J. B. Priestley apoya econ¨®micamente a varios escritores de Catalu?a durante la guerra civil espa?ola
El dramaturgo fallecido se comprometi¨® a remitir una libra semanal a autores que no fueran comunistas
El dramaturgo ingl¨¦s J. B. Priestley, fallecido el pasado mi¨¦rcoles, mantuvo una actitud de abierto apoyo a la Rep¨²blica espa?ola y de condena a la rebeli¨®n del general Franco durante la guerra civil. Concretamente, suscribi¨® el pago de una subvenci¨®n semanal que permitiera auxiliar econ¨®micamente a sus colegas catalanes. A pesar de su claro anticomunismo, Priestley no tuvo inconveniente en colaborar en plataformas de apoyo a la Espa?a republicana inspiradas y controladas por el partido comunista. As¨ª, por ejemplo, su nombre encabeza la lista de esritores que colaboraron en el op¨²sculo Spain and us (Espa?a y nosotros), que edit¨® y public¨® uno de los comit¨¦s del Spanish Medical Ald.
Publicaciones como Espa?a y nosotros ten¨ªan la finalidad de recaudar fondos destinados a la zona republicana. Los otros contribuyentes son conocidos nombres de militantes comunistas o destacados compa?eros de viaje: Stephen Spender, Rebecca West, Etrhel Mannin, Francis Meynell, Louis Golding, T. F. Powys, Catherine Carswell y John Langdon-Davies.Pero es justamente gracias a una iniciativa de Jolin Langdon-Davies que disponemos de una interesante y jugosa declaraci¨®n de principios de J. B. Priestley cuando ya la guerra civil entraba en el tercer y ¨²ltimo acto. En efecto, Langdon-Davies, el prol¨ªfico escritor y periodista brit¨¢nico, residente en Catalu?a durante algunos de los per¨ªodos hist¨®ricos m¨¢s cruciales entre 1920 y 1970, tuvo, entre otras iniciativas de ayuda humanitaria a la Rep¨²blica, la de conseguir que algunos escritores brit¨¢nicos suscribieran el compromiso de pagar una cuota semanal que permitiera enviar alimentos a 10 de sus colegas catalanes. Langdon-Davies se ocupaba de la burocracia y, gracias a su plan y a trav¨¦s de Asistencia Social en Barcelona, recibieron alimentos quincenalmente una decena de nombres ilustres de la literatura en Catalu?a de nuestro siglo.
T. S. Eliot fue de los que asumi¨® sin reservas la suscripci¨®n de Langdon-Davies, y natural mente hubo otras conocidas figuras de la vida literaria inglesa que se negaron amablemente a participar en el plan., La actitud de Priestley queda bien reflejada en la carta que envi¨® a Larigdon Davies el, 13 de septiembre de 1938. La carta es interesante porque revela una ayuda cuantificable de apoyo a la Rep¨²blica y a los escritores catalanes (una libra cada semana) m¨¢s all¨¢ de los habituales panfletos y discursos, y adem¨¢s porque ilustra, con un estilo inequ¨ªvocamente ingl¨¦s, la posici¨®n pol¨ªtica y literaria de Priestley ante el conflicto europeo que despert¨® las m¨¢s intensas respuestas intelectuales: la guerra civil espa?ola. El texto de la carta es el siguiente:
"Querido Langdon-Davies.
Gracias por tu carta del d¨ªa 10.
Mientras perdure la situaci¨®n actual en Espa?a y funcione tu organizacion particular, me comprometo a mandarte una libra por semana, que en tu escala ser¨¢ suficiente para dos de las 10 familias.
Pongo una condici¨®n, sin embargo, y es que las dos familias escogidas no deben pertenecer a escritores que sean comunistas marxistas. Mis razones para ellos son las siguientes: culpo a los militantes comunistas de muchos de los pyoblernas actuales del mundo (porque ellos dieron raz¨®n de existir a los fascistas); me desagrada intensamente el marxismo; y pienso que los miembros del partido comunista, que se cobra una: cuota de todos sus militantes y dispone de la ayuda de Rusia, pueden ocuparse perfectamente de cuidar de las familias de todos sus escritores. No pongo la condici¨®n de que los inismos escritores est¨¦n haciendo, aproximadamente, el mismo tipo de literatura que hago yo, pero ser¨ªa m¨¢s bonito que as¨ª fuera, y que no fueran, por ejemplo, poetas surrealistas.
Puedes disponer del primer cheque en cualquier momento, pero quiz¨¢ podr¨ªas llamar a m¨ª secretaria (estar¨¦ ensayando fuera de casa esta semana y las dos siguientes) para decirle de qu¨¦ manera quieres el dinero..
Sinceramente tuyo, J. B. Priestley".
Quiz¨¢ la publicaci¨®n de esta carta despu¨¦s de 46 a?os resulte una paradoja p¨®stuma que nos confirma la relatividad del tiempo, uno de los temas de Time and the conways (La herida del tiempo), la obra que acababa de estrenar en 1937.
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