Los obispos estimulan a los espa?oles a que donen sus ¨®rganos en caso de muerte

La Comisi¨®n Episcopal de Pastoral ha hecho p¨²blica una exhortaci¨®n en la que expresa su aliento y est¨ªmulo en la donaci¨®n de ¨®rganos y muestra su reconocimiento a quienes ya han manifestado su voluntad de donarlos en caso de muerte. Los cuatro obispos integrantes de la Comisi¨®n Episcopal de Pastoral anuncian en el mismo documento su "voluntad de ser, en cuanto sea posible, donantes de cualquier parte de nuestro cuerpo que pudiera ser ¨²til, tras nuestra muerte, a cualquiera de nuestros hermanos".

Los autores del documento y donantes voluntarios son los titulares de las di¨®cesis de Huesca y presidente de la comisi¨®n, Javier Os¨¦s; de Mallorca, Teodoro ?beda Gramaje; de Ibiza, Jos¨¦ Gea Escolano y de Menorca, Antonio Deig. Esta decisi¨®n la manifiestan en la exhortaci¨®n pastoral titulada La donaci¨®n de ¨®rganos.

"En Espa?a", dicen los obispos, "hay en estos momentos unos 10.000 enfermos que siguen viviendo gracias a la di¨¢lisis. Y la cifra tiende a crecer. Y, aunque bendicen esta t¨¦cnica curativa que les permite vivir y hasta, en alguna medida, seguir trabajando y hacer una vida casi normal en apariencia, conocen tambi¨¦n la esclavitud de vivir, cuatro horas, tres veces a la semana, encadenados a la m¨¢quina que purifica su sangre. Viven, pero en libertad vigilada".

Para los obispos de la Comisi¨®n Episcopal de Pastoral, "es ¨¦ste un problema que debe preocuparnos seriamente como cristianos: enfermos que hasta ahora s¨®lo pod¨ªan ser tratados en la hemodi¨¢lisis que prolonga la vida en condiciones precarias, hoy tienen una soluci¨®n m¨¢s definitiva gracias a los trasplantes de ri?¨®n".

Subrayan los prelados que, "aparte del coste de su tratamiento, que supone para el pa¨ªs m¨¢s de 30.000 millones de pesetas al a?o, sus existencias quedan, en lo familiar, en lo laboral, en su misma psicolog¨ªa, duramente conmocionadas. Son muchos los que ven pasar y pasar los a?os en espera de lo que ser¨ªa su soluci¨®n definitiva: un trasplante que, ¨¦ste s¨ª, les permitir¨ªa regresar a su vida plena y normal. Nos preocupa esta situaci¨®n e igualmente la de los enfermos card¨ªacos, hep¨¢ticos, diab¨¦ticos, con ceguera, etc¨¦tera, cuya soluci¨®n puede estar en el trasplante".

Los obispos califican de "asombroso" que uno de los motivos que frenan la generosidad en la donaci¨®n de muchos sea el religioso y afirman: "Nosotros, como pastores de la Iglesia, tenemos la obligaci¨®n de disipar esos temores".

"Es cierto", se?alan, "que se exigen algunas condiciones que garanticen la moralidad de los trasplantes de muerto a vivo: que el donante, o sus familiares, obren con toda libertad y sin coacci¨®n, que se haga por motivos altruistas y no por mercader¨ªa, que exista una razonable expectativa de ¨¦xito en el receptor, que se compruebe que el donante est¨¢ realmente muerto".

En este sentido, los obispos manifiestan que, cumplidas estas condiciones, "no s¨®lo no tiene la fe nada contra tal donaci¨®n, sino que la Iglesia ve en ella una preciosa forma de imitir a Jes¨²s, que dio la vida por los dem¨¢s".