Las residencias de ancianos
Un a?o m¨¢s, y por voluntad propia, he tenido que pasar el mes de agosto en una de las llamadas residencias de ancianos, ubicada en el pueblo de Colmenar Viejo, cercano a Madrid, en cuya localidad existen, por lo menos, otros dos establecimientos de est¨¢especialidad. Pero esta carta va dirigida a todas las autoridades sanitarias de toda Espa?a para recabar de ellas un mejor control de estos establecimientos a que aludo mediante inspecciones-sorpresa.
Para llevar a cabo este trabajo, los inspectores deber¨ªan verificar si los centros est¨¢n debidamente autorizados por la autoridad competente; si el local se ajusta a las necesidades de todo para atender debidamente al anciano residente; si los servicios higi¨¦nicos (v¨¢teres, lavabos, etc¨¦tera) son suficientes con arreglo al n¨²mero de plazas de que dispone la residencia; si estos servicios disponen de una persona que est¨¦ dedicada permanentemente a la limpieza de los mismos, ya que muchos ancianos, por sus naturales achaques, no pueden ayudar a esta clase de limpieza; si todos los dormitorios tienen, ventilaci¨®n directa al exterior, bien sea a jardines, calles o paseos amplios, o patios de gran extensi¨®n. Ser¨ªa necesario comprobar, por medio de un certificado m¨¦dico, si el anciano residente padece de trastornos cerebrales, ya que para esta clase de enfermos est¨¢n los establecimientos adecuados, no las residencias de personas mentalmente sanas; enterarse de si existe en el local una habitaci¨®n para enfermos transitorios, esto es, que no necesiten -de un hospital, cl¨ªnica, etc¨¦tera; si no lo hay, exigir que una habitaci¨®n, bien ventilada, se dedique exclusivamente a los fumadorers, de modo que se proh¨ªba fumar en el resto de las habitaciones, y, finalmente, ver si en la residencia se admiten personas que se vean obligadas a usar sillas de ruedas; compru¨¦bese si todas las puertas son lo suficientemente anchas para que los minusv¨¢lidos puedan accionar sus sillas Con soltura. Para ¨¦stos, tambi¨¦n es imprescindible que los v¨¢teres y los lavabos tengan asideros en las paredes o artima?as adecuadas.
Todos estos puntos van encaminados, particularmente, a que no se mezclen enfermos mentales con los que no lo son y para que se sirva al anciano con eficacia y normalidad.-
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