El oso sale de la guarida
HACE UNOS meses, y como consecuencia del aparente repliegue de la pol¨ªtica exterior sovi¨¦tica a ra¨ªz del relevo de mando en el Kremlin, la influyente revista brit¨¢nica The Economist publicaba una portada en la que se pod¨ªa leer el siguiente titular: "El oso ruso ha entrado en per¨ªodo de hibernaci¨®n". Las negativas sovi¨¦ticas a aceptar las sucesivas propuestas occidentales sobre prohibici¨®n de armas qu¨ªmicas en Ginebra y la reducci¨®n de efectivos en Europa central presentada por los pa¨ªses de la Alianza Atl¨¢ntica en Viena, m¨¢s la decisi¨®n de no acudir a los Juegos Ol¨ªmpicos de Los ?ngeles, eran los argumentos esgrimidos por The Economist para justificar su portada.Las entrevistas de la pr¨®xima semana en Nueva York y Washington entre el veterano ministro de Asuntos Exteriores de la URSS, Andrei Gromiko, y su colega norteamericano, George Shultz, primero, y el presidente Ronald Reagan, despu¨¦s, parecen indicar que el oso est¨¢ dispuesto a entreabrir la puerta de su guarida (por si no fuera poco el suspense creado en el mundo por la reuni¨®n Reagan-Gromiko, el candidato dem¨®crata a la presidencia, Walter Mondale, anunci¨¦ ayer que tambi¨¦n se entrevistar¨ªa, a petici¨®n sovi¨¦tica, con Gromiko).
De la nueva actitud sovi¨¦tic¨¢, que hasta hace muy poco manten¨ªa que el di¨¢logo con la Administraci¨®n republicana norteamericana era imposible, pueden sacarse tres conclusiones. La primera, que el Kremlin parece resignado a sufrir durante otros cuatro a?os la presencia de Ronald Reagan en la Casa Blanca. Las ¨²ltimas encuestas publicadas el pasado fin de semana en Estados Unidos daban un margen de ventaja a Reagan sobre Mondale de 30 puntos en el sondeo m¨¢s favorable y de 18 en el peor de los casos. S¨®lo una colosal metedura de pata de la actual Administraci¨®n en Centroam¨¦rica o en el Pr¨®ximo Oriente podr¨ªa evitar una victoria republicana el 6 de noviembre. La segunda parece indicar un cierto apoyo por parte de la Uni¨®n Sovi¨¦tica a la candidatura dem¨®crata, que se ha mostrado siempre mucho m¨¢s partidaria que la Administraci¨®n Reagan de una flexibilizaci¨®n de las relaciones entre Washington y Mosc¨² y, ha anunciado su disposici¨®n a imponer una moratoria en la fabricaci¨®n y prueba, de armas nucleares. Lo que ocurre en Estados Unidos es que los dem¨®cratas siempre tienen sobre sus espaldas el sambenito de soft (suaves) en sus relaciones con los sovi¨¦ticos, y, por tanto, Mondale se ha apresurado a anunciar que ser¨ªa "un duro negociador con los rusos" en el caso de que fuera elegido presidente. La tercera conclusi¨®n que puede deducirse es que los sovi¨¦ticos no pueden consagrar eternamente un niet perpetuo en sus relaciones con Occidente de cara a las opiniones p¨²blicas de Europa y de los pa¨ªses del Tercer Mundo.
Todo parece indicar que Mosc¨² empieza a digerir ya el sapo de la instalaci¨®n de los misiles estadounidenses en Europa y que piensa que puede sacar alg¨²n beneficio en una futura negociaci¨®n con los norteamericanos en el tema de las armas antisat¨¦lites y antimisiles, tema en la que los Gobiernos europeos de los pa¨ªses de la OTAN est¨¢n mucho menos decididos a apoyar a Washington.
En todo caso, como recordaba James Reston, uno de los liberales m¨¢s notorios del periodismo estadounidense, "si los sovi¨¦ticos contin¨²an oponi¨¦ndose a la pol¨ªtica de Reagan, el electorado norteamericano apoyar¨¢ a su presidente. Y si se llega a una f¨®rmula de compromiso, los votantes pensar¨¢n que las rabiosas pol¨ªticas anticomunistas de Reagan han sido rentables. El Kremlin ha regalado a Reagan un mill¨®n de votos que le ser¨¢n muy recesarios para ganar en noviembre".
La pr¨®xima entrevista Reagan-Gromiko constituye as¨ª todo un acontecimiento. Reagan ha sido uno de los pocos presidentes norteamericanos de los ¨²ltimos tiempos que no ha celebrado una entrevista de alto nivel con los dirigentes del Kremlin a s¨®lo seis semanas de terminar su mandato, cosa que su rival dem¨®crata repite machaconamente desde el comienzo de la campa?a. Nadie espera milagros de la reuni¨®n, pero ambas partes acuden aparentemente con buenos deseos por lo menos. Stanislav Mensikov, asesor del Comit¨¦ Central del PCUS, ha declarado: "Estados Unidos y la Uni¨®n Sovi¨¦tica deben tratarse con respeto mutuo y deben aplicar el principio de no injerencia en los asuntos internos del otro". El mundo dar¨ªa un suspiro de alivio si la entrevista de Washington fuese no s¨®lo una baza pol¨ªtica para ambas partes, sino el comienzo del comienzo de un deshielo entre las dos superpotencias.
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