La investigaci¨®n de la muerte del doctor Malo se orienta a la identificaci¨®n del autor por testigos
La investigaci¨®n policial y judicial sobre la muerte del m¨¦dico Juan Carlos Malo se orienta hacia la hip¨®tesis de que la causa del homicidio fue un atraco, tras la declaraci¨®n prestada ayer ante el titular del Juzgado de Instrucci¨®n n¨²mero 3, de Madrid, Joaqu¨ªn Navarro Estevan, por el sacerdote que presenci¨® los hechos y los tres m¨¦dicos que cenaron esa noche con la v¨ªctima. El juez pregunt¨® con especial inter¨¦s a los testigos presenciales si podr¨ªan reconocer al agresor si les fuera mostrado, en caso de que prosperen las nuevas pistas policiales.
Las dos personas que presenciaron los hechos, el sacerdote Luis Mart¨ªn Ortega y el m¨¦dico Manuel Ambite, se mostraron esc¨¦pticos sobre el reconocimiento del autor. Mart¨ªn asegur¨® que no podr¨ªa reconocer a las personas que atacaron a Malo, de los que s¨®lo pudo afirmar que deb¨ªan de ser muy j¨®venes, "porque corr¨ªan mucho", y que el principal agresor era un joven delgado, de 1.70 metros de estatura, aproximadamente.Por su parte, Ambite, que hasta el momento no ha reconocido al autor del homicidio en ninguna de las numerosas fotografias que le ha mostrado la polic¨ªa, expres¨® ante el juez sus dudas sobre la posibilidad de identificar al homicida, incluso en el supuesto de que se reconstruyeran los hechos, con participaci¨®n en los mismos del presunto autor. Ambite declar¨® que aunque contempl¨® la cara crispada del atacante del doctor Malo, no sab¨ªa si ser¨ªa capaz de identificarle.
Por otra parte, tanto el testimonio de Ambite como el de los tambi¨¦n m¨¦dicos Antonio y Tom¨¢s Merina, padre e hijo (ambos, junto con Ambite, cenaron la noche de autos con Malo) avala la tesis policial -que los citados testigos comparten- de que se trat¨® de un intento de robo y que el ¨²ltimo en meterse en el coche, fuera quien fuera, habr¨ªa sido atacado. Seg¨²n estos testimonios, tras salir del restaurante, los cuatro m¨¦dicos pasaron por el coche de Malo, momento en el que Ambite hizo intenci¨®n de quedarse. Malo propuso acompa?ar a los doctores Merina hasta su veh¨ªculo, situado a 15 o 20 metros, y despu¨¦s regresaron por la calzada, Ambite se introdujo en el asiento contiguo al del conductor y Malo dio la vuelta al coche, por detr¨¢s, para ocupar su lugar al volante.
Seg¨²n Ambite, lo que escuch¨® tras ¨¦l, mientras observaba ante s¨ª la cara de sorpresa del acompa?ante del agresor, fue apenas un susurro, seguido de tres ayes de dolor del doctor Malo, en cuerpo a cuerpo con su atacante. Mientras se dirig¨ªan hacia el restaurante, Malo llevaba, seg¨²n Ambite, las llaves del coche en la mano y exclam¨® "me han pinchado, pero no es nada". El magistrado pregunt¨® qu¨¦ hab¨ªa dicho Malo durante su traslado en coche a la casa de socorro de La Latina, pero Ambite insisti¨® en que, aunque iba consciente, no dijo nada.
La declaraci¨®n del sacerdote no aport¨® grandes novedades, a excepci¨®n de la expresi¨®n "hijo de puta" que dijo haber o¨ªdo, procedente de los agresores o de alguno de los dos m¨¦dicos. Preguntado Ambite por estas palabras, dijo no recordarlas, aunque no descart¨® que las hubiera pronunciado ¨¦l mismo. La impresi¨®n del sacerdote es que se trat¨® de un vulgar atraco.
En cuanto a la posible relaci¨®n del crimen con los problemas de Malo con ASISA, tanto Ambite como los doctores Merina se?alaron que durante la cena Malo apenas se refiri¨® de pasada a sus problemas con dicha sociedad.
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