El Estado, empresario
Sab¨ªamos que la pol¨ªtica hab¨ªa plagiado impunemente la ret¨®rica del show-business y que hasta las ideolog¨ªas duras, para seducir la indolencia ciudadana, se inspiraban sin rubor en las maneras fascinantes del star-system.
Los programas pol¨ªticos cada vez se parecen m¨¢s a los programas de televisi¨®n, las ideas han dejado de ser apreciadas por s¨ª mismas y se consumen y digieren por su maquillaje electr¨®nico, los l¨ªderes del esca?o apenas ya se diferencian de las estrellas de anta?o y el ciudadano se ha transformado en espectador.
El espect¨¢culo es la met¨¢fora en la que se reconoce sin dificultad la pol¨ªtica actual. Hablamos del Estado-espec-t¨¢culo de la misma manera que antes se hablaba del Estado teocr¨¢tico, carism¨¢tico, providencial, paternalista y/o policiaco.
Lo novedoso es que el Estado, al menos el llamado Estado de las Autonom¨ªas, no satisfecho con haber transformado la representaci¨®n democr¨¢tica en representaci¨®n televisiva, telematogr¨¢fica, teatral o circense, seg¨²n soplen los vientos racheados de la coyuntura, se dedica ahora a hacerle la competencia descarada y desleal a los productores y empresarios del mundo del espect¨¢culo.
Vacaciones posmodernas
Despu¨¦s de haberse dedicado durante las vacaciones a organizar fren¨¦ticamente universidades, simposios, cursos, mesas redondas, ciclos de conferencias y dem¨¢s actividades t¨ªpicamente antivacacionales, los Gobiernos auton¨®micos, la Administraci¨®n, los ayuntamientos y las instituciones oficiales m¨¢s o menos variopintas y ex¨®ticas inician la temporada acad¨¦mica con otra loca carrera competitiva de espect¨¢culos, festivales, cert¨¢menes y saraos.
Si no entiendo mal, las vacaciones posmodernas son para asistir a las universidades calurosas del verano espa?ol y el curso universitario para hacer culto en las movidas espectaculares. Hermosa divisi¨®n social del arte del show-business.
Uno de los males end¨¦micos de la industria cultural espa?ola, como es fama, est¨¢ en la ausencia de verdaderos empresarios, promotores, managers y productores. Pero ah¨ª est¨¢n, agarrados oblicuamente al resbaladizo principio de subsidia,ridad administrativa, las consejer¨ªas, las concejal¨ªas y la tropa funcionarial para levantar el tel¨®n y demostrar que el show contin¨²a.
Porque un vac¨ªo espectacular en estos momentos de movida permanente y de euforia organizadora podr¨ªa ser interpretado como un aut¨¦ntico vac¨ªo de poder. Adem¨¢s, siempre resulta m¨¢s barato y sencillo fingirse por unos d¨ªas empresario de espect¨¢culos que comprometer a los empresarios en espect¨¢culos menos musicales y teatreros.
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