La 'guerra' de las extradicciones
La posici¨®n favorable de la justicia plantea un problema pol¨ªtico a Mitterrand y genera un nuevo foco de conflicto
ISMAEL FUENTE, Era el d¨ªa de la Virgen, 15 de agosto, a mediod¨ªa, y una lancha paseaba una ikurri?a y una pancarta -"Errefuxiatuek euskadin bizi behar dute" ("Los refugiados deben vivir en Euskadi")- por el centro del Bidasoa, frontera con Francia. Casi en el mismo lugar donde la viuda del etarra Mike1 Goikoetxea, Txapela, hab¨ªa arrojado un fr¨ªo d¨ªa de enero las cenizas de su marido, asesinado por los GAL., "Cuando yo muera, echad mis cenizas al viento, son viento de libertad", hab¨ªa dicho. Lo mismo que hab¨ªa dejado escrito Juan Paredes Manot, Txiki, fusilado unas semanas antes de la muerte de Franco.
Y all¨ª estaban, pu?o en alto, los ojos enrojecidos por el llanto, cantando a viva voz el Eusko Gudariak, los contados refugiados que hab¨ªan lograr llegar hasta el espig¨®n de la playa de Hendaya. Recib¨ªan desde el espig¨®n de Fuenterrab¨ªa, al otro lado de la frontera, a unos pocos cientos de metros, el sonido del mismo himno cantado por los 5.000 reunidos, escuchaban los esl¨®ganes acompasados de "Ez, ez, ez, extradiziorik ez" ("No, no, no, extradiciones no") y estaban prestos a ser desalojados por las temibles Compa?¨ªas Republicanas de Seguridad (CRS).
La manifestaci¨®n espa?ola y la francesa tendr¨ªan que haberse encontrado a ambos lados de la r¨ªa. Pero el prefecto de Pau entendi¨®, seg¨²n sus propias palabras, que en un d¨ªa de verano tan se?alado no era conveniente la manifestaci¨®n, pues amenazaba con "perturbar la tranquilidad p¨²blica, siempre necesaria, pero particularmente indispensable en esta ¨¦poca del a?o".
Hac¨ªa d¨ªas solamente que el n¨²mero dos de ETA, Antxon, hab¨ªa sido detenido en Anglet y expulsado a ultramar; d¨ªas que el nuevo ministro del Interior, Pierre Joxe, ratificaba en Madrid la colaboraci¨®n antiterrorista de su Gobierno; d¨ªas que hab¨ªan enterrado al mili Eduardo Ir¨ªzar y al aut¨®nomo Pablo Gude -los dos, residentes en Francia-, muertos en tiroteo con fuerzas de seguridad en Oyarzun y Lasarte; dias que un tribunal de Pau hab¨ªa dictaminado favorablemente cuatro extradiciones a Espa?a de refugiados, y d¨ªas, en fin, que una nueva fuerza, un sindicato nuevo -la Uni¨®n de Defensa de los Intereses Tur¨ªsticos (UDIT)-, reun¨ªa en una recoleta plaza de San Juan de Luz, a 2.000 personas para manifestarse por la paz, que en la pr¨¢ctica quer¨ªa - decir contra los refugiados. La pinza apretaba m¨¢s. Crec¨ªa la sensaci¨®n de asfixia entre la colonia de exiliados vascos, entre 500 y 600.
Ese d¨ªa 15, d¨ªa central de la Aste Nagusia (Semana Grande), amaneci¨® soleado, al fin. Y Hendaya ten¨ªa unos visitantes especiales: un batall¨®n de CRS (m¨¢s de 600 con 50 veh¨ªculos) que se despleg¨® en el bulevar del Mar, frente a la amplia playa, que a¨²n no se hab¨ªa llenado de ba?istas y surfers, y junto al cine Casino, no precisamente para ver la pel¨ªcula en cartel: Merl¨ªn el encantador. Se hab¨ªa filtrado tambi¨¦n la f¨²ontera. Ning¨²n coche con matr¨ªcula espa?ola cruz¨® antes del mediod¨ªa el puente internacional de Santiago, que hace frontera, salvo los que probaron docurnentalmente la necesidad de hacerlo. Una formidable cola de coches serpenteaba los ¨²ltimos kil¨®metros espa?oles de la autopista.
La situaci¨®n en Hendaya recordaba los tiempos de las manifestaciones contra el franquismo de los a?os sesenta: decenas y decenas de personas aparentando esperar la llegada del autob¨²s, grupos de personas, algunas de ellas con facciones inequ¨ªvocamente vascas, ojeando libros y revistas o recorriendo tiendas del adyacente bulevar del general Leclerc, etc¨¦tera. Hasta que a las 11.30 horas un potente vozarr¨®n resopl¨® como un trueno- "Ez, ez, ez, extradiziorik ez". T¨ªmidamente se fueron juntando voces y personas. Primero hasta un centenar. Finalmente, 300, que recorrieron durante media hora la ciudad dando gritos contrarios a las extradiciones e insultando a los presidentes Gonz¨¢lez y Mitterrand, hasta que los uniformes negros y cascos con visera de cristal dijeron basta.
Al mediod¨ªa, el prefecto de Pau bati¨® un r¨¦cord notable. Hab¨ªa juntado en el bulevar del Mar a 300 manifestantes, 600 polic¨ªas, 80 periodistas y 2.000 curiosos, una gran parte de ellos con traje de ba?o. Pero hab¨ªa cumplido el objetivo: impedir que los manifestantes llegasen al espig¨®n, y sin esc¨¢ndalos de primera p¨¢gina.
En realidad, la mayor¨ªa de los 300 eran nacionalistas vasco-franceses y miembros de comit¨¦s de apoyo. A los refugiados se les recomend¨® no ir. No tanto por miedo, probablemente, como por precauci¨®n ante posibles disturbios y detenciones, dada la actual rigidez administrativa del Gobierno franc¨¦s. De hecho, el propio Domingo Iturbe, Txomin, jefe de ETA Militar, se deja ver, aunque en contadas ocasiones, como la semana anterior en un front¨®n en Ville Franque, cerca de Bayona, y es dificil no encontrarse con refugiados en San Juan de Luz, Hendaya o Anglet.
Los pocos que se arriesgaron a llegar al espig¨®n encontraron el consuelo, entre l¨¢grimas, de los gritos de apoyo de familiares.yamigos.
Por el turismo y la paz
Para los batasunos, la manifestaci¨®n hab¨ªa sido un ¨¦xito de los compa?eros del otro lado, a pesar de todo. Y adem¨¢s se le hab¨ªa visto el plumero al prefecto. Quer¨ªa disfrazar elfracaso de la manifestaci¨®n que 39 horas antes hab¨ªa celebrado la Uni¨®n de Defensa de los Intereses Tur¨ªsticos (ver informaci¨®n aparte). El lunes 13, despu¨¦s del trabajo, 2.000 comerciantes, hoteleros, empresarios, agricultores y vecinos de San Juan de Luz se reun¨ªan junto al puerto marinero detr¨¢s de una pancarta, en franc¨¦s, que dec¨ªa: "Alto a la violencia, s¨ª a la libertad del trabajo, s¨ª al turismo".
Quince a?os despu¨¦s de que comenzasen a instalarse en el otro lado los primeros etarras, se produc¨ªa la primera manifestaci¨®n claramente contraria a los refugiados vasco-espa?oles. Si el santuario franc¨¦s hab¨ªa dejado de ser seguro por el hostigamiento de los GAL -responsables de no menos de nueve asesinatos y dos desapariciones- y por la operaci¨®n sandwich de la cooperacion de los dos Gobiernos, una tercera fuerza irrump¨ªa en escena. La UDIT se cre¨®, seg¨²n sus fundadores, de forma espont¨¢nea, a la vista de la "situaci¨®n de cat¨¢strofe" en una regi¨®n de 220.000 en la cual uno de cada cuatro francos ingresados est¨¢ directa o indirectamente relacionado con el turismo.
La 'guerra' de las extradicciones
Entre ambas manifestaciones, la guerra de las extradiciones se hab¨ªa llevado a San Sebasti¨¢n. Cumpliendo su propia tradici¨®n, Herri Batasuna y la gestoras pro amnist¨ªa hab¨ªan convocado una concentraci¨®n en el mismo sitio y a la misma hora que las autoridades locales celebraban la procesi¨®n de la Salve a la Virgen, con la que comienzan propiamente las fiestas de la Semana Grande. El Partido Nacionalista Vasco se hab¨ªa pronunciado contra las extradiciones, y Herri Batasuna se hab¨ªa deshecho en elogios de sus hermanos nacionalistas.Parec¨ªa que por fin se podr¨ªa celebrar una Salve sin incidentes. Y de hecho, h¨¢bilmente, los abertzales desfilaron antes de que las autoridades salieran del ayuntamiento, y se dieron por satisfechos cuando lograron izar una ikurri?a en el balc¨®n. El lendakari Garaicoetxea, de todas formas, a la vista de los graves incidentes del a?o anterior, se hab¨ªa quedado discretamente en su chal¨¦ de veraneo de Zarauz, a s¨®lo unos kil¨®metros.
Los manifestantes dieron incluso una segunda oportunidad tras comprobar que la polic¨ªa hab¨ªa retirado la bandera: colocaron otra, algo m¨¢s peque?a. Fue en el momento de quitar esa segunda ikurri?a, coincidente con el regreso de las autoridades de la bas¨ªlica, cuando una lluvia de piedras cay¨® sobre el cortejo. La Ertzaina (policia aut¨®noma vasca) respondi¨® con una salva de pelotazos y botes de humo. La estruendosa ovaci¨®n por parte de los seguidores peneuvistas segu¨ªa siendo prueba de las diferencias entre unos y otros. La batalla campal por el bulevar y la parte vieja de la ciudad dur¨® hasta que se puso el sol.
El "circo' de Pau
El d¨ªa 17 amaneci¨® nublado en Pau. El fresco que hac¨ªa en el exterior del palacio de Justicia, donde vigilaba una compa?¨ªa de CRS, a primera hora de la ma?ana, contrastaba con el calor del vest¨ªbulo donde se concentraban 250 refugiados, familiares y amigos de los dos presuntos etarras Francisco Javier Lujambio Galdeano y Javier Otazo Txakartegui, que iban a ser juzgados en la Corte de Apelaci¨®n. La joven viuda de Txapela, Izaskim, se coloc¨® el grueso jersei de lana sobre los hombros, como hizo la mayor¨ªa de los presentes. Hab¨ªa muchas miradas de desconfianza por parte de los refugiados hacia los desconocidos, e insultos hacia algunos de los periodistas que, en n¨²mero de m¨¢s de 50, cubr¨ªan informativamente el acto.
Cuando se declar¨® audiencia p¨²blica y entraron las primeras personas a la sala -Lujambio y Otazo, esposados y atados a dos polic¨ªas, estaban sentados en el primer banco- el ambiente era de una tensi¨®n extraordinaria. El primero sonre¨ªa a las c¨¢maras mientras recib¨ªa saludos y abrazos de los presentes. Otazo estall¨® en sollozos, aunque se repuso pronto. El cl¨ªmax era tal cuando el tribunal entr¨® en la sala que la enviada especial del peri¨®dico Le Figaro sufri¨® un ataque nervioso y fue retirada por la polic¨ªa que, en n¨²mero superior a la veintena, custodiaba la sala.
El ambiente se cortaba con un cuchillo. Hab¨ªa murmullos de desaprobaci¨®n, que el juez toler¨®, cuando intervino el fiscal para solicitar la concesi¨®n de las extradiciones. Pero toda la emoci¨®n contenida estall¨® cuando la abogada francesa Christianne Fando, vinculada a c¨ªrculos de refugiados, que circulaba por la sala mientras hablaba al tribunal, renunci¨® a la defensa, en una intervenci¨®n tan breve como encendida. Una gran ovaci¨®n son¨® en la sala. Los tres magistrados se miraron. El presidente hizo adem¨¢n de intervenir, pero Lujambio se puso en pie, le sigui¨® Otazo, y ambos entonaron el Eusko gudariak (Himno del soldado vasco). La gran mayor¨ªa de los presentes cant¨®.
Los tres jueces abandonaron aceleradamente la sala, sin pronunciar palabra -aunque no sin escuchar gritos de "hijos de puta" y "fascistas"-, probablemente para evitar, como ya ocurriera en la vista anterior, que alguno de los acusados le interpelara sobre si era consciente de que les iban a entregar a un pa¨ªs donde se practicaba la tortura. La polic¨ªa orden¨® el desalojo.
Ya en la calle, la abogada Fando hizo un breve resumen ante los desalojados y ante los que no pudieron entrar a la sala y esperaron ante el palacio de Justicia. Ten¨ªan desplegada una gran ikurri?a. Para Christianne Fando, el "mismo circo se montar¨¢ el mi¨¦rcoles y con toda seguridad ser¨¢n concedidas las extradiciones".
Franceses antes que vascos
Los observadores de la manifestaci¨®n contra los refugiados de los defensores del turismo sacaron en limpio al menos algo significativo, adem¨¢s de la propia concentraci¨®n y de la presencia de los pol¨ªticos de la regi¨®n, cuando la organizaci¨®n pretende, y as¨ª lo dicen sus estatutos, ser puramente empresarial y apol¨ªtica: la aprobaci¨®n de una moci¨®n que colocaba por encima de cualquier nacionalismo (en este caso el vasco) la unidad de Francia.
Pero una gran mayor¨ªa de ciudadanos franceses se ha visto sensibilizada ante el problema cuando el d¨ªa 9 de agosto un magistrado de Pau comunicaba la decisi¨®n favorable. Espa?a no hab¨ªa formulado solicitudes de extradici¨®n desde 1981, y en aquella ¨¦poca el Gobierno de Giscard d'Estaing denegaba sistem¨¢ticamente las peticiones. La opini¨®n p¨²blica francesa empezaba no s¨®lo a debatirse entre su tradicional hospitalidad pol¨ªtica (Francia es la primera tierra de asilo de Europa y la segunda del mundo) y la espiral de violencia contra intereses galos, tanto en el interior como en el exterior del pa¨ªs.
Se empezaba a considerar tambi¨¦n el problema pol¨ªtico que se le plantea a un Gobierno decididamente colaboracionista en materia de terrorismo y que no parece estar dispuesto a dar marcha atr¨¢s en su decisi¨®n de terminar con el santuario franc¨¦s. El pron¨®stico general es que los etarras extraditables ser¨¢n expulsados de Francia, pero no entregados a la justicia espa?ola, para no presionar excesivamente sobre ETA y evitar un problema pol¨ªtico.
Crece la pol¨¦mica. Los mejores espacios de los medios de comunicaci¨®n en estos d¨ªas se dedican al problema vasco. Se presenta "la epidemia de atentados antifranceses" a ambos lados de la frontera como una campa?a no ya contra el Gobierno franc¨¦s, que ¨¦sa es la intenci¨®n de los refugiados y de todos sus comit¨¦s de apoyo, sino contra Francia misma. Y en eso el franc¨¦s es claro: refugiados s¨ª, si no crean complicaciones.
Francia descubre ahora un problema de hace 15 a?os.
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