Duarte ofrece a la guerrilla la integraci¨®n en la vida pol¨ªtica y un di¨¢logo permanente a cambio del respeto a la democracia
Gobierno y guerrilla salvadore?os iniciaron ayer, tras m¨¢s de cuatro a?os de intercambiar disparos, la v¨ªa inexplorada del di¨¢logo. A las diez de la ma?ana (cinco de la tarde, hora peninsular) se reunieron unos y otros en la iglesia de La Palma, en medio de una gran expectaci¨®n popular. El presidente Jos¨¦ Napole¨®n Duarte propuso a los insurgentes crear una comisi¨®n paritaria para establecer un di¨¢logo permanente en torno a la paz y ofreci¨® a quienes decidan participar en el proceso democr¨¢tico un amplio abanico de medidas, que van desde la amnist¨ªa general a la reincorporaci¨®n a la vida civil, pasando por la legalizaci¨®n de todos los grupos que respeten el ordenamiento constitucional.
"Lo que voy a decir a los insurgentes es que ha cambiado la realidad pol¨ªtica de El Salvador, que ya no es la misma de los a?os 1978-1979, cuando ellos se fueron a combatir a las monta?as. Mi propuesta espec¨ªfica es que se incorporen a la revoluci¨®n democr¨¢tica", declar¨® Duarte antes de pasar a la iglesia, consagrada al Dulce Nombre de Mar¨ªa.Casi textualmente repetir¨ªa luego estas palabras en su discurso ante los insurgentes, a quienes pidi¨® que sustituyan el odio por la comprensi¨®n y la tolerancia. Duarte hizo hincapi¨¦ en que la paz es el resultado de un estado de conciencia individual y social que rechaza la agresi¨®n y promueve el di¨¢logo y la contienda pol¨ªtica democr¨¢tica expresada en las urnas.
"Dentro del marco de la Constituci¨®n de la Rep¨²blica, interpretando fielmente la voluntad del pueblo, con absoluta buena fe y con la voluntad pol¨ªtica de encontrar soluciones m¨¢s humanas, propongo la pacificaci¨®n del pa¨ªs garantizando para tal fin el espacio pol¨ªtico para que los alzados en armas puedan incorporarse a la vida y el trabajo dentro de la sociedad y participar en el proceso pol¨ªtico democr¨¢tico", dijo el presidente a los representantes de la guerrilla.
Para establecer este camino de paz, Duarte propuso el nombramiento de una comisi¨®n paritaria, integrada por seis representantes gubernamentales y otros tantos de los alzados en armas y moderada por un miembro de la Conferencia Episcopal, que celebrar¨¢ reuniones peri¨®dicas en fechas y lugares convenidos de com¨²n acuerdo entre sus miembros y el moderador. Entre las funciones de esta comisi¨®n estar¨¢n las de estudiar y discutir todos los asuntos que permitan llevar a cabo lo que el presidente denomina "oferta de paz". Todos los participantes en esa mesa se han de comprometer a mantener una absoluta reserva sobre las discusiones. Los acuerdos ser¨¢n sometidos finalmente al presidente de la rep¨²blica en forma de recomendaciones.
El presidente Duarte reiter¨® ante los representantes de la guerrilla que es indispensable poner fin a la violencia como m¨¦todo para obtener el poder y defendi¨® el proceso democr¨¢tico salvadore?o, expresado en la Constituci¨®n a trav¨¦s de un sistema pluralista basado en el respeto a las diferentes concepciones ideol¨®gicas, en el ejercicio de los derechos pol¨ªticos y en el reconocimiento de las libertades individuales.
A partir de que los alzados en armas acepten incorporarse al proceso democr¨¢tico, el presidente ofreci¨® una amnist¨ªa general inmediata e irrestricta para todos aquellos que hayan participado en delitos vinculados a la situaci¨®n de violencia pol¨ªtica; adoptar las medidas necesarias para que el Ej¨¦rcito garantice la libre circulaci¨®n de los guerrilleros que decidan reincorporarse a la vida civil; asegurar la participaci¨®n pol¨ªtica de todos los grupos que respeten el ordenamiento constitucional vigente; facilitar documentos a todos aquellos que decidan salir del pa¨ªs, realizando incluso los tr¨¢mites necesarios para que sean acogidos por otros Gobiernos; asegurar el regreso a sus lugares de residencia a todos aquellos que han sido desplazados por la violencia; proponer a la Asamblea Legislativa las disposiciones legales que permitan la inscripci¨®n de sus partidos pol¨ªticos y sus candidatos electorales; garantizar la libertad de expresi¨®n, y establecer programas especiales de rehabilitaci¨®n para atender a los lisiados de la guerra.
Las delegaciones
El presidente Jos¨¦ Napole¨®n Duarte, que viaj¨® a La Palma -localidad situada a unos 80 kil¨®metros de San Salvador y a cinco de la frontera con Honduras, en el departamento de Chalatenango- junto con todo el Gobierno, se hizo acompa?ar al interior de la iglesia por el ministro de Defensa, general Eugenio Vides Casanova; por el titular de la Presidencia, Julio Adolfo Rey Prendes; por el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Jos¨¦ Francisco Guerrero; por el designado por la asamblea, Ren¨¦ Fort¨ªn Maga?a, y por el empresario Abraham Rodr¨ªguez.La delegaci¨®n insurgente la integraban el comandante Fern¨¢n Cienfuegos, Nidia D¨ªaz, Facundo Guardado y el comandante Lucio. Todos ellos vest¨ªan uniforme de campa?a. El Frente Democr¨¢tico Revolucionario (FDR) estuvo representado por Guillermo Ungo y Rub¨¦n Zamora. La curiosidad popular por verlos de cerca se vio parcialmente frustrada, ya que penetraron en el templo por una zona lateral que estaba cerrada al p¨²blico. S¨®lo desde la puerta principal varios de ellos se volvieron hacia la multitud haciendo la se?al de la victoria.
El gran ausente fue el comandante Joaqu¨ªn Villalobos, que no pudo llegar hasta esta poblaci¨®n noroccidental de El Salvador. El m¨¢ximo jefe del Ej¨¦rcito Revolucionario del Pueblo (ERP) se qued¨® en el departamento de Moraz¨¢n, a unos 300 kil¨®metros de La Palma. El presidente Duarte admiti¨® ayer que la Cruz Roja Internacional se hab¨ªa puesto en contacto con ¨¦l la tarde anterior para tratar de facilitarle un helic¨®ptero civil. "Nada pudimos hacer, porque s¨®lo ten¨ªamos disponibles helic¨®pteros militares", se?al¨®.
Como testigos de calidad, la Iglesia nombr¨® al arzobispo Arturo Ribera y Damas y a los obispos Rodrigo Orlando Cabrera y Gregorio Rosa Chaves. En nombre de la Santa Sede asisti¨® tambi¨¦n el nuncio Giacomo Otonello.
La hist¨®rica entrevista se desarroll¨® en torno a una mesa rectangular de madera instalada ante el altar de la iglesia. Las iniciales 11 sillas tuvieron que ampliarse a 16.
El aparato de seguridad en el pueblo desmilitarizado corri¨® a cargo de los boy scouts, mientras la Cruz Roja se encarg¨® de garantizar la llegada de los representantes guerrilleros. Todo el trayecto de San Salvador a La Palma aparec¨ªa invadido de banderas blancas con una sola palabra: paz.
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