Los nacionalismos

A prop¨®sito de una carta de J. Tovar, que consider¨¦ de fondo anticatal¨¢n, me gustar¨ªa se?alar que en Catalu?a nadie es responsable de que los bancos y cajas castellanos hayan invertido sus dep¨®sitos fuera de su zona de captaci¨®n, y que los responsables de ellos son ¨²nicamente los gestores de las entidades financieras que as¨ª hayan actuado.Respecto al problema de no poder utilizar la lengua propia, en el caso del castellano, le dir¨¦ que me parece infinitamente m¨¢s doloroso no poderlo hacer ni siquiera en la propia casa, como nos ha pasado a los catalanes en Catalu?a. A quien no comprenda eso, que se imagine lo que le pasar¨ªa a un madrile?o si le dijeran que en su ciudad no pudiera utilizar el castellano ni en los ¨¢mbitos oficiales, ni en los medios de comunicaci¨®n, ni en la ense?anza, por poner tan s¨®lo unos ejemplos. Esto ha pasado en Catalu?a, con nuestra lengua, m¨²ltiples veces en la historia.

Finalmente, coincido con el firmante de aquella carta en que la exaltaci¨®n de los nacionalismos lleva el germen de una guerra. Esta guerra, desafortunadamente, ya tuvo lugar: fue hace m¨¢s de dos siglos y concluy¨® en 1714 con la ca¨ªda de Barcelona y la subsiguiente exaltaci¨®n del nacionalismo castellano-espa?ol. Ahora est¨¢ en nuestras manos la, posibilidad de superarse las consecuencias de aquello, y que las diferentes naciones arraigadas en esta pen¨ªnsula est¨¦n todas y cada una en las mismas condiciones para autoafirmarse y desarrollarse.-