Una expresi¨®n de amistad
EL PA?S me invita amablemente a hacer unas breves declaraciones en torno a la reciente concesi¨®n de carta de naturaleza espa?ola, con la cual me ha honrado el Consejo de Ministros. Si acepto tal invitaci¨®n no es, ciertamente, por el deseo de que dicha concesi¨®n reciba a¨²n m¨¢s publicidad de la ya otorgada -publicidad, entiendo, que demuestra que a los irlandeses se les tiene un especial cari?o aqu¨ª, y m¨¢s si son hispanistas-, sino porque me da la oportunidad de decir dos o tres cosas que quiero decir.Llevo casi 30 a?os en contacto diario con el idioma y la cultura esna?oles -como estudiante, primero; luego, como profesor e investigador- y seis viviendo en Madrid. Toda mi vida profesional ha girado en torno a Espa?a. Era l¨®gico y normal, dadas estas circunstancias, y otras que no es del caso traer a colaci¨®n, que fuera creciendo dentro de m¨ª, hasta convertirse en imperiosa evidencia, el deseo de conseguir la nacionalidad espa?ola. Que tal deseo ahora se haya visto transformado en realidad es para mi motivo de inmensa satisfacci¨®n, como lo es el hecho de ir recibiendo estos d¨ªas tantas muestras de afecto por parte de tanta gente. ?C¨®mo no estar de enhorabuena?
Yo veo, en la concesi¨®n de ciudadan¨ªa que voy comentando, una significaci¨®n simb¨®lica, que no es sino la expresi¨®n de la amistad que ha existido largo tiempo, y que debe crecer -seguramente crecer¨¢-, entre Irlanda y Espa?a. Irlanda ocupa en estos momentos la presidencia de la Comunidad Econ¨®mica Europea. Mientras escribo estas l¨ªneas, el jefe del Gobierno espa?ol se encuentra en mi querid¨ªsimo (y espero que ya no tan sucio) Dubl¨ªn. Creo que, bajo la presidencia irlandesa, se derrumbar¨¢n los ¨²ltimos obst¨¢culos que estorben el acceso espa?ol al Mercado Com¨²n. Y no dudo de que Felipe Gonz¨¢lez se estar¨¢ dando cuenta hoy de que, entre ambos pa¨ªses, existen m¨²ltiples posibilidades de cooperaci¨®n, tanto cultural como comercial y tur¨ªstica. Todo ello es para m¨ª fuente de contento.
Creo que Espa?a est¨¢ viviendo una de las experiencias m¨¢s apasionantes de toda su historia. ?Es un desvar¨ªo sugerir que el pa¨ªs nunca ha sido tan libre como hoy? Pienso que no. Bajo la Rep¨²blica jam¨¢s hubo una convivencia como la que han empezado a consolidar ¨²ltimamente los espa?oles. Despu¨¦s de los horrores de la guerra, despu¨¦s de las largas d¨¦cadas del r¨¦gimen franquista, Espa?a, hoy, ha conseguido poner las bases de una democracia que va a permitir la creaci¨®n de una sociedad abierta, polifac¨¦tica, m¨¢s justa, m¨¢s generosa. Espantado de una vez el fantasma del golpismo, ?qu¨¦ no podr¨¢n hacer los nuevos espa?oles? Las posibilidades son ilimitadas, porque este pa¨ªs tiene vitalidad, digan lo que quieran los c¨ªnicos. A m¨ª, como hispanista, y ahora como ciudadano, me estremece considerar que esta vez, por fin, se va a poder labrar una aut¨¦ntica democracia espa?ola. Participar, aunque m¨ªnimamente, en esta aventura lo tengo por un privilegio.
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