Los censores se hicieron guionistas en 'El inquilino'
Jos¨¦ Antonio Nieves Conde, que hab¨ªa aportado al cine espa?ol algunos de sus primeros acercamientos al neorrealismo (Surcos) y alg¨²n que otro melodrama de gran impacto (Balarrasa), manteni¨¦ndose fiel a un esp¨ªritu que acompasaba la cr¨ªtica social con cierto conformismo moralizante, decidi¨® filmar en 1957 una s¨¢tira sobre el problema de la vivienda. De hecho era entonces un problema de primera mano que sensibiliz¨® tambi¨¦n a Ferreri en El pisito y m¨¢s tarde a Berlanga en El verdugo, al margen de ser materia f¨¢cil en los discursos de los ministros y, por tanto, de chistes. La censura interrumpi¨® las ilusiones de Nieves Conde con un proceso que forma parte de las m¨¢s ins¨®litas haza?as de su existencia. No s¨®lo retuvo el gui¨®n durante m¨¢s de un a?o y oblig¨® a que se reformara profundamente buena parte de sus pasajes, sino que prohibi¨® la pel¨ªcula una vez terminada, autoriz¨¢ndola s¨®lo varios a?os despu¨¦s y con un final completamente distinto.
Si la historia de la pel¨ªcula es la de un joven matrimonio (Fernando-Fern¨¢n G¨®mez y Mar¨ªa Rosa Salgado) al que desahucian de su ruinosa vivienda y en la que sufren mil y una experiencias en busca de un piso nuevo, la censura oblig¨® a que se incluyera uno de los m¨¢s delirantes cartones que se conocen: "El problema social de la vivienda es ¨¦l m¨¢s universal de los problemas d? nuestro tiempo. La sociedad tiene el deber. de sentirlo solidariamente y no confiar exclusivamente en el Estado, que, justo es reconocerlo, trata por todos los medios de resolver o aminorar tan grave problema. Esta pel¨ªcula, intenta sacar simb¨®licamente a la luz p¨²blica algunos de los fallos de la moderna sociedad en torno a este ingente hecho que tanto preocupa a nuestro Estado y a todos los hombres de buena voluntad".
No contentos con esto, los censores exigieron tambi¨¦n que el desenlace se expresara en t¨¦rminos optimistas: los reci¨¦n casados encuentran por sorpresa un hogar en el "barrio de la Esperanza", seguramente protegido por el Estado. De tal forma que lo que deb¨ªa ser un alegato contra la especulaci¨®n del terreno qued¨® convertido en ang¨¦lico tributo a la gloria del r¨¦gimen.
Los censores no pudieron evitar que las im¨¢genes insinuaran, en ¨²ltima instancia, lo que la realidad hac¨ªa palpable cada d¨ªa. Tan est¨²pido era su criterio como el de quienes los controlaban. Arrese, uno de los ministros, critic¨® al director porque "ning¨²n se?or de los que aparec¨ªan con corbata era buena persona".
Los que jugaron realmente fueron los censores. Erigi¨¦ndose en guionistas exigieron, por ejemplo, que se incluyera un piano de calendario con fecha anterior a su nombramiento, 1956, a?o en el que se reemplaz¨® a varios ministros (Educaci¨®n Nacional y Movimiento) y se cre¨® otro (Vivienda), como respuesta a las sonoras protestas que, especialmente en el campo universitario, comenzaban a o¨ªrse contra la situaci¨®n pol¨ªtica. En 1956 fueron detenidas por ello algunas destacadas personalidades, como Ram¨®n Tamames y Juan Antonio Bardem -mientras rodaba los exteriores de Calle Mayor- e incluso conocidos falangistas, como Dionisio Ridruejo.
Siendo falangista el propio Nieves Conde, los censores extremaron sus ojos y remacharon el car¨¢cter ruinoso del edificio del que desalojan al joven matrimonio, limaron las alusiones a la facilidad para adquirir viviendas, como dec¨ªa la publicidad, y prohibieron una frase que, al parecer, nunca hab¨ªan o¨ªdo: "Si los pobres no nos ayudamos...".
El inquilino se emite hoy a las 20.35 por la segunda cadena.
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