Marcia Hayd¨¦e: "Nuestro estilo es la ausencia de estilo"
El Stuttgart Ballet inicia sus actuaciones en Madrid
La Rep¨²blica Federal de Alemania, sus formidables tradiciones sinf¨®nicas y oper¨ªsticas no le impiden ser el Estado europeo que m¨¢s dinero gasta en promocionar el ballet. Una de sus compa?¨ªas, la Stuttgart Ballet, que es la que goza de mayor prestigio, actu¨® hace 10 a?os en el Teatro de la Zarzuela e inici¨® anoche, dentro del Festival de Oto?o, en el Palacio de Deportes de Madrid, cinco representaciones de La fierecilla domada, un ballet de John Cranko que los ballet¨®filos madrile?os ya conocen. Marcia Hayd¨¦e, la directora de la compa?¨ªa, define as¨ª su est¨¦tica: "Nuestro estilo es la ausencia de estilo".
"Mientras yo sea la directora, esta formaci¨®n seguir¨¢ siendo la Compa?¨ªa de John Cranko", dice Marcia Hayd¨¦e. Justas palabras en homenaje al hombre que en s¨®lo 12 a?os -los comprendidos entre 1961, a?o en el que se hizo cargo del ballet del Teatro del Estado de W¨¹ttemberg, y el 26 de junio de 1973, fecha en la que pereci¨® en accidente- puso en pie una compa?¨ªa ejemplar y elabor¨® unas coreografias un¨¢nimemente aplaudidas.Sus 60 componentes la convierten en una compa?¨ªa de tipo medio, pero su preparaci¨®n es muy buena, la Escuela de Stuttgart pasa por ser una de las mejores de Europa; y de la vitalidad de la formaci¨®n habla muy claro el hecho de que John Neumeier y Jiri Kyli?n, dos nombres fundamentales en el panorama de la creaci¨®n coreogr¨¢fica actual, han surgido de entre sus filas.
John Cranko se form¨® profesionalmente en el Sadler's Wells Ballet, hoy Royal Ballet brit¨¢nico, y en su escuela. Aunque hizo amplio uso de una sabia libertad, su obra es respetuosa con la tradici¨®n, y es una l¨®gica evoluci¨®n de ¨¦sta, como lo demuestran sus tres grandes triunfos ante el gran p¨²blico, Romeo y Julieta, Eugenio Oneguin y La fierecilla domada.
A su muerte le sucedi¨® Glen Tetley, y en 1976 asumi¨® la direcci¨®n Marcia Hayd¨¦e, una grand¨ªsima bailarina con asombrosa capacidad de comunicaci¨®n tanto en el terreno dram¨¢tico como en el c¨®mico. "Soy brasile?a de nacimiento, hablo espa?ol porque mi madre es argentina y porque trabaj¨¦ en la Compa?¨ªa del Marqu¨¦s de Cuevas y en ella mucha gente se expresaba en este idioma. Comenc¨¦ a bailar en Brasil, a los 15 a?os ingres¨¦ en la Escuela del Royal Ballet, trabaj¨¦ dos a?os con esa compa?¨ªa, despu¨¦s estuve durante cuatro en la del Marqu¨¦s de Cuevas y llevo 20 a?os en el Stuttgart Ballet. No me gusta interpretar el repertorio, aunque con mi compa?¨ªa he bailado La s¨ªlfide en la versi¨®n de: Peter Shaufus, Giselle, El lago de los cisnes y La bella durmiente, y aunque considero que es muy conveniente, para los bailarines con base acad¨¦mica, bailar el repertorio, pues es como darle vitaminas al cuerpo, las mejores vitaminas".
El verdadero reencuentro con el Stuagart Ballet se ha producido en el Liceo barcelon¨¦s, donde a lo largo de tres semanas ha sido posible hacerse idea de la situaci¨®n de esta importante compa?¨ªa. Su cuerpo de baile, aunque ha exhibido frecuentes desajustes es magn¨ªfico; Suz¨¢nne Hanke, VIadimir Klos, Tamas Dietrich, y sobre todo Birgit Keill, entre otros, son verdaderas figuras; la legendaria pareja formada por Marcia Hayd¨¦e y Richard Cragun sigue siendo irremplazable, porque la capacidad l¨ªrica de Marcia y sus portentosos brazos siguen intactos, y porque la presencia de Richard se impone aunque el paso del tiempo le ha restado brillo a sus famosos triples "tour en l'air".
Respecto de los nuevos rumbos que ha tomado el Stuttgart Ballet bastar¨ªa con decir que en el escenario del Liceo se mont¨® una preciosa versi¨®n de la Ga?t¨¦ Parisienne, de Maurice B¨¦jart, en la que Mark McCIain, un buen bailar¨ªn, no consigui¨® hacer olvidar las haza?as de V¨ªctor Ullate; pero quiz¨¢ sean m¨¢s elocuentes las palabras de Marcia Hayd¨¦e: "Tenemos coeograf¨ªas de Hans van Manen, de Jiri Hyli?n, de John Neumeier y de Maurice B¨¦jart, Viena, Viena, s¨®lo t¨², otro inspirado en Greta Garbo que se titula Divina, y otro inspirado en Isadora Duncan y que es diferente que el que realiz¨® para Plisetskaya".
Los core¨®grafos
En nuestro tiempo interesa m¨¢s el autor que el int¨¦rprete; la tentaci¨®n de conocer su opini¨®n sobre la pol¨¦mica entre los core¨®grados americanos y los europeos es irresistible: "Balanchine ha muerto, Anthony Tudor ya no crea, all¨¢ s¨®lo tienen al gran Jerome Robbins. Aqu¨ª tenemos cuatro nombres de primer¨ªsima fila: B¨¦jart, Neumeirer, Kyli?n y Manen". Gustos aparte, all¨ª se olvida de Paul Taylor y aqu¨ª de Heinz Sporerli y Kenneth Mac Millan". Y para terminar: "Estoy de acuerdo en que nuestra visita a Madrid est¨¢ desaprovechada. Te puedo asegurar que nosotros no hemos impuesto La fierecilla domada, que Madrid ya conoce; s¨¦ que su programaci¨®n est¨¢ relacionada con problemas de escenario, pero hubi¨¦ramos podido montar Opus 1 e Initialen, que o no tienen decorados o no los precisan".
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