform¨® en la imagen fant¨¢stica y acogedora de Leningrado. Luego, en Mosc¨², ?ngel Guti¨¦rrez aprendi¨® y despu¨¦s dirigi¨® y ense?¨® teatro. En 1974, poco antes de decidir y conseguir su retorno a ese paisaje asturiano que, a?o tras a?o, reverdec¨ªa, m¨ªtico, en sus sue?os, se cas¨® con Ludmila Ukolova, que hab¨ªa sido alumna suya en el Instituto de Teatro de Mosc¨². En 1976 le contratan como profesor en la Real Escuela Superior de Arte Dram¨¢tico de Madrid, y en 1980 funda con sus alumnos el Teatro-Estudio, rebautizado luego con el nombre de Teatro de C¨¢mara de Madrid.
"En octubre de l937", dice, asom¨¢ndose al pasado, "pocos d¨ªas antes de la ca¨ªda de Asturias, nos embarcaron en un carguero franc¨¦s, a mi hermana mayor y a m¨ª. Del puerto de Gij¨®n zarparon dos barcos repletos de ni?os. Fue terrible, s¨®lo el nuestro lleg¨® a su destino; al otro lo hundieron en el golfo de Vizcaya. Muchos se quedaron en Francia, pero yo estaba muy enfermo y apenas pod¨ªa moverme". No recuerda demasiados detalles de ese viaje de exilio; la fiebre le hab¨ªa desarbolado su peque?a conciencia, y cuando despert¨® de esa pesadilla vivida le parec¨ªa estar so?ando de. verdad. "Me encontr¨¦ a bordo de un precioso barco sovi¨¦tico, de color blanco y dorado, que se llamaba Cooperaci¨®n. Ten¨ªamos buena y abundante comida, y los marinos nos trataban con atenci¨®n y generosidad exquisitas. Todo parec¨ªa demasiado fant¨¢stico".En Leningrado, donde les instalaron, aprendi¨® sus primeras nociones de pintura y de m¨²sica, hasta que los alemanes invadieron la URSS. "Entonces", cuenta, como recordando un paisaje, "nos trasladaron a los Urales, en un viaje que dur¨® semanas y semanas, en un lento tren, a trav¨¦s de heladas estepas, que parec¨ªan infinitas".
Terminada la segunda guerra mundial, ?ngel y sus compa?eros de exilio regresaron a Mosc¨². "Nos mimaban, nos trataban con verdadero amor", explica, con evidente agradecimiento. "All¨ª estudi¨¦ m¨²sica con el director de la orquesta del Boishoi, que me apreciaba tanto que ven¨ªa expresamente al internado a darme clases de armon¨ªa". A?os despu¨¦s, siguiendo los consejos de un profesor llamado Santacreu, ?ngel Guti¨¦rrez intent¨® matricularse en el Instituto de Cine de Mosc¨², pero no le admitieron porque era demasiado joven. Le enviaron al Instituto del Teatro y le rechazaron por la misma raz¨®n. "Desconsolado", se?ala, "me qued¨¦ llorando a la puerta del instituto. Entonces Mihail Targanov, el director, me llam¨® y me pregunt¨® qu¨¦ sab¨ªa hacer. Le recit¨¦ un pedazo de Fuenteovejuna y una f¨¢bula rusa que bastaron para que me concediera el permiso de ingreso en el Instituto de Teatro Lunacharski, de Mosc¨²".
En 1953, a los 21 a?os, termina sus estudios de teatro y se establece en Tangarog como director art¨ªstico del teatro Chejov. Luego regresa a Mosc¨² y entra como profesor en el Instituto Estatal de Teatro, donde ense?a interpretaci¨®n y direcci¨®n durante 18 a?os. En el teatro Romen, donde mont¨® Carmen, que estuvo 10 a?os en cartel. 1000 representaciones. En 1963 dirigi¨®, en el Teatro Stanislavski, de Mosc¨², La casa de Bernarda Alba. "No obstante, "los ¨²ltimos a?os de mi estancia en la URSS fueron dif¨ªciles. Me prohibieron tres rnontajes, Seis personajes en busca de autor, una comedia de Kataev y un musical americano titulado El hombre de La Mancha. Entonces decid¨ª regresar a Espa?a en 1974".
A su vuelta, Rafael P¨¦rez Sierra, director general de Teatro con Su¨¢rez, le facilit¨® trabajo como profesor en la Escuela de Arte Dram¨¢tico de Madrid. En 1977, lleg¨® su esposa Ludmila y aqu¨ª naci¨® su hija Alexandra.
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