Cartas (boca arriba) sobre las extradiciones
Querido E.:No, no voy a firmar esa Carta a los pueblos y naciones del mundo que me haces llegar y que ya conoc¨ªa por otro conducto. Y ello a pesar de que, como bien sabes, estoy personalmente contra las extradiciones de etarras concedidas por el Gobierno franc¨¦s. Mis razones para esta oposici¨®n son, sin embargo, por lo visto, distintas a las de los otros firmantes de ese documento, al menos en algunos aspectos que merecen ser resaltados. Me haces notar que personalidades de muy distinto signo -muchas de ellas nada sospechosas de simpat¨ªas terroristas- han rubricado el texto. Pero es que, amigo m¨ªo, los intelectuales -y yo el primero- solemos firmar con vanidad generosa o generosidad vana casi todos los papeles con los que una conciencia inconcretamente bien intencionada puede estar de acuerdo. El da?o, en la mayor¨ªa de los casos, no puede ser muy grande, y de cuando en cuando se obtienen benem¨¦ritos triunfos. O suaves rid¨ªculos. ?Pues no hay ya circulando hasta un manifiesto contra Tint¨ªn, el admirable Tint¨ªn, lo m¨¢s parecido a Raymond Roussel que ha parido el comic? Lo que te digo: cualquier cosa con tal de formar parte de los que son escuchados. Pero en ciertos temas me he convencido de que hay que ser escrupuloso hasta la pedanter¨ªa, hasta la crucifixi¨®n: no basta con hacer constar el encomio o condena de algo, sino que es preciso aquilatar muy bien la argumentaci¨®n que se maneja. Pese a lo que pretendan Kant, desde un extremo, y Weber, desde otro, en la opci¨®n ¨¦tica son inseparables la recta intenci¨®n y la lucidez responsable. Si falta una de las dos, la opci¨®n moral se corrompe y queda reducida a puro dar gusto: al propio ego, a la imagen p¨²blica, al consenso majo de los muchos, al poder de los que lo tienen. Y eso, ya sabes, ni hablar. En la vida he cometido muchas vilezas, menos la de dedicarme a dar deliberadamente gusto. Ocasi¨®n es ¨¦sta como aquella -como todas- en la que Juan Luis Vives escribi¨® a Erasmo: "Estamos pasando por tiempos dif¨ªciles, en los que no se puede hablar ni callar sin peligro". Si hablas, peligra el cuerpo; si callas, el alma. Hablemos, pues.
La Carta a los pueblos y naciones del mundo no dice nada con lo que no se pueda estar en principio de acuerdo, aunque alguno de los porcentajes que maneja puede ser fundadamente refutado. No, lo malo no es lo que dice, sino lo que calla. Es una cartatanga: revela muchas cosas interesantes, pero oculta lo esencia. Y en casos como ¨¦ste, sin duda, el que calla otorga; por eso, querido E., no voy a firmarla. ?No te ha llamado la atenci¨®n que ni una sola vez en la carta -donde se habla de polic¨ªa, Gobierno, tortura, prisiones, exilio, elementales derechos humanos...- se menciona ni de pasada la existencia de una organizaci¨®n armada llamada ETA? Y, por tanto, nada se dice de secuestros, atentados mortales, bombas, tiros en la nuca, extorsiones, etc¨¦tera. Con lo cual reconocer¨¢s que el panorama informativo que se brinda al mundo sobre la realidad del conflicto vasco queda sustancialmente mermado. As¨ª, ciertos datos del documento resultan poco menos que incomprensibles. Por ejemplo, cuando se afirma, con raz¨®n: "M¨¢s de 700 personas del Pa¨ªs Vasco se encuentran actualmente encarceladas en prisiones del Estado espa?ol". Y el sueco o el belga que lean tal noticia pudieran preguntarse: ?Y por qu¨¦? ?Por qu¨¦ est¨¢n encarcelados: por llevar kaiku, por leer Egin, por hablar euskera, por dar su voto a tal o cual partido? ?O -sospecha genocida- por la simple pertenencia a Vasconia? ?Qu¨¦ f¨¢cil y qu¨¦ piadoso hubiera sido disipar estas dudas con una escueta referencia a la banda terrorista con la que se les supone vinculados! M¨¢s adelante se habla de la represi¨®n discriminatoria de la polic¨ªa espa?ola sobre la poblaci¨®n vasca, y se cita este dato ominoso, del que no dudo: "S¨®lo en los seis primeros meses del a?o 1984 han sido detenidas por motivos pol¨ªticos al menos 743 personas, de las cuales no m¨¢s de 70 han sido encarceladas" (nota al margen: supongo que los autores de la carta se congratulan de que s¨®lo hayan sido encarcelados 70, aunque, tal como lo dicen, parecen deplorarlo). Y bueno, dir¨¢ un holand¨¦s cuando se entere, ?por qu¨¦ la discrepancia pol¨ªtica es reprimida en Euskadi y no en Cuenca o en Murcia? Bastar¨ªa haberle informado de que tales "motivos pol¨ªticos" se reducen fundamentalmente a uno: colaborar con ETA o pertenecer a la organizaci¨®n, para que nues
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tro hermano europeo saliese de dudas. Y luego leemos que "miles de ciudadanos vascos contin¨²an exiliados en diversos pa¨ªses del mundo". ?Miles de exiliados? ?Y realmente no pueden volver si quieren? ?Por qu¨¦? ?Alguna espec¨ªfica legislaci¨®n antivasca les impide instalarse en el territorio nacional? ?O ser¨¢ que prefieren no retomar por su vinculaci¨®n con determinada organizaci¨®n no dedicada precisamente a la beneficencia? En fin, para qu¨¦ seguir; ya ves que sin la referencia a ETA no se entiende ni la carta, ni las extradiciones, ni nada de nada.
De modo que la causa que brilla por su ausencia en la carta, ETA, es a la vez motivo y efecto de lo que se denuncia: hay presos porque hay ETA, hay ETA por que hay presos. T¨² no, ya lo s¨¦, pero otro me dir¨ªa que ETA surge "de la opresi¨®n que sufre el pueblo vasco". ?Est¨¢ realmente oprimido el pueblo vasco? Dejemos de lado que todo pueblo tiene que estar oprimido por propia definici¨®n, si entendemos por pueblo aquella parte de la sociedad -o aquella parte de cada individuo en la sociedad- que padece la coacci¨®n social del poder -de aqu¨ª que siempre suene a chufla lo del pueblo soberano-. ?Est¨¢ particularmente oprimido el pueblo vasco; "desesperado" incluso, como parece haber dicho a alg¨²n medio franc¨¦s el lendakari? Empiezo a pensar que lo de la opresi¨®n de los pueblos se parece bastante a la crueldad mental en los matrimonios. Hay casos de crueldad mental clar¨ªsima: la del marido feroz que zurra a su mujer un d¨ªa s¨ª y otro no por cualquier futesa. Aqu¨ª", la crueldad mental se acompa?a de contundentes muestras de sevicia f¨ªsica. Pero luego est¨¢ la otra crueldad: la de la mujer que siempre quiere escuchar el concierto por el segundo canal el d¨ªa que televisan la final de f¨²tbol por el primero, la del c¨®nyuge que siempre acierta con el comentario vilmente derogatario ante el plato preparado con esmero por las manos de la santa. Crueldad tambi¨¦n tenemos ah¨ª, desde luego; basta para ello que el otro la padezca como tal; y hasta el punto de justificar la ri?a, quiz¨¢ el divorcio..., pero si el marido estrangula a la inoportuna mel¨®mana, si la cocinera despechada pone ars¨¦nico en el caf¨¦ del desagradecido, la reacci¨®n no deja de parecer desmesurada. Del mismo modo, hay pueblos de cuya opresi¨®n cabe poca duda, tal como en Guatemala, Chile o la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Y luego est¨¢n casos como el de Euskadi, donde los ciudadanos tienen elecciones libres, con inclusi¨®n de todos los grupos pol¨ªticos, Prensa ad libitum, libertad de reuni¨®n y manifestaci¨®n p¨²blica, Parlamento aut¨®nomo y aimplia representaci¨®n en el Parlamento estatal, etc¨¦tera. Menudencias todas ellas de las que carece m¨¢s del 80% de los seres humanos que viven hoy en este plarieta. Por supuesto, nada de esto da la felicidad, y uno tiene perfecte derecho -y motivos- para seguir sinti¨¦ndose oprimido; pero hay que reconocer que es una o presi¨®n de lujo, de clase ambassador con derecho a nouvelle cuisine. La desesperaci¨®n parece, aqu¨ª un poco hist¨¦rica; el crimen organizado, aun peor. Los vascos tememos, sin duda, motivos de queja, pero dif¨ªcilmente de asesinato.
?Qu¨¦ raz¨®n tiene Garaikoetxea cuando dice que no por acabarse con ETA tendr¨¢ fin el problema vasco! Pero deber¨ªa a?adir tambi¨¦n, pues tiene m¨¢s motivos que nadie para saberlo: "Y no por acabar, si es que alguna vez acaba de modo aceptable el contencioso con el Gobierno de Madrid, concluir¨¢ el calvario de los vascos. Pues ahora el mito del enemigo com¨²n, alimentado por la torpeza de los unos, la malicia de otros y la ingenuidad de los m¨¢s, conserva la ficci¨®n de una unidad vasca de destino era lo universal que se deshar¨¢ en las mil contradicciones reales que ya afloran -conflicto, de Mondrag¨®n, etc¨¦tera- en cuanto falte el coco espa?olista". Naturalmente, conflicto hay y debe haber en todas partes, salvo que la sociedad haya muerto en alguna transhistoria totalitaria, pero lo malo es que en Euskadi se ha cogido el h¨¢bito de resolverlo todo por las bravas, de dramatizar a muerte cada discrepancia y de encontrar muy consecuente y, viril dinamitar el mundo en cuanto le entra a uno una piedra era el zapato. Lo cual llegar¨¢ a crear problemas, y no s¨®lo a la Guardia Civil. Por eso, cuando Barrionuevo no exista habr¨¢ que inventarlo, porque si no vamos a quedarnos en familia, y puede ser peor. ?C¨®mo renunciar al dulce sue?o masoquista de que somos los misquitos de Europa, los ¨²ltimos comanches resistiendo al exterminio genocida frente al general Gonz¨¢lez Custer y resignarse a aceptar las contradicciones y perplejidades de una sociedad industrial moderna?
Y, sin embargo, ya te digo, estoy contra las extradiciones. Como comprender¨¢s, no porque me merezcan la m¨¢s m¨ªnima simpat¨ªa pol¨ªtica los que pueden ser afectados por ellas ni porque los considere combatientes populares por la libertad contra. un Estado opresor. Pero hay principios que merecen m¨¢s respeto que quienes eventualmente puedan acogerse y hasta abusar de ellos. El de asilo pol¨ªtico es uno primordial: vivimos en un mundo lo suficientemente complejo e impuro, lo suficientemente lastrado por la genealog¨ªa de la injusticia y la fascinaci¨®n de lo ut¨®pico como para que no renunciemos a la inviolabilidad de los santuarios. Es cierto que un crimen no deja de ser crimen por ser pol¨ªtico: los asesinos de Ryan, Sol¨¢un o los de los abogados de Atocha son de la misma ralea. Pero a la hora de combatir y prevenir -sobre todo prevenir- los cr¨ªmenes pol¨ªticos, las consideraciones pol¨ªticas no pueden ser dejadas de lado. En el mundo de la pol¨ªtica nadie es tan puro como para tener derecho a horrorizarse ante la sangre vertida con la mueca ingenua del simple ciudadario. Evidentemente, es bueno que Francia demuestre su apoyo a la democracia espa?ola impidiendo por todos los medios a su alcance las actividades de ETA desde su territorio: es necesario, imprescindible. Pero levantar la veda de las extradiciones por razones de Estado es algo sumamente peligroso y que ningun individuo consciente de los peligros pol¨ªticos que todos corremos en el cambiante mundo moderno puede alegremente apoyar. Habr¨ªa que recurrir a otra f¨®rmula -deportaciones, etc¨¦tera-, algo que no fuera directamente contra lo que es una de las garant¨ªas progresistas esenciales de la sociedad moderna. Ya s¨¦ que la mayor¨ªa de los que protestan agresivamente contra las extradiciones no lo hace para apoyar un principio de derecho civilizado, sino para apoyar a la incivilizada ETA. Pero as¨ª es el juego: cada cual debe jugarlo tal cual ¨¦l es, no tal cual es el otro. Lo mismo ocurre con la dpituracia de la tortura: en ella se codea uno con personas a las que s¨®lo molesta que sean torturados los suyos, otros que lo que quieren es contribuir a zapar por cualquier grieta el orden democr¨¢tico, e incluso los habr¨¢ ansiosos de ejercerse a su vez en las pr¨¢cticas que maldicen. Pero tambi¨¦n estamos los convencidos de que la limpieza legal y el destierro paulatino de la brutalidad coactiva son la ¨²nica garant¨ªa en la que puede fundarse la democracia aut¨¦ntica. Y el empe?o merece la pena.
De modo que ya ves: ni firmo la Carta a los pueblos... ni considero que las extradiciones sean una gran victoria para el Gobierno socialista. La ¨²nica victoria que espero de la izquierda democr¨¢tica en el poder es la del di¨¢logo (sobre todo con los representantes civiles de las diversas fuerzas vascas, no sea que al final vayamos a ver una mesa por la paz en la que se sienten tres etarras y tres generales de divisi¨®n, que es lo que el terrorismo militarista siempre sue?a), el pacto pol¨ªtico, la reinserci¨®n social de quienes renuncien a la violencia y el abandono del patrioterismo monote¨ªsta. Lo dem¨¢s ser¨¢n victorias del Gobierno, pero no de la izquierda. Diciendo estas cosas se gana uno las famas m¨¢s pintorescas, como cuando aquel periodista mexicano me pregunt¨® candorosamente, y sin sonre¨ªr, que "si era cierto que soy un te¨®rico de ETA", tal como le hab¨ªa o¨ªdo a alguno de mis compatriotas. Para los dem¨¢s, soy el renegado vendido al oro del PSOE, o soy un loco, o soy un iluso, o soy posmoderno, todo lo cual se?alar¨ªa Borges- es una forma trabajosa de decir que no soy. Releyendo ayer los art¨ªculos de Albert Camus reunidos en Moral y pol¨ªtica encuentro que van precedidos de esta cita de Nietzsche: "Es preferible morir a odiar y temer; es preferible morir dos veces a hacerse odiar y temer: ¨¦sta deber¨¢ ser, alg¨²n d¨ªa, la suprema m¨¢xima de toda sociedad organizada pol¨ªticamente". ?No deber¨ªamos ir preparando ya un poco el terreno a ese ma?ana?
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