El Conservatorio de M¨²sica de Madrid
La escuela oficial de m¨²sica de Madrid se ha convertido en una fuente de frustraciones que amenaza con truncar cualquier deseo de perfeccionamiento de ni?o, joven o adulto que sienta dentro de s¨ª la emocionante llamada vocacional de la m¨²sica.Ya es de sobra sabido que en a?os anteriores las colas para matricularse de primero de solfeo eran interminables, y que cientos de padres ten¨ªan que guardar cola un par de d¨ªas, con sus noches, para tener la suerte de encontrarse entre el n¨²mero de los elegidos que pod¨ªan matricularse en el curso ofic?al de primero de solfeo. Este a?o cambi¨® el procedimiento, y se anunci¨¦ que la selecci¨®n se realizar¨ªa estudiando las solicitudes impresas entregadas por los aspirantes. Adem¨¢s se dio opci¨®n a los estudiantes procedentes de ense?anza libre para que solicitasen una plaza para poder continuar sus estudios de forma oficial en el conservatorio. Cientos de padres y alumnos presentamos ilusionada e ingenuamente nuestras solicitudes, tal y como se nos hab¨ªa exigido impreso debidamente cumplimentado, certificado m¨¦dico oficial declarando normales las condiciones de psicomotricidad y fonoaudici¨®n del aspirante a alumno, y documentaci¨®n oficial de los estudios musicales realizados. Al presentar la solicitud, entre el 17 y el 28 de septiembre, se nos comunic¨® que las listas de los alumnos admitidos se publicar¨ªan el d¨ªa 5 de octubre en el tabl¨®n de a?uricios del mismo conservatorio. El d¨ªa 5 de octubre nos dirigimos al canservatorio para comprobar las listas de los admitidos, y cu¨¢l no ser¨ªa nuestra sorpresa cuando o¨ªmos que nos comunican, de forma categ¨®rica y sin lugar a r¨¦plica, que "no hab¨ªa ni una plaza" para ningiino de los cursos de solfeo, piano, viol¨ªn, violonchelo, etc¨¦tera, es decir, para lo que casi todos hab¨ªamos solicitado plaza. Y cu¨¢l no ser¨ªa mi sorpresa al constatar que dos compa?eros de mi hijo, de nueve a?os, hab¨ªan sido admitidos, de oscura forma, en el curso de segundo de solfeo, que es el que yo hab¨ªa solicitado para mi hijo, ateni¨¦ndome rigurosamente al procedimierito legal, tal como lo hicieron tantos otros padres y estudiantes, desilusionados, de m¨²sica.
S¨®lo me queda por hacer una desesperada, pero firme, llainada a trav¨¦s de los medios de cornunicaci¨®n, y directamente al director del Real Conservatorio Superior de M¨²sica de Madrid e insignes organizadores de dicho conservatorio, para que intenten realizar una gesti¨®n digna y profesional, con el fin de que ¨¦ste sea realmente un ¨®rgano superior de ense?anza de la m¨²sica y que no descienda al terreno humillante del parip¨¦ y del amiguismo.-
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