Afueras
Tr¨¢gicos, condolidos. La experiencia de tener una moneda que se deval¨²a con los a?os ha sido tan consustancial a nuestra historia que todo fen¨®meno contrario ser¨ªa probablemente imposible. La peseta es una divisa anciana y, desde Estados Unidos, esta es la m¨¢s f¨¢cil deducci¨®n aplicada a toda Europa. Ante la libra, la peseta, la lira, el d¨®lar es un gara?¨®n cuyas alzas s¨®lo pueden asombrar a los ignorantes.D¨ªa tras d¨ªa, a trav¨¦s de la cotizaci¨®n, los norteamericanos contemplan el allanamiento del Viejo Continente. Una habitaci¨®n en el Plaza de Madrid vale lo mismo que un cuartucho en un modesto hotel de Nueva York, donde sus mismos clientes protestan de la suciedad escribiendo con rotulador en las almohadas. Un cocinero en Manhattan gana m¨¢s que el presidente del Gobierno espa?ol, y a cambio de cenar unos amigos en un buen restaurante de Boston se le puede regalar un video-game a un hijo. Es una sensaci¨®n muy rarala que produce esta riqueza derivada de las divisas. A fin de cuentas, ning¨²n obrero de la General Motors, que devenga por t¨¦rmino medio seis millones de pesetas al a?o, ha hecho algo muy superior a lo que hiciera un trabajador de Almusafes. Pero v¨¦ase lo que son las cosas. Al tipo de Detroit le ha designado el destino por v¨ªa parental para cruzar Algemes¨ª como un privilegiado. S¨®lo la geograf¨ªa y nada m¨¢s que la geograf¨ªa es capaz de producir estos prodigios. Cada vez que uno entrega tantas pesetas para que se le conviertan en tan pocos d¨®lares siente la sensaci¨®n de encontrarse ante una c¨¢mara de condensaci¨®n de cuyos pat¨¦ticos resultados s¨®lo conseguir¨ªa dar explicaci¨®n la f¨ªsica. La teor¨ªa de las part¨ªculas d¨¦biles es un mixto al lado de esta hoguera.
?Qu¨¦ creen ustedes, sin embargo, que siente el norteamericano com¨²n con esta quimera? Nada. ?Europa? ?El mundo? Efectivamente, nada m¨¢s excitante que ese desconocido paraje del exterior. Pero, efectivamente, si eso son las afueras o incluso a veces las afueras de las afueras, de las que, como en el caso de Espa?a, raramente hablan los peri¨®dicos, ?c¨®mo puede pensarse que no resulte m¨¢s barato?
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