M¨¢s ac¨¢ de la nostalgia
Este Jesucristo Superstar ya no trae el esc¨¢ndalo consigo. Ni el religioso ni el art¨ªstico. Ya su m¨²sica no es una ruptura, sino una de esas muestras del clasicismo veloc¨ªsimo que produce en nuestro tiempo la multiplicaci¨®n infinita de los medios de difusi¨®n sonoros; el arte psicod¨¦lico se ha quedado atr¨¢s, y el tratamiento de las escenas de la pasi¨®n, y su lenguaje cotidiano forman parte de la sociedad. Lo que se ofrece hoy es un espect¨¢culo bello, sereno y bien hecho. Con bastantes muestras de inteligencia. Por ejemplo, la de no recurrir a la nostalgia de lo que fue este espect¨¢culo en aquel momento, en el que todo estaba impregnado de un aire de lucha, de conquista: la nostalgia la pone el espectador que quiera y que pueda. No busca el director, Azpilicueta, la reconstrucci¨®n, ni la percusi¨®n en la memoria o las asociaciones de ideas del tipo lo que fuimos y lo que somos", sino la creaci¨®n de un buen espect¨¢culo, y lo consigue. Sin dejar de tener en cuenta la evoluci¨®n del tiempo. Por ejemplo, el volumen sonoro est¨¢ reducido a la mitad de cuando se estren¨® en 1975: hoy hay otra sensibilidad.Un cierto erotismo, o mejor una cierta sensualidad que brotaba de la primera obra, y muy especialmente de la pel¨ªcula que lleg¨® antes, est¨¢ limada: habr¨¢ que repetir que hoy, tambi¨¦n, hay otra sensibilidad. Aquella ¨®pera-rock abri¨® caminos: como se han andado, hoy se est¨¢ en otro lugar.
Jesucristo Superstar
Texto de Tim Rice. Adaptaci¨®n de Artime y Azpilicueta. M¨²sica de Andrew Lloyd Weber. Orquestaci¨®n y direcci¨®n de Teddy Bautista. Int¨¦rpretes: Pablo Abraira, Est¨ªbaliz, Pedro Ruy Blas, Tony Cruz, Sergio, Jos¨¦ Mar¨ªa Amerise, Jaume Baucis, Jos¨¦ Angel Morales, Javier Ulacia. Escenograf¨ªa y vestuario de Jos¨¦ Ram¨®n de Aguirre, luces de Clarke W. Thorton. Coreograf¨ªa de Goiyo Montero. Direcci¨®n: Jaime Azpilicueta. Estreno, Alcal¨¢ Palace. Madrid, 12 de septiembre. .
Lo que impresiona en esta reposici¨®n es que est¨¢ muy bien pensada y muy bien realizada, con un buen acabado. El escenario es muy simple; en toda la primera parte hay una gran sobriedad de elementos y, como corresponde al buen arte teatral, incluso por encima del g¨¦nero, es lo que sucede en el escenario: la coreograf¨ªa, la m¨²sica, la interpretaci¨®n. Es decir, son los seres humanos los que conducen la obra, y la maestr¨ªa de las luces, la excelencia de la amplificaci¨®n sonora o la calidad de los figurines est¨¢n a su servicio. La segunda parte es m¨¢s espectacular, en el sentido de que hay m¨¢s eclosi¨®n de colores, alg¨²n elemento m¨¢s de vestuario -siempre muy bello- y l¨®gicamente el apoteosis de la crucifixi¨®n, con su derrame de rayos de luz y de humo difuso.
Se encuentra una buena coreografia; toda la interpretaci¨®n del coro en bailes y canciones es de primer orden dentro de este g¨¦nero del musical. La orquesta de Teddy Bautista suena bien, y los papeles principales cantan dentro de ese orden. Pablo Abraira es el protagonista indiscutible y mantiene todas las gamas; Est¨ªbaliz presta dulzura casta a la Magdalena, Ruy Blas est¨¢ duro y angustiado en el papel de, Judas, Jos¨¦ Mar¨ªa Amerise es un buen bajo c¨®mico en Caif¨¢s, y hay que hacer una menci¨®n especial a Jaume Baucis en el divertido n¨²mero de la canci¨®n de Herodes, tomada la m¨²sica y la coreograf¨ªa del music hall antiguo. Tony Cruz, Sergio, Jos¨¦ ?ngel Morales, Javier Ulacia, est¨¢n incorporados al buen equipo de las primeras partes. Todo el espect¨¢culo es de conjunto: y la direcci¨®n de Azpilicueta se caracteriza -con la suma de las valiosas colaboraciones, y por el logro del equipo- por el ritmo de todo el espect¨¢culo, su desarrollo sin resquicios y sin duda por la perfecci¨®n de su funcionamiento. Se dice que hay una gran cantidad de dinero invertida en esta puesta en escena. Eso no es un dato: lo importante es que est¨¢ bien empleada la inversi¨®n.
El p¨²blico ovacion¨® continuamente a los int¨¦rpretes y a cada uno de los n¨²meros, y al final de la obra, sellando as¨ª un nuevo y justo ¨¦xito.
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