C¨®mo consigui¨® la Uni¨®n Sovi¨¦tica la bomba at¨®mica
La historia secreta del primer ingenio nuclear ruso que puso fin al monopolio nuclear de EE UU
La historia de la bomba at¨®mica sovi¨¦tica, incluyendo igualmente el pronto inicio de las investigaciones rusas sobre la bomba de hidr¨®geno (hecho que Estados Unidos nunca sospech¨®), est¨¢ contenida en un estudio muy t¨¦cnico, que consta de centenares de p¨¢ginas, y que ha sido terminado recientemente, despu¨¦s de ocho a?os de investigaci¨®n de alcance mundial y altamente reservada por parte de los servicios de espionaje norteamericanos.Este estudio, con datos suminitrados por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) (que en 1947 hab¨ªa llegado a la conclusi¨®n de que los sovi¨¦ticos no podr¨ªan de ninguna manera construir una bomba at¨®mica antes de 1951 como muy pronto) y por organizaciones cient¨ªficas de espionaje, no ha sido hecho p¨²blico por el Gobierno de Estados Unidos. Sin embargo, sus secciones principales, que constituyen la narraci¨®n hist¨®rica de los acontecimientos, del desarrollo nuclear en la Uni¨®n Sovi¨¦tica, han sido minuciosamente estudiadas por el autor de este trabajo. Entre las fuentes consultadas para la realizaci¨®n del estudio figuran cient¨ªficos sovi¨¦ticos que participaron en el proyecto de la bomba A, algunos de los cuales viven en el extranjero y otros todav¨ªa permanecen en Rusia.
Quiz¨¢ el error b¨¢sico de Occidente en esa ¨¦poca fue creer que los sovi¨¦ticos no pose¨ªan un conocimiento significativo de la f¨ªsica nuclear y de sus aplicaciones pr¨¢cticas, tanto militares como civiles. Ahora sabemos, sin embargo, que los rusos ten¨ªan ya, tres centros de investigaci¨®n nuclear en los primeros a?os de la d¨¦cada de los treinta -dos en Leningrado y uno en Jarkof- y que los cient¨ªficos sovi¨¦ticos manten¨ªan estrechas relaciones con investigadores occidentales.
De hecho, ya en 1939 el Gobierno sovi¨¦tico cre¨® una Comisi¨®n del Uranio, avanzadilla del proyecto sovi¨¦tico nuclear. Curiosamente, el presidente Roosevelt no aprob¨® la creaci¨®n del Comit¨¦ del Uranio, avanzadilla del Proyecto Manhattan, hasta 1940. El Gobierno de Estados Unidos desconoc¨ªa la existencia de la Comisi¨®n del Uranio sovi¨¦tica, y el hecho de que ambos grupos secretos eligieran nombres casi id¨¦nticos fue pura coincidencia. El Instituto del Radio de Leningrado termin¨® en 1939 un estudio que demostraba que s¨®lo se necesitaban unos pocos kilogramos de U-235 para una explosi¨®n nuclear por medio de una reacci¨®n en cadena de neutrones r¨¢pidos.
Sin embargo, como se?ala el estudio de los servicios de inteligencia, en 1939 no exist¨ªan reservas de uranio ni de dep¨®sitos conocidos de mineral susceptibles de explotaci¨®n industrial.
As¨ª pues, Igor Vasilyevich Kurchatov, Un importante f¨ªsico sovi¨¦tico que se convirti¨® en el padre de la bomba at¨®mica sovi¨¦tica (aunque era virtualmente desconocido en Occidente), tom¨® la sorprendente medida de intentar comprar en 1940 al Gobierno alem¨¢n un kilogramo de uranio refinado. Los rusos sab¨ªan que la Alemania nazi hab¨ªa investigado profundamente en materia nuclear, y Kurchatov hab¨ªa estado personalmente en contacto con f¨ªsicos de Alemania y de otros pa¨ªses occidentales. Mosc¨² y Berl¨ªn- hab¨ªan firmado un pacto de no agresi¨®n en agosto de 1939, y durante los dos a?os siguientes -hasta la invasi¨®n nazi de la Uni¨®n Sovi¨¦tica- los dos pa¨ªses mantuvieron relaciones econ¨®micas activas.,No se sabe si Kurchatov tuvo ¨¦xito en su intento, pero, como se?ala el estudio de los servicios de espionaje, "en esa misma ¨¦poca los alemanes impusieron un estricto secreto sobre su investigaci¨®n nuclear".
El barbudo Kurchatov, que entonces ten¨ªa 36 a?os (falleci¨® en 1960), y tres de sus colaboradores presentaron de forma simult¨¢nea a la Comisi¨®n del Uranio un plan para un r¨¢pido desarrollo de la industria at¨®mica hasta llegar a la etapa de la explosi¨®n nuclear. Una vez m¨¢s, esto tuvo lugar aproximadamente un a?o antes de que Estados Unidos decidiera emprender una investigaci¨®n nuclear seria, financiada por el Gobierno; y entre 1939 y 1940, numerosos miembros destacados de la Academia de Ciencias sovi¨¦tica escribieron a Stalin urgi¨¦ndole a que autorizara el "desarrollo inmediato del explosivo de uranio".
Con el comienzo de la segunda guerra mundial, Laurenti Beria fue nombrado jefe de los servicios de seguridad NKVD (conocidos ahora como KGB), a los que se les dio la responsabilidad de todas las actividades industriales de guerra en la Uni¨®n Sovi¨¦tica: Esto inclu¨ªa de forma espec¨ªfica la investigaci¨®n nuclear, y Beria nombr¨® a S. Semyonov, un miembro poderoso de la Academia de Ciencias y el principal valedor de Kurchatovcomo su principal consejero cient¨ªfico. Comenz¨® una gran b¨²squeda de uranio, y, en palabras del estudio a que nos venimos refiriendo, "se puede decir que ¨¦ste fue el modesto principio del proyecto at¨®mico ruso".
Un art¨ªculo revelador
Desde luego, es asombroso que el Gobierno norteamericano per maneciera totalmente ignorante del esfuerzo nuclear sovi¨¦tico. Por ejemplo, es evidente que la Embajada -norteamericana en Mosc¨² no se percat¨® de un art¨ªculo que apareci¨® en el diario gubernamental Izvestia, bajo el t¨ªtulo "Uranio", el 21 de diciembre de 1940. En el art¨ªculo se comentaba el potencial energ¨¦tico del uranio, y se nombraban a numerosos f¨ªsicos sovi¨¦ticos -incluyendo a Igor Kurc: - ha tov- que realizaban investigaci¨®n nuclear. Este art¨ªculo por s¨ª solo deber¨ªa haber alertado a Washington, donde el presidente Roosevelt acababa de poner en marcha el gran esfuerzo norteamericano ha cia la consecuci¨®n de la bomba at¨®mica en el incipiente Proyecto Manhattan.
En 1942, ¨¦l general de brigada Leslie R. Groves pas¨® a dirigir el Proyecto Manhattan, lo que de hecho signific¨® que el Ej¨¦rcito norteamericano se hac¨ªa cargo del desarrollo de la bomba at¨®mica. En la 'Uni¨®n Sovi¨¦tica, donde el programa at¨®mico se encontraba en manos de Beria y del NKVD, Stalin fue inmediatamente informado por aqu¨¦l (quien evidentemente ten¨ªa agentes en Estados Unidos) de la existencia del Proyecto Manhattan.Seg¨²n el estudio de los servicios de espionaje, Stalin entonces "llam¨® a los expertos m¨¢s destacados" y les pregunt¨® "sobre la posibilidad de realizar una bomba at¨®mica rusa y sobre si era posible hacerlo r¨¢pidamente".
La investigaci¨®n sovi¨¦tica pr¨¢ctica hab¨ªa sufrido un considerable retraso debido a la invasi¨®n nazi en 1941,' y los expertos dijeron a Stalin que el avance s¨®lo podr¨ªa ser lento. De todas formas, Stalin orden¨® el inicio de un programa completo para conseguir la bomba at¨®mica, tras presidir una reuni¨®n de cient¨ªficos y funcionarios del NKVD en Volynkoye, cerca de Mosc¨², en abril de 1942. Beria tom¨® las medidas necesarias para transferir el equipo de investigaci¨®n nuclear desde Leningrado asediada por los nazis, y el NKVD cre¨® una infraestructura especial para el proyecto.
Sin embargo, la carencia de uranio continuaba siendo un problema que paralizaba todo intento de crear armamento sovi¨¦tico at¨®mico. Los ge¨®logos que participaban en una prospecci¨®n de uranio especial llegaron incluso a tener en cuenta leyendas del folklore de Asia Central como posibles indicios de la presencia de mineral de uranio. Verificaron, por ejemplo los h¨¢bitos de bebida de los camellos, animales de los que se dec¨ªa que buscaban pozos de agua de la vida, que podr¨ªan ser radiactivos. A mediados de la d¨¦cada de lo
cuarenta, los ge¨®logos encontraron por fin dep¨®sitos de uranio en las regiones de los Urales, Altay y el Turquest¨¢n, en el Asia central sovi¨¦tica. ?ste fue probablemente el mayor avance sovi¨¦tico de todo el programa nuclear, pero Estados Unidos lo ignor¨® hasta mucho despu¨¦s de la primera explosi¨®n sovi¨¦tica de prueba, realizada en 1949. De hecho, la pol¨ªtica de posguerra de Estados Unidos se basaba en el supuesto de que los rusos no ten¨ªan uranio y, por tanto, no pod¨ªan producir armas at¨®micas durante una d¨¦cada o m¨¢s.
Seg¨²n el estudio de los servicios de espionaje, el paso siguiente dado por el NKVD fue organizar la extracci¨®n del mineral y la construcci¨®n de f¨¢bricas de concentrado de uranio. Los obreros proced¨ªan de los campos de prisioneros asi¨¢ticos. Sin esta mano de obra esclava, los sovi¨¦ticos probablemente no hubieran conseguido su objetivo at¨®mico para 1949. Ocho instalaciones de procesado fueron construidas en el ¨¢rea de Novosibirsk.
Condiciones primitivas
Las condiciones en las minas de uranio eran tan primitivas que el estudio se?ala que el mineral se extra¨ªa "con instrumentos y palas de madera". Los cient¨ªficos sovi¨¦ticos se refirieron m¨¢s tarde a este per¨ªodo como "neanderthalismo". Sin embargo, se aplicaron m¨¦todos m¨¢s modernos en la producci¨®n de uranio met¨¢lico, el siguiente paso industrial, y se construy¨® un centro at¨®mico especial en la regi¨®n de Chelyabirisk-Zlatoust. El estudio lo describe como un "gigantesco conglomerado de minas, plantas de producci¨®n, instalaciones de prueba, pistas de aterrizaje, ciudades y dep¨®sitos, que se extend¨ªan a trav¨¦s de centenares de kil¨®metros cuadrados y eran mantenidos bajo una especial vigilancia de tiempo de guerra".
Cuando los alemanes comenzaron su retirada, el cuartel general del proyecto nuclear se estableci¨® en Mosc¨², y el. principal centro de investigaci¨®n de Igor Kurchatov recibi¨® el nombre en clave de Laboratorio n¨²mero 2. Fue en este momento cuando los cient¨ªficos sovi¨¦ticos decidieron construir una bomba at¨®mica que tuviera plutonio en vez de uranio como principal elemento de fisi¨®n. La carencia de uranio fue la raz¨®n principal para emprender el camino del plutonio. Los cient¨ªficos sovi¨¦ticos sab¨ªan que pod¨ªan obtener plutonio adecuado para armas del reprocesamiento de cantidades relativamente peque?as del uranio utilizado en un reactor. En 1944 se activ¨® el primer ciclotr¨®n sovi¨¦tico para la producci¨®n de plutonio para pruebas de laboratorio, y Kurcha7tov tuvo la idea de utilizar grafito para hacer m¨¢s lenta la reacci¨®n at¨®mica.
A finales de 1944, el hermano de Kurchatov, el qu¨ªmico Boris, produjo la primera remesa de plutonio. A principios de 1945, al mis
La URSS, potencia nuclear desde hace 35 a?os
mo tiempo que el primer ingenio at¨®mico estadounidense se encontraba a punto para las pruebas finales en Nuevo M¨¦xico, Kurchatov termin¨® sus experimentos en laboratorio y comenz¨® a construir un reactor de uranio dise?ado para producir materiales de fisi¨®n adecuados para la fabricaci¨®n de armas. Las tropas sovi¨¦ticas ya hab¨ªan entrado en Checoslovaquia y en Alemania Orienta], y el env¨ªo por barco de mineral de uranio a la Uni¨®n Sovi¨¦tica desde las minas checas de Pribram y Jachrnov, y desde las de Alemania Oriental, en Sajonia, se convirti¨® en la prioridad m¨¢s importante.Cient¨ªficos alemanes
Pero Estados Unidos todav¨ªa no ten¨ªa ni idea de que tambi¨¦n los sovi¨¦ticos se encontraban muy avanzados en la carrera por obtener la bomba at¨®mica. Otro recurso alem¨¢n en manos sovi¨¦ticas lo constitu¨ªan los cient¨ªficos nazis. Los generales Nikiforov y Saburov, del NKVD, encabezaron grupos especiales con ¨®rdenes de identificar a los cient¨ªficos alemanes y capturar el material cient¨ªfico. Entre sus importantes capturas figur¨® la de Manfred von Ardenne, que hab¨ªa dirigido el proyecto nuclear de las SS y trabajar¨ªa en la separaci¨®n electromagn¨¦tica del uranio; Gustav Hertz, que desarroll¨® la tecnolog¨ªa de la difusi¨®n gaseosa, su disc¨ªpulo Hans Barwich y los f¨ªsicos Friedrich Walter y Max Vollmer.
No hay duda alguna de que los cient¨ªficos alemanes ocuparon un papel clave en el desarrollo de la bomba at¨®mica sovi¨¦tica, con la uni¨®n de sus conocimientos con los de sus colegas sovi¨¦ticos. El espionaje norteamericano siempre hab¨ªa subestimado la gran calidad de los f¨ªsicos sovi¨¦ticos, de la misma forma que subestim¨® el potencial industrial de los rusos.
El ingenio at¨®mico de Estados Unidos fue probado con ¨¦xito el 16 de julio de 1945, el mismo d¨ªa en que el presidente Truman lleg¨® a Potsdam para la primera conferencia posterior a la victoria con Stalin y Winston Churchill. El 24 de julio, Truman, de forma despreocupada, aunque deliberada, le dijo a Stalin que Estados ' Unidos hab¨ªa desarrollado "una nueva arma, de una fuerza destructiva inusual". No mencion¨® que se trataba de la bomba at¨®mica, y Stalin ¨²nicamente respondi¨® con el deseo de que Truman utilizara el arma contra Jap¨®n. Ese mismo d¨ªa, Truman hab¨ªa autorizado los ataques at¨®micos contra Hiroshima, el 6 de agosto, y Nagasaki, el 9 del mismo mes.
La delegaci¨®n norteamericana sufri¨® una gran desilusi¨®n por el hecho de que Stalin no hubiera mostrado un mayor inter¨¦s por la revelaci¨®n de Truman, pero ahora se sabe que los sovi¨¦ticos conoc¨ªan el Proyecto Manhattan desde 1942. El estudio de los servicios de espionaje dice que los agentes sovi¨¦ticos hab¨ªan informado a Stalin de la prueba de Nuevo M¨¦xico antes de que lo hiciera Truman. De todas formas, est¨¢ claro que Stalin no se sorprendi¨® y obviamente no le iba a contar a Truman los avances sovi¨¦ticos.
Sin embargo, existen pruebas citadas en el estudio a que nos venimos refiriendo, as¨ª como en las memorias de l¨ªderes sovi¨¦ticos, de que a Stalin le afect¨® profundamente la utilizaci¨®n de bombas at¨®micas en Jap¨®n; toda la ecuaci¨®n pol¨ªtica de la posguerra cambiaba ante sus ojos.
Stalin comprendi¨® inmediatamente que la pol¨ªtica estadounidense se basar¨ªa a partir de ese momento en el monopolio at¨®mico. El as que guardaba en la manga era el avance alcanzado por el programa nuclear sovi¨¦tico, confiando en que los norteamericanos lo desconoc¨ªan. En una reuni¨®n celebrada en Sochi, localidad tur¨ªstica del mar Negro, con los l¨ªderes sovi¨¦ticos y expertos nucleares m¨¢s destacados, poco despu¨¦s de la reuni¨®n de Potsdam, Stalin quiso saber si se pod¨ªa poner fin al monopolio norteamericano en un plazo de dos a?os. Cuando le dijeron que esto era imposible, Stalin decidi¨®, no obstante, embarcarse en un programa de r¨¢pido desarrollo. El final de la guerra hab¨ªa dejado libres recursos econ¨®micos suficientes, y en los gulags se encontraban disponibles centenares de miles de trabajadores esclavos para la miner¨ªa y el procesamiento del uranio.
A finales de 1945, Stalin bautiz¨® el proyecto nuclear sovi¨¦tico con el nombre de Borodino, en recuerdo del escenario de la gran batalla de 1812 entre Napole¨®n y los rusos. Beria, del NKVD, fue confirmado como jefe supremo de Borodino; el ministro de Asuntos Exteriores, Vyacheslav Molotov, fue nombrado jefe pol¨ªtico del mismo y Georgi Malenkov (que m¨¢s tarde sucedi¨® a Stalin durante un breve per¨ªodo de tiempo) fue encargado del personal. Boris Lvovich Fogt, conocido en el NKVD como Vannikov, se convirti¨® en el director t¨¦cnico y Kurchatov sigui¨® siendo el director cient¨ªfico.
Monopolio at¨®mico
En 1946, Borodino funcionaba como un superministerio, con el apoyo de la totalidad de la estructura industrial y militar sovi¨¦tica. Estaba dividido en un primer directorio, encargado de la producci¨®n de la bomba at¨®mica, y un segundo directorio, encargado de los sistemas de suministros. Este ¨²ltimo estaba dirigido por Dimitri Ustinov (en la actualidad ministro sovi¨¦tico de la Defensa).
Mientras tanto, Estados Unidos continu¨® haci¨¦ndose ilusiones de detentar un monopolio at¨®mico de duraci¨®n indefinida. Sus servicios de espionaje cient¨ªfico eran abominables, y el general Groves, jefe del Proyecto Manhattan, predijo en octubre de 1945 que a los rusos les costar¨ªa de 10 a 20 a?os la construcci¨®n de una bomba mediante un "esfuerzo normal". La pol¨ªtica b¨¢sica de Groves consist¨ªa en reservar a Estados Unidos el acceso a todo el uranio mundial, y estaba convencido de que el Kremlin nunca resolver¨ªa su carencia de uranio. En consecuencia, la pol¨ªtica de Estados Unidos fue la de rechazar la cooperaci¨®n nuclear con los sovi¨¦ticos en las Naciones Unidas.
Las operaciones estadounidenses de espionaje en la Uni¨®n Sovi¨¦tica para determinar la disponibilidad de uranio evidentementemente fracasaron, ya que el general Groves continu¨® insistiendo en que los rusos no ten¨ªan uranio. Como varios historiadores han de mostrado, el malentendido b¨¢sico respecto a la capacidad sovi¨¦tica se basaba en la idea de que exist¨ªa un ¨²nico secreto at¨®mico, y que ¨¦ste pod¨ªa ocultarse a los rusos -a pesar de todos los esp¨ªas que tuvieran-. Pero est¨¢ claro que la verdad ten¨ªa que ver con el potencial tecnol¨®gico e industrial sovi¨¦tico y no con secretos.
En diciembre de 1946, seg¨²n sabemos ahora, Stalin puso en marcha un programa industrial especial para apoyar el esfuerzo nuclear. Recibi¨® el nombre de Plan Baruch, en sarc¨¢stica referencia al abortado plan de control nuclear presentado en las Naciones Unidas por el delegado norteamericano Bernard Baruch. Entre el 14 y el 18 de octubre de 1946 se realizaron con ¨¦xito pruebas de misiles bal¨ªsticos en Kazakist¨¢n: de esta forma la Uni¨®n Sovi¨¦tica adquiri¨® los medios militares necesarios para lanzar bombas at¨®micas mediante cohetes adem¨¢s de aviones.
El 25 de diciembre de 1946, Igor Kurchatov logr¨® la reacci¨®n en cadena controlada en su reactor at¨®mico, y cuando se realizaron las pruebas de misiles no exist¨ªa duda alguna de la viabilidad de la bomba sovi¨¦tica. Simplemente, se retras¨® m¨¢s de lo que Stalin hubiera deseado.
Para acelerar la producci¨®n, el NKVD, que pronto se llamar¨ªa MVD, inici¨® operaciones masivas de espionaje industrial en Estados Unidos y Canad¨¢, no en busca de un secreto m¨ªtico, sino de instrumentos tecnol¨®gicos. Los esp¨ªas trataron tambi¨¦n de comprar equipos industriales. Un equipo especial de espionaje recibi¨® el nombre en clave de Partida geol¨®gica.
Para conseguir m¨¢s mineral de uranio dentro del pa¨ªs se establecieron en 1947 unos grandes complejos mineros cuyo n¨²mero se calcula en 32, que utilizaban como mano de obra los prisioneros de los gulags, y estaban situados en su mayor¨ªa en las rep¨²blicas asi¨¢ticas. Despu¨¦s de 1946 se construyeron cinco grandes complejos industriales, entre ellos la planta Podolsky, cerca de Mosc¨². El estudio que venimos citando sugiere que era una "copia exacta" de la planta de separaci¨®n de uranio K-25, de Oak Ridge, Tennessee -la tecnolog¨ªa pudo ser robada- Al principio de 1947 se empez¨® a trabajar en tres reactores industriales para el reprocesamiento de is¨®topos de uranio para obtener plutonio adecuado para armamento. En 1948 entraron en servicio tres reactores m¨¢s. Ahora los sovi¨¦ticos pose¨ªan la base industrial para la bomba nuclear.
Debido presumiblemente a que la bomba no estaba lista en 1947, Stalin inici¨® una purga s¨²bita entre sus cient¨ªficos nucleares. Estaba dirigida especialmente contra los jud¨ªos, e, inevitablemente, retras¨® todo el proyecto, pero Stalin estaba ya paranoico.
El despiste de la CIA
Durante el verano de 1948 -en curiosa coincidencia con el bloqueo sovi¨¦tico de Berl¨ªn-, los cient¨ªficos sovi¨¦ticos pudieron empezar a separar plutonio para las bombas. En la primavera de 1949 dispon¨ªan de suficiente plutonio para construir la primera bomba. Igor Kurchatov supervis¨® todos los pasos.
Los rusos eligieron el nombre de Tykwa (calabaza, en ruso) para su primer ingenio at¨®mico. Fue dise?ado de hecho por un equipo de, cuatro destacados ingenieros militares, uno de ellos un general de divisi¨®n. Se montaron dos bombas preparadas para una explosi¨®n de prueba que inicialmente estaba programada para junio de 1949. La prueba se realizar¨ªa en el campo de pruebas Moskva, cerca del pueblo de Karaul, en la regi¨®n de Kazakist¨¢n, en el Asia central. El centro de control estaba en Ust-Kamenogorsk.
Estados Unidos, sin embargo, no sospechaba nada. A finales de 1947, en un informe de la CIA se estimaba que era "dudoso que los rusos puedan producir una bomba antes de 1953, y es casi seguro que no pueden producir ninguna antes de l95l". Pero la CIA se neg¨® a dar una 'Techa probable", si bien este hecho no tuvo efecto alguno sobre los planificadores militares, que todav¨ªa pensaban en t¨¦rminos de monopolio. El general Groves continu¨® insistiendo p¨²blicamente en que la bomba sovi¨¦tica se encontraba a 15 o 20 a?os vista, y su opini¨®n ten¨ªa mucho peso en la Casa Blanca. El Ej¨¦rcito de Estados Unidos cre¨ªa que el monopolio durar¨ªa 10 a?os m¨¢s y que la escasez de uranio limitar¨ªa posteriormente la producci¨®n.
A mediados de 1949, s¨®lo semanas antes de la prueba sovi¨¦tica, la Administraci¨®n Truman no sab¨ªa seguro si los rusos construir¨ªan la bomba ni cu¨¢ndo. El secretario de Estado, Dean Acheson, pensaba que Mosc¨² tendr¨ªa la bomba en 1950 o 1951, pero la planificaci¨®n de la, c¨²pula militar sigui¨® sin tener en cuenta la posibilidad de una bomba at¨®mica sovi¨¦tica.
'Calabaza' y primier rayo
?sta se convirti¨® en realidad a las cuatro de la ma?ana del 29 de agosto de 1949, cuando, en presencia del jefe del KGB, Beria, y del director cient¨ªfico, Igor Kurchatov, la Calabaza fue hecha estallar. La prueba recibi¨® en clave el nombre de Pervaya Molniya, el primer rayo. Estos detalles nunca han sido hechos p¨²blicos hasta ahora, ni en Occidente ni en la Uni¨®n Sovi¨¦tica.
Pero hasta el 9 de septiembre - 10 d¨ªas despu¨¦s- Estados Unidos no tuvo constancia de que los sovi¨¦ticos hab¨ªan probado efectivamente la bomba at¨®mica. El servicio de vigilancia de la Comisi¨®n de Energ¨ªa At¨®mica inform¨® ese d¨ªa que pod¨ªa haber tenido lugar, una prueba atmosf¨¦rica. El 14 de septiembre, muestras de lluvia procedentes de nubes contaminadas confirmaron la explosi¨®n de una bomba. Incre¨ªblemente, Truman, el secretario de Defensa, Louis Johnson, y el general Groves se negaron en principio a creer que hab¨ªa ocurrido. Pensaron que hab¨ªa sido un accidente en un laboratorio nuclear.
El 23 de septiembre, Truman anunci¨® p¨²blicamente que hab¨ªa habido una explosi¨®n at¨®mica en la Uni¨®n Sovi¨¦tica, pero no se refiri¨® para nada a una bomba. Dos d¨ªas despu¨¦s, los sovi¨¦ticos anunciaron oficialmente que ten¨ªan la bomba. El retraso en el anuncio se debi¨®, muy posiblemente, al deseo de a?adir el insulto al da?o, para que los norteamericanos sufrieran durante semanas pensando qu¨¦ habr¨ªa pasado realmente en Asia central.
La pr¨®xima semana se cumple el 352 aniversario de la bomba at¨®mica sovi¨¦tica. Desde aquella madrugada de agosto de 1949, la carrera de armamento nuclear entre sovi¨¦ticos y norteamericanos no se ha moderado y puede no hacerlo nunca. Pero la historia de la bomba at¨®mica sovi¨¦tica, una historia nunca contada antes de forma completa, constituye un recordatorio ¨²til de que no existe una cosa tal como la superioridad nuclear permanente.
. Distribuido en exclusiva por Los Angeles Times.
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