'Tamborrada' al alba

Juan Pablo II lanz¨® ayer a los tamborreros aragoneses el mejor piropo que ¨¦stos pod¨ªan escuchar. "Se pueden alzar los muertos", les dijo desde el balc¨®n del palacio arzobispal de Zaragoza, a las 8.05 horas, cuando los tamborreros llevaban ya una hora exacta haciendo retumbar sus instrumentos sin una sola pausa.El Papa, con sotana, solideo blanco y capa roja, se asom¨® al balc¨®n del palacio arzobispal, donde hab¨ªa pernoctado, dio los "buenos d¨ªas" a los tamborreros, les inform¨®, con un "Sed seguros, ya est¨¢ presente", que hab¨ªan conseguido su objetivo de despertarle, y ech¨® el piropo. El clamor de los tambores de Arag¨®n pudo escucharse en bastantes metros a la redonda.

Para Mar¨ªa Arias, 16 a?os, estudiante de tercero de BUP en los Jesuitas de Zaragoza, la ma?ana del jueves hab¨ªa comenzado a las seis. En la calle de Alfonso, a cuatro pasos del Pilar, Ma r¨ªa hab¨ªa quedado citada con su compa?ero de estudios, Miguel ?ngel Anglada, 16 a?os, y con Fernando Dom¨ªnguez, 20 a?os y trabajador en una f¨¢brica de la capital aragonesa. Los tres j¨®venes son miembros de la cofrad¨ªa zaragozana del Descendimiento de la Cruz y Las L¨¢grimas de Nuestra Se?ora. Los tres luc¨ªan h¨¢bitos morados y portaban inmensos tambores con los que iban a despedir a Juan Pablo II.

Horas antes, cuando Juan Pablo II iba a retirarse a dormir, hab¨ªa preguntado a los j¨®venes que, permanecieron toda la noche en el Pilar: ?Saben rezar?. Un coro respondi¨®: "s¨ª". ?Saben evangelizar?. La respuesta fue ahora: "Sii¨ª". ?Saben dormir?. Y el Papa escuch¨® entonces: "Nooooooo".

Mar¨ªa, Miguel ?ngel y Fernando tomaron un caf¨¦ con leche en uno de los bares de la zona, que no cerr¨® sus puertas en toda la noche. Luego se reunieron, ante el palacio arzobispal, en la placeta de la Seo, con otros 100 tamborreros de diferentes cofrad¨ªas aragonesas. Empez¨® la misa de infantes ante la puerta lateral derecha de la Virgen del Pilar, y, en el momento justo en que los sacerdotes repart¨ªan la comuni¨®n, un estruendo, ins¨®lito para la mayor¨ªa de los forasteros, se alz¨® en la placeta de la Seo. Eran los tamborreros aragoneses, los m¨¢s famosos de los cuales son los de Calanda, la cuna de Bufluel. Una estatua de Goya, otro aragon¨¦s inmortal, daba la espalda a la escena. Eran las 7.05 horas y empezaba a clarear.

Durante una hora, hasta que el Papa sali¨® al balc¨®n, el centenar de cofrades, vestidos con r¨²sticas sotanas de color morado, marr¨®n, negro y blanco, sostuvo un continuado ritmo que erizaba la piel. Dicen que esta ancestral percusi¨®n aragonesa simboliza el quejido del mundo en el momento de la muerte de Cristo. A Juan Pablo II, desde luego, le despert¨®, y le di¨® ocasi¨®n de bromear acerca de la resurrecci¨®n de los muertos.