La ¨²nica casa-refugio que existe en Madrid para mujeres maltratadas se llen¨® el d¨ªa de su inauguraci¨®n
Madrid, seg¨²n las denuncias presentadas en comisar¨ªas a lo largo del a?o, se ha convertido es nna de las provincias con el ¨ªndice m¨¢s alto de agresiones a la mujer. Para hacer frente a esta situaci¨®n s¨®lo existe en la provincia una casa-refugio para mujeres apaleadas, inaugurada este mes, que se llen¨® el mismo d¨ªa de su apertura. El servicio jur¨ªdico del Centro de Informaci¨®n de los Derechos de la Mujer, organismo dependiente del Instituto de la Mujer, atendi¨® el pasado mes 304 asuntos relacionados con separaciones matrimoniales provocadas en la mayor¨ªa de los casos por malos tratos dirigidos a mujeres.Los ¨²ltimos datos conocidos, correspondientes al mes de mayo, indican que se presentaron en 31 d¨ªas 293 denuncias en las comisar¨ªas de la capital, de las que 127 correspond¨ªan a malos tratos f¨ªsicos, 65 a malos tratos ps¨ªquicos y 101 a los dos tipos de vejaciones al mismo tiempo. El n¨²mero de denuncias en el mismo periodo fue de 227 en Barcelona y 217 en Valencia.
Al Centro de Informaci¨®n de los Derechos de la Mujer, situado en el n¨²mero 28 de la calle de Almagro, acude una media mensual de 1.000 mujeres a solicitar orientaci¨®n, que abarca desde asesor¨ªa jur¨ªdica hasta planificaci¨®n familiar u ocio. "La cifra citada", seg¨²n Isabel Alberdi, directora del centro, "es una muestra m¨ªnima del n¨²mero de casos reales que se producen, puesto que muchas mujeres se callan, aterrorizadas, ante posibles represalias".
Diez mujeres atienden llamadas de casi todas las ciudades del pa¨ªs y facilitan informaci¨®n a las personas que se acercan hasta all¨ª. El local, de paredes blancas, decorado con plantas y posters, no re¨²ne las m¨ªnimas condiciones para atender al p¨²blico. En una misma sala se amontonan 14 mesas, archivadores y media docena de terminales de ordenador que est¨¢n arrinconados desde que fracas¨® el proyecto de informatizar el trabajo del centro.
"Mire: yo quer¨ªa saber qu¨¦ puedo hacer. Mi marido me pega habitualmente; la ¨²ltima vez, ayer, y tengo testigos". As¨ª se expresaba ayer una m¨¢s de las muchas voces an¨®nimas que llegan hasta la oficina. "Trabajo como asistenta cuatro horas al d¨ªa, mi esposo se encuentra en el paro y se gasta todo lo que gano fuera de casa. Despu¨¦s de la ¨²ltima paliza, las dos ni?as y yo nos hemos refugiado en casa de mi hermana, donde s¨®lo podemos permanecer unos d¨ªas, provisionalmente. Tengo miedo y estoy harta de amenazas". El anonimato de las personas que acuden al centro se ha impuesto obligatoriamente ante el temor que suele embargarlas y las continuas amenazas de muerte de que son objeto por parte de sus compa?eros si ¨¦stas emprenden cualquier acci¨®n legal.
Mar¨ªa Garc¨ªa Barquero, abogada matrimonialista, repite los pros y los contras de la situaci¨®n en lo que ya es casi una letan¨ªa: "Ponga una denuncia en la comisar¨ªa y acuda con los testigos. Busque un abogado de oficio e inicie antes de 30 d¨ªas la demanda de separaci¨®n por malos tratos; si no, ¨¦l puede acusarla de abandono del hogar". A este centro madrile?o acuden en su mayor¨ªa mujeres casadas y con hijos, entre los 20 y 40 a?os. Su nivel econ¨®mico y cultural es muy bajo. Muy pocas trabajan, y si lo hacen es en empleos marginales. Casi todas desconf¨ªan de s¨ª mismas y est¨¢n desconcertadas.
"Mil pesetas de multa"
El Instituto de la Mujer ha iniciado, en colaboraci¨®n con el Ministerio del Interior, una campa?a de edici¨®n de folletos, charlas y programas de radio y televisi¨®n para conseguir como objetivo, a corto plazo, que las mujeres que son agredidas por sus maridos denuncien los hechos en comisar¨ªa. "Esta campa?a est¨¢ resultando muy positiva", seg¨²n la directora del centro, "especialmente en cuanto a la atenci¨®n que reciben las mujeres por parte de la polic¨ªa. Se han dado algunos casos en los que el propio comisario llama al centro para comunicar estas situaciones e informar a las denunciantes". El pasado a?o, la Direcci¨®n General de la Polic¨ªa distribuy¨® una notificaci¨®n dirigida a todos los jefes superiores para que se proteja desde las comisar¨ªas el derecho que asiste a las mujeres de no recibir tratos inhumanos o degradantes.La situaci¨®n, sin embargo, no ha mejorado notablemente. "Son muchas las mujeres que, tras formular denuncias por malos tratos, lesiones o violaciones, tienen que convivir con sus maridos", afirm¨® la abogada. "El funcionamiento de la Administraci¨®n de justicia es ca¨®tico. En la mayor¨ªa de los casos estas denuncias pasan a los juzgados de distrito como juicios de faltas, donde, en el mejor de los casos, se impone al marido una multa que va de 1.000 a 5.000 pesetas. La imposici¨®n de sanciones econ¨®micas repercute negativamente en el patrimonio de la mujer, que en muchos casos, por tratarse de bienes gananciales, paga la mitad de la multa".
Para Alicia Ferrera, presidenta de la Comisi¨®n de Investigaci¨®n de Malos Tratos, esta situaci¨®n, impensable en pleno siglo XX y en una sociedad democr¨¢tica, se hace a¨²n m¨¢s dram¨¢tica ante la falta de una pol¨ªtica de servicios que pal¨ªe la situaci¨®n de las mujeres maltratadas.
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