Estupor en el Vaticano por la decisi¨®n de Juan Pablo II de autorizar la misa en lat¨ªn
La decisi¨®n del Papa de permitir que la misa pueda decirse de nuevo seg¨²n el rito de Trento est¨¢ causando estupor en el propio Vaticano. Los sacerdotes que lo soliciten podr¨¢n ser autorizados por los obispos a celebrar en lat¨ªn, con el misal de P¨ªo V, que naci¨® con el concilio de Trento, en el siglo XVI. Se advierte como un murmullo de desaprobaci¨®n y se califica de inoportuna esta decisi¨®n. Por primera vez, incluso en el ¨¢mbito de la congregaci¨®n romana, se nota, y no se esconde, la sorpresa por un gesto papal que se considera una imposici¨®n.
La instrucci¨®n enviada a todos los obispos del mundo en la que se comunica la voluntad del Papa de conceder el indulto a quienes a?oran el lat¨ªn est¨¢ firmada por el proprefecto de la Congregaci¨®n para el Culto Divino, el arzobispo Augusto Mayer y por el secretario de dicho dicasterio, el arzobispo Virgilio Noe, pero lo cierto es que la misma congregaci¨®n ha hecho saber a algunos periodistas que ellos no han hecho otra cosa que firmar un documento recibido del Papa, sin consultarles.Al parecer, la congregaci¨®n que Mayer preside desde hace s¨®lo seis meses se dividi¨® a la hora de decidir sobre la oportunidad de la medida papal. M¨¢s a¨²n el anterior prefecto, el cardenal Giuseppe-Casoria, se hab¨ªa negado a firmar la carta del Papa que autorizaba el permiso para poder volver a la misa tridentina. Aunque no se pueda decir que la de culto es una congregaci¨®n progresista, s¨ª es cierto que su secretario, el arzobispo Noe, hab¨ªa sido el brazo derecho de Pablo VI en la reforma lit¨²rgica del concilio Vaticano II, y que estuvo al lado del papa Montini en todas las grandes ceremonias en la bas¨ªlica y en la plaza de San Pedro.
Lo que ha sorprendido incluso a los curiales m¨¢s moderados ha sido el hecho que Juan Pablo II haya tomado una decisi¨®n semejante contra el parecer expl¨ªcito de la mayor parte del episcopado mundial, que, consultado en 1980 sobre la oportunidad de permitir el misal de P¨ªo V y el 98,8, respondi¨® negativamente. La congregaci¨®n para el culto, presidida entonces por el cardenal Casoria, public¨® en la revista interna de su dicasterio, Notitiae, el resultado de dicho sondeo. En la revista se afirma que los obispos hab¨ªan justificado su voto negativo a la vuelta de la liturgia tridentina afirmando que dicha decisi¨®n "no sena motivo de paz, sino de grave divisi¨®n y ruptura en la Iglesia y de la p¨¦rdida real de autoridad por parte de la jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica", y a?ad¨ªan que, la concesi¨®n "crear¨ªa m¨¢s problemas que los que intenta resolver".
Los obispos que se demostraron contrarios -la inmensa mayor¨ªa-, afirmaron que la concesi¨®n llevar¨ªa al interior de las varias comunidades eclesiales "una actitud de desprecio" a cuanto fue "establecido por el Concilio Vaticano Il y el Santo Padre, lo cual significar¨ªa una herida grave contra la comuni¨®n y la unidad de la Iglesia". El resultado de la consulta, a la que respondieron cerca de 2.000 obispos, fue entregado al Papa. Y la misma Congregaci¨®n para el Culto Divino estaba convencida que la cuesti¨®n hab¨ªa quedado as¨ª zanjada.
Condiciones
De ah¨ª la sorpresa cuando la respuesta del papa Wojtyla fue que por lo menos a ese peque?o grupo que segu¨ªa insistiendo por volver al viejo rito tridentino era necesario concederle un indulto para no defraudarlo. Eso s¨ª, bajo algunas condiciones: que s¨®lo el obispo puede conceder dicho privilegio, que quien lo recibe debe declarar que no lo hace como un gesto "contra el concilio", que si celebra la misa con el rito del misal de P¨ªo V, revisado en 1962 por Juan XXIII, debe celebrarla ¨ªntegramente en lat¨ªn y sin mezclar partes del rito posconciliar.Evidentemente, Juan Pablo II ha querido salir al paso de los peque?os grupos ultras, sobre todo del obispo rebelde franc¨¦s suspendido a divinis por Pablo VI Marcel Lefebvre, para quitarles posibles armas de amenaza de cismas o rupturas. Como tambi¨¦n ha querido satisfacer la nostalgia de algunos sacerdotes. y grupos cat¨®licos tradicionalistas, probablemente de las mismas iglesias del silencio, que nunca hab¨ªan digerido completamente la revoluci¨®n conciliar y que, aun sin haber desobedecido abiertamente, hab¨ªan seguido siempre esperando la gracia de poder volver a la vieja liturgia.
Los contrarios a la decisi¨®n papal afirman que para los tradicionalistas rebeldes de nada servir¨¢ el indulto, porque seguir¨¢n sin aceptar el Concilio Vaticano II, que consideran una herej¨ªa. Y comentan que lo grave no es celebrar la misa en lat¨ªn, sino querer celebrarla con el rito del Concilio de Trento, que supone otra concepci¨®n de la liturgia, contraria a la nueva mentalidad del Vaticano II.
El Papa s¨®lo ha hecho, seg¨²n algunos observadores, un gesto de misericordia y de condescendencia para con los nost¨¢lgicos. Pero para los que en estos momentos han vivido y luchado para abrir caminos nuevos en la nueva liturgia cat¨®lica, esta decisi¨®n de Juan Pablo II es m¨¢s bien un s¨ªntoma simb¨®lico y preocupante, porque podr¨ªa significar la primera piedra de una vuelta hacia atr¨¢s de las conquistas del Concilio Vaticano II, el primero de la Iglesia que abri¨® una esperanza no s¨®lo para los cat¨®licos, sino para los hombres de buena voluntad, a quienes se hab¨ªa dirigido Juan XXIII, primero, y Pablo VI, despu¨¦s.
Entre las primeras reacciones de signo opuesto y expresadas p¨²blicamente figuran las del ex presidente de la Rep¨²blica italiana Giovanni Leone, que tuvo que dimitir antes de acabar su mandato, quien ha dado p¨²blicamente las gracias al papa Juan Pablo II por haber permitido la misa en lat¨ªn, y la del padre David Turoldo, gran amigo de Juan XXIII, que desde hace a?os est¨¢ trabajando en la traducci¨®n del misal de Pablo VI. El padro Turoldo, que tiene una comunidad en el pueblo donde naci¨® el papa Juan, escrib¨ªa ayer: "Es una gran tristeza. Vivimos un momento de gran aflicci¨®n. A la grande pascua de Juan XXIII sigue el tiempo actual de pasi¨®n y de muerte, en espera de otras resurrecciones". Los obispos italianos, por su parte, se han limitado a decir que han sido cogidos de sorpresa y que ahora tienen que meditar la decisi¨®n del Papa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.