La inoperancia de Chernenko
EL PERI?DICO Pravda ha publicado unas declaraciones de Konstant¨ªn Chernenko que no sirven ni para aclarar -los rumores insistentes sobre su estado de salud ni para deshacer una sensaci¨®n, bastante extendida en los ¨²ltimos tiempos, de ausencia de una direcci¨®n efectiva, con capacidad de iniciativa, en la cumbre sovi¨¦tica. El m¨¦todo de hacer unas declaraciones en Pravda fue empleado por Andropov cu¨¢ndo estaba ya muy enfermo, poco antes de su muerte. Es una coincidencia que puede no responder a nada, pero alimenta los rumores, sobre todo entre la poblaci¨®n sovi¨¦tica, muy sensible a los peque?os indicios, como ocurre siempre que el poder se rodea de secreto y misterio. Pero cualquiera que sea la dolencia f¨ªsica que determina la prolongad¨ªsima ausencia del presidente sovi¨¦tico de todo acto p¨²blico, el hecho m¨¢s importante no es ¨¦se, sino su incapacidad para dar a la pol¨ªtica exterior de la URSS una orientaci¨®n clara en la situaci¨®n extraordinariamente compleja en que se encuentra el mundo. Cuando, en febrero, Chernenko fue elegido secretario general, para sustituir a Andropov, la URSS hab¨ªa roto las negociaciones de Ginebra sobre armas nucleares, declarando que no volver¨ªa a reemprenderlas mientras EE UU no retirase los euromisiles; era una actitud dura, pero ten¨ªa cierta l¨®gica, ya que aplicaba sin m¨¢s los anuncios hechos en el curso de los esfuerzos sovi¨¦ticos por impedir la colocaci¨®n de dichos misiles. Su efecto era paralizar toda negociaci¨®n, lo que daba facilidades a Reagan, en el per¨ªodo electoral, para echar la culpa a los sovi¨¦ticos de la interrupci¨®n de las conversaciones y combinar una actitud dur¨ªsima contra la URSS con el ofrecimiento de que estaba dispuesto a negociar en cuanto los sovi¨¦ticos aceptasen sentarse a la mesa. El 29 de junio pareci¨® que la URSS tomaba una iniciativa interesante con la propuesta de una negociaci¨®n para prevenir la militarizaci¨®n del cosmos. EE UU contest¨® positivamente, diciendo que enviar¨ªan una delegaci¨®n a Viena el 16 de septiembre y agregando que a la vez propondr¨ªa se negociase sobre los misiles nucleares. La respuesta de los sovi¨¦ticos ha sido considerar tal actitud como rechazo de la propuesta hecha por ellos; la URSS s¨®lo negociar¨ªa si EE UU acepta el orden del d¨ªa propuesto por ella, es decir, excluyendo toda menci¨®n del tema de los misiles, La reciente declaraci¨®n de Chernenko en Pravda daba la impresi¨®n de que se flexibilizaba la actitud de la URSS. Pero un portavoz sovi¨¦tico acaba de interpretarla en el sentido m¨¢s restrictivo, volviendo a una simple repetici¨®n de lo ya dicho antes y descartando toda eventual negociaci¨®n.A nadie puede sorprender que la URSS no facilite en estos momentos, en v¨ªsperas de las elecciones presidenciales de EE UU, un retorno a la negociaci¨®n de alto nivel entre. los dos grandes. Pero lo que sin duda resulta preocupante es la sensaci¨®n de una falta de capacidad en la cumbre sovi¨¦tica para salir de un bloqueo de la pol¨ªtica exterior en posiciones inamovibles, para tomar iniciativas que no sean repetici¨®n de posiciones propagand¨ªsticas remachadas desde hace a?os. Esta sensaci¨®n se ha acentuado desde que Chernenko ha asumido la m¨¢xima direcci¨®n. Esto no ocurre s¨®lo en las relaciones con Occidente, en que la cerraz¨®n e incluso agresividad, en ciertos casos, de Reagan es de por s¨ª un factor de inmovilismo. La URSS hab¨ªa dado ciertos pasos positivos en la normalizaci¨®n de sus relaciones con China; esta tendencia, desde que Chernenko es secretario general, se ha interrumpido. Incluso la Prensa china -hecho ins¨®lito- ha acusado a Chernenko de provocar un endurecimiento de la pol¨ªtica exterior, en comparaci¨®n con la etapa de Andropov.
Simult¨¢neamente se est¨¢ produciendo una creciente incapacidad de la direcci¨®n sovi¨¦tica para mantener la cohesi¨®n, tal como ella la entiende, del bloque sovi¨¦tico, de la llamada "comunidad socialista". Son cada vez m¨¢s obvios los s¨ªntomas de discrepancia en diversos pa¨ªses del bloque, incluso en lugares, como la RDA, ayer baluartes de la ortodoxia m¨¢s estricta. La relaci¨®n entre las dos Alemanias tiene aspectos espec¨ªficos: en el Este, la poblaci¨®n puede ver y escuchar en su idioma la otra televisi¨®n; Mosc¨², al ignorar esta realidad, tendr¨¢ crecientes dificultades. El caso de Polonia es asimismo cada vez m¨¢s at¨ªpico: la reciente amnist¨ªa, el papel de la Iglesia, el propio r¨¦gimen militar, son realidades que no encajan en el modelo sovi¨¦tico; Mosc¨² no puede sentirse muy seguro de su capacidad de controlar esta evoluci¨®n. En Hungr¨ªa y Ruman¨ªa, en condiciones muy distintas, las diferencias con la URSS en pol¨ªtica exterior son obvias; y en el caso h¨²ngaro, en la pol¨ªtica econ¨®mica y en el trato con la oposici¨®n interior.
El nombramiento de Chernenko coloc¨® en la cumbre del, poder a una de las personas menos preparadas para hacer frente a nuevas realidades que se abren paso incluso en un sistema autoritario y jer¨¢rquico; fue un retorno al breznevismo, pero con una erosi¨®n mucho mayor de los instrumentos para ejercer la direcci¨®n. Chernenko ha intensificado, por ejemplo, los esfuerzos por elevar la vigilancia en el campo ideol¨®gico, por reavivar la adhesi¨®n de los ciudadanos hacia los ideales consagrados. Solamente en los dos ¨²ltimos meses, tres resoluciones han denunciado la pasividad de la juventud comunista ante los fen¨®menos de indiferencia pol¨ªtica, de penetraci¨®n de las ideas occidentales, etc¨¦tera. Pero esas resoluciones son papel mojado. Basta que una pel¨ªcula sea criticada para quetenga m¨¢s ¨¦xito. Salvo los instrumentos de fuerza, de coerci¨®n -sin duda decisivos-, una serie de hechos en los m¨¢s diversos terrenos indica un descenso notable de la capacidad de influencia y direcci¨®n del Gobierno sovi¨¦tico.
A ello contribuye, sin duda, la existencia de fuertes tensiones internas en el propio Bur¨® Pol¨ªtico del Partido Comunista de la Uni¨®n Sovi¨¦tica. La lucha entre tradicionalistas y modernos no se ha interrumpido despu¨¦s de la elecci¨®n de Chemenko; entre los que representan, con ¨¦l,la m¨¢xima inmovilidad del aparato, a pesar del desgaste, y sectores m¨¢s j¨®venes, m¨¢s sensibles a una realidad cambiante y conscientes, al menos, de la necesidad de una modernizaci¨®n de m¨¦todos. Gorbachov, el segundo de Chernenko en el actual equipo dirigente, es considerado como el representante de la corriente modernista. Est¨¢ apoyado por los partidarios, ayer, de Andropov, y se le atribuye ya hoy una influencia apreciable. En todo caso, si la inoperancia de Chernenko es cada vez m¨¢s evidente, los signos de una corriente renovadora no se notan, al menos en la pol¨ªtica exterior.
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