Los 'trileros', entre la picaresca y la estafa
En la ¨²ltima semana de agosto la Polic¨ªa Municipal ha realizado tres redadas en la calle Sierpes, una de las m¨¢s populares de Sevilla y en la que m¨¢s trileros suelen instalarse. En las dos primeras redadas detuvieron a cinco, aunque nadie del p¨²blico de la calle quiso formalizar denuncia. En un nuevo servicio cogieron a diez individuos. Los agentes de la Polic¨ªa Municipal iban de paisano, para que no les reconociesen los que est¨¢n apostados en las esquinas. En esta ocasi¨®n dos transe¨²ntes timados si quisieron presentar denuncia.El utillaje necesario para ejercer el oficio de trilero es barato: un par de cajones de cart¨®n que, uno sobre el otro, alcancen una altura de metro y medio; tres tapones de pl¨¢stico, de gaseosa a ser posible, y una pelotilla de papel que pueda ocultarse bajo uno de ellos. Adem¨¢s, hace falta habilidad para mover r¨¢pidamente los tapones barajando su posici¨®n y cierta verborrea con la que cautivar al incauto. Y sobre todo habilidad para sacar la pelotilla del tap¨®n bajo el que, estaba al empezar la maniobra, por si el jugador desafiado es lo bastante agudo de vista como para no despistarse con el baile de los tapones. Un poquito de goma en los dedos, para retirarla con disimulo, o a veces en el interior del tap¨®n, para que quede adherida al mismo cuando se levanta, son los mejores sistemas.
El trilero nunca act¨²a solo: en realidad, una mesa est¨¢ compuesta por cinco o seis miembros. Un equipo b¨¢sico lo conforman el virguero o manipulador de los taponcillos, dos avisas o encargados de dar el agua si se acerca la Polic¨ªa y dos o tres ganchos, que fingen jugar y ganar a fin de animar al incauto a seguir su ejemplo.
Aunque parezca que el m¨¦rito del virguero es lo principal, la habilidad verborreica de los ganchos resulta decisiva a la hora de pescar v¨ªctimas. Se turnan para no aparecer demasiado tiempo pegados a una misma mesa, y procuran cultivar aspecto de gente de orden, a fin de no levantar sospechas. En cuanto a los avisas, lo tienen f¨¢cil en Sierpes, una larga calle comercial cerrada al tr¨¢fico de veh¨ªculos, eje de un entramado de callejuelas por las que es f¨¢cil escapar cuando acude la Polic¨ªa. Adem¨¢s, su recorrido es obligado para cualquier turista que se acerque por Sevilla.
En total, estos trileros, que han acabado por formar un elemento m¨¢s del paisaje de Sierpes, son unos 15 y trabajan con dos mesas altern¨¢ndose. Jugar en cualquiera de estas mesas equivale pr¨¢cticamente a regalar el dinero, y son frecuentes golpes de cierto montante econ¨®mico, que el estafado suele denunciar.
La represi¨®n es dif¨ªcil
Pero es dif¨ªcil o casi imposible actuar contra ellos. Guillermo Guti¨¦rrez, concejal delegado del ¨¢rea de Polic¨ªa Municipal, lo explica claramente: "S¨®lo se les podr¨ªa procesar por estafa, previa denuncia, pero la denuncia no se produce casi nunca, y cuando se produce no tiene base. ?Hay estafa? El perjudicado ha jugado libremente, con ¨¢nimo de lucro, y probar el enga?o es para ¨¦l imposible. En esas condiciones, procesarles resulta imposible. Nosotros podemos actuar contra ellos por ocupaci¨®n de la v¨ªa p¨²blica sin licencia, pero eso no sirve para procesarles. Una vez una persona denunci¨® que hab¨ªa sido coaccionada por los ganchos, y creo recordar que eso s¨ª sirvi¨® para abrir proceso a alguno de ellos, pero no tengo muchas esperanzas de que por ah¨ª venga la soluci¨®n".En parecidos t¨¦rminos se expresa el portavoz de la Jefatura de Polic¨ªa de Sevilla: "Desde el punto de vista de la Polic¨ªa, el ¨²nico delito que cometen es el de una pr¨¢ctica de juego no legalizada. La estafa no puede probarse f¨¢cilmente".
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