Nvedades en la RFA
LAS RECIENTES elecciones en el Land de Renannia del Norte-Westfalia han causado un impacto en la vida pol¨ªtica alemana que desborda ampliamente lo que suele ocurrir en el caso de elecciones municipales. Ello tiene su explicaci¨®n: se trata del Land de mayor poblaci¨®n de la RFA; la regi¨®n de las grandes concentraciones de industria pesada del Ruhr, particularmente golpeada por la crisis econ¨®mica. Desde 1966 ese Land ha sido un feudo de la socialdemocracia y cab¨ªa suponer que el desgaste en el poder del gobierno Kohl se tradujese en un movimiento pendular en favor del SPD. No ha sido as¨ª. Las elecciones han producido ciertas sorpresas; han sacado a la superficie tendencias nuevas en el electorado que, de confirmarse en las elecciones previstas en el a?o 1985 en Bremen, Sarre, Berlin Occidental, y en el propio Land de Renania-Westfalia, podr¨ªan modificar seriamente el horizonte pol¨ªtico en la RFA; con las l¨®gicas repercusiones en el debate pol¨ªtico en otros pa¨ªses europeos.?Cu¨¢les han sido esas novedades? En primer lugar, el crecimiento sustancial del partido de los Verdes. Este era insignificante en ese Land; hab¨ªa obtenido el 1,5% de los votos en 1979; esta vez ha alcanzado el 8,6. El Verde es adem¨¢s el ¨²nico partido que ha ganado votos. Incluso el SPD ha perdido votos, si bien sigue siendo el primer partido en el conjunto del Land. El segundo hecho notable ha sido que el partido liberal ha quedado por debajo de la barrera del 5 % de los votos; barrera que en la RFA tiene una significaci¨®n esencial, ya que es el m¨ªnimo que cualquier partido necesita para estar representado en los ¨®rganos electivos. Se confirma pues el proceso de decadencia de los liberales; si se extrapolase el resultado de las ¨²ltimas elecciones a las que deben celebrarse el a?o pr¨®ximo, har¨ªa falta prepararse a una eliminaci¨®n progresiva de los liberales de la vida pol¨ªtica alemana.
Por otra parte, el canciller Kohl, a los dos a?os de la formaci¨®n de su gobierno, est¨¢ sufriendo una erosi¨®n fuerte de su autoridad; los resultados evidentes que ha obtenido en ciertas esferas econ¨®micas son borrados por la persistencia de un paro muy elevado, superior a los dos millones de personas; la conflictividad social ha sido alta; y en una serie de choques internos en su gabinete, ha dado muestras de indecisi¨®n e inseguridad. Ahora, el fracaso de su partido y el hundimiento de los liberales en Renania-Westfalia le afecta de lleno: no se puede olvidar que la participaci¨®n de los liberales en el gobierno ha sido su baza principal para contener las aspiraciones de Strauss a desempe?ar una papel preponderante en Bonn; el ocaso liberal puede aumentar la desagradable hipoteca del CSU de Baviera sobre la democracia cristiana.
No son menores las sacudidas que la subida de los Verdes puede provocar en la izquierda. Como escribe el semanario Die Zeit: "de factor de perturbaci¨®n, los Verdes se han convertido en factor de poder". Despu¨¦s de las elecciones que estamos comentando, en siete grandes ciudades alemanas, el SPD necesita llegar a un acuerdo con los Verdes para formar una mayor¨ªa en los nuevos ayuntamientos. Una eventual cooperaci¨®n de socialdem¨®cratas y Verdes, y no s¨®lo en el nivel municipal, es ya tema obligado de discusi¨®n en el seno de la izquierda alemana. La negativa rotunda que, en un principio, fue la posici¨®n oficial del SPD, se ha ido erosionando. Existe ya el caso del Estado de Hesse, donde los socialdem¨®cratas gobiernan desde hace unos meses gracias a la no oposici¨®n, al consentimiento, sino al apoyo, de los Verdes. Pero un fuerte sector del SPD quiere ir m¨¢s lejos: el alcalde de Sarrebrucken, Oscar Lafontaine, preconiza incluso la presencia de un ministro verde en el futuro gobierno del Land del Sarre, en el caso de una victoria en las elecciones del pr¨®ximo a?o.
Estas perspectivas est¨¢n provocando discrepancias muy serias entre los Verdes. Recordemos que ese partido naci¨® de la conjunci¨®n de diversas corrientes; pero sobre todo con una vocaci¨®n de movimiento social, frente a los m¨¦todos de la pol¨ªtica tradicional; impulsado por la voluntad de descubrir nuevas formas de intervenci¨®n de los ciudadanos en las grandes opciones de la ecolog¨ªa y de los armamentos nucleares. El voto a los Verdes expresa un fen¨®meno que no es exclusivamente alem¨¢n: cierta crisis y p¨¦rdida de credibilidad de los partidos cl¨¢sicos; la protesta contra un juego pol¨ªtico que, en muchos casos, utiliza el voto de los ciudadanos para realizar una pol¨ªtica diametralmente distinta a la ofrecida en las campa?as electorales. Hoy existe un peligro de que, entrando en una coalici¨®n de poder, los Verdes pudiesen verse absorbidos por las servidumbres de un sistema que con tanta energ¨ªa han combatido. De hecho, al tener una doble naturaleza, movimiento social y partido pol¨ªtico, es l¨®gica que surjan en su seno tensiones divergentes. Es a la vez el contragolpe de los ¨¦xitos que est¨¢n cosechando.
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