Novedades y olvidos en la temporada sinf¨®nica bilba¨ªna
La temporada sinf¨®nica 1984-1985, que se desarrollar¨¢ en la capital vizca¨ªna hasta el pr¨®ximo mes de junio, a un ritmo de unos cinco conciertos mensuales, acaba de dar comienzo en el teatro Campos El¨ªseos con algunas novedades. La primera de ellas afecta a una cuesti¨®n de m¨¦todo: por fin se ha programado con una antelaci¨®n razonable. Gracias a ello, sabemos que se interpretar¨¢n un total de 28 programas, repartidos entre las dos orquestas vascas, 18 a cargo de la Sinf¨®nica de Bilbao (OSB) y de los 10 correspondientes a la serie de abono de la de Euskadi (OSE) ser¨¢n s¨®lo ocho los ofrecidos por este conjunto. Los dos restantes han sido cedidos por ¨¦sta, respectivamente, de nuevo a la formaci¨®n bilba¨ªna y a la de Santa Cecilia, de Pamplona, a t¨ªtulo (un tanto pintoresco, por lo endog¨¢mico) de orquestas invitadas.Las novedades se extienden tambi¨¦n al repertorio, en el que se dan cita autores como Berg, Kod¨¢ly, Milhaud, Bart¨®k, Respighi (OSB), o Hindemith y Shostakovich (OSE), aun cuando hayan de hacerlo la mayor¨ªa de las veces a trav¨¦s de sus obras m¨¢s difundidas. En cualquier caso, se anuncian composiciones de indudable inter¨¦s. As¨ª, las incluidas en un monogr¨¢fico Brahms; el oratorio Israel en Egipto (OSE); la Sinfon¨ªa en la menor, de Elgar; El mandar¨ªn maravilloso; La cuarta, de Baughan y Williams; el ciclo completo de los conciertos pian¨ªsticos de Beethoven, o la versi¨®n concertante del Orfeo, de Gluck (OSB).
Pero el impulso innovador tiene sus l¨ªmites, y languidece al llegar al cap¨ªtulo de artistas invitados, donde no se halla apenas un solo nombre de relieve que no repita actuaci¨®n: Juzeau, Max, Vald¨¦s y Roberto Venzi (OSE); Vanderzand, Satanowski, Colman, Pearce, Garc¨ªa Asensio (OSB), todos ellos bien conocidos ya, son las m¨¢s interesantes entre las batutas. Se abusa, una vez m¨¢s, de los solistas aut¨®ctonos, y lo malo es que el af¨¢n localista ya ni siquiera se detiene tras el prestigio de las viejas glorias.
El resto se disuelve en un c¨²mulo de asignaturas pendientes: la de los directores titulares; la de la eterna indigencia organizativa -que depara este a?o (OSB) perlas tan chuscas como la de asignar el t¨ªtulo-acertijo de 5 arias para bar¨ªtono, basadas en la I sinfon¨ªa de Mahler, a las celeb¨¦rrimas Canciones del camarada errante, del Bohemio-. La consolidaci¨®n de las plantillas instrumentales y la colaboraci¨®n efectiva entre las dos orquestas son algunas de las necesidades perentorias que claman a¨²n por ser resueltas.
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